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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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lunes, 8 de enero de 2018

El Control de la Instalación Foránea

La condición de un guerrero es librarse de la persona que cree ser, de no identificarse con ella. Un guerrero sólo puede estar en el estado de conciencia de sí, y cada paso en el camino en esa dirección significa esfuerzo. Nada puede ocurrir por sí mismo. Si cambiamos nuestro ser, las cosas serán diferentes, pero en este estado nada puede ser diferente.

La instalación foránea realmente no se adapta. Adaptarse en el sentido corriente significa, más o menos, una acción controlada. La instalación foránea reacciona de modo diferente, según lo que es, pero no puede adaptarse. Y necesariamente no torna más cómodas las cosas, no se puede confiar en ella. Se debe entender que no se puede tener el mínimo control de la instalación foránea. Cuando empezamos a verla, comprendemos que lo controla todo y que nada puede controlarla. Un guerrero debe separar en él lo que puede controlar y lo que no puede controlar. Lo que no puede controlar pertenece a la instalación foránea, y lo que puede controlar pertenece a su ser real.

Primero, se deben conocer todos sus rasgos, y luego debe pensar correctamente, antes de intentar destronar a la instalación foránea. Cuando se piensa correctamente, hallarás modos de tratarla. No debes justificarla; ella vive de la justificación, e incluso de la glorificación, de todos sus rasgos. En cada momento de nuestra vida, incluso en los momentos tranquilos, estamos siempre justificándola, considerándola legítima y encontrándole todas las excusas posibles; eso es pensamiento equivocado.

Al empezar a acechar la instalación foránea, empezamos a ver cada vez más las rutinas. Paralelamente con la comprensión de nuestras rutinas, hacemos el intento de cómo salir de ellas por medio de la creación de algo que no sea automático. ¿Cómo podemos hacerlo? Primero, debemos pensar sobre lo que queremos, separar lo importante de lo no importante. Acecharse a uno mismo, el deseo de conocer las propias debilidades y seguir las premisas del camino, la lucha por ser conscientes, no son actos mecánicos; de eso podemos estar seguros. Y si miramos desde este punto de vista, veremos en nosotros muchas cosas imaginarias. Estas cosas imaginarias pertenecen a la instalación foránea: las emociones imaginarias, los intereses imaginarios, las ideas imaginarias sobre nosotros mismos. Debemos comprender cuánto estamos en poder de la instalación foránea y de cosas inventadas por ella, que no tienen existencia real. Hay que aprender a separar en nosotros aquello de lo que realmente depende nuestra vida, de aquello de lo que no depende. Eso puede servir como comienzo. Conocernos mejor nos ayudará a despertar.

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