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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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viernes, 8 de marzo de 2024

Serie Larga de Tensegridad Denominada La Postura del Guerrero

Cada uno de nuestros movimientos... es una transición inconsciente de una postura habitualmente automática a otra igualmente automática.

El estilo de los movimientos y las posturas de cada época, cada raza, cada clase, está indisolublemente conectado con formas distintivas de pensamiento y de sentimiento. Y están tan estrechamente unidos que un hombre no puede cambiar ni la forma de su pensamiento ni la forma de su sentimiento sin haber cambiado su muestrario de posturas.

Las formas de pensamiento y de sentimiento pueden ser llamadas posturas de pensamiento y de sentimiento. Cada hombre tiene un número definido de posturas intelectuales y emocionales, al igual que tiene un número definido de posturas en movimiento: y sus posturas móviles, intelectuales y emocionales están todas interconectadas.
Por lo tanto, un hombre nunca puede escapar de su propio repertorio de actitudes intelectuales y emocionales a menos que se cambien las formas del movimiento de sus posturas en el cuerpo.

Un análisis psicológico y el estudio de las funciones psicomotoras, aplicadas de cierta manera, demuestran que cada uno de nuestros movimientos, voluntarios o involuntarios, es una transición inconsciente de una postura automáticamente determinada a otra igualmente automática y precisa. Es una ilusión que nuestros movimientos sean voluntarios, en realidad nuestros movimientos son automáticos.

Nuestros pensamientos y sentimientos son igualmente automáticos. Y el automatismo de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos está definitivamente conectado con el automatismo de nuestros movimientos. Uno no puede ser cambiado sin el otro. Y si, por ejemplo, la atención de un hombre se concentra en cambiar el automatismo del pensamiento, los movimientos acostumbrados, así como las posturas usuales, van a impedir el nuevo modo de pensamiento creando las antiguas asociaciones habituales.



Explicación de los movimientos que componen la serie larga denominada la Postura del Guerrero y que fueron presentadas por primera vez en el Seminario de Pomona CA 1/99

1. Limpiando el Vínculo con el Intento
Primero la izquierda, después la derecha. El dorso de la mano izquierda cepilla el brazo izquierdo extendido, desde el hombro hasta las yemas de los dedos y vuelve hacia arriba, de nuevo hasta el hombro, rozando con las yemas de los dedos. Después vuelve a cepillar con el dorso hasta la mano.

Repetir los mismos movimientos con el brazo derecho extendido.

2. Frotar Vivamente las Palmas de las Manos al nivel del pecho varias veces. Extender la energía generada por el frotamiento hacia atrás desde las cejas, hasta la cima de la cabeza y la parte de atrás del cuello.

Hacer una pausa breve y después sacudir ambas manos vigorosamente desde las muñecas durante varios segundos. Hacer una pausa y sentir el pique en las yemas de los dedos.

Después alzar y agitar el pie izquierdo brevemente. Después el derecho.

3. Realizar "Moliendo Energía con los Pies”.
Pivotando sobre las puntas de los pies de izquierda a derecha, y golpeando el suelo con los talones, acompañando con los brazos. Realice durante varios segundos.

Durante unos segundos y para alcanzar el equilibrio, el cuerpo gira sobre las eminencias metatarsianas de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.

Se doblan los brazos a la altura de los codos mientras las manos apuntan hacia fuera y las palmas están enfrentadas. Los brazos se mueven con impulso desde los hombros y los omóplatos. Este movimiento de los brazos, simultaneando con el de las piernas, como al caminar (el brazo derecho se desplaza al mismo tiempo que la pierna izquierda y a la inversa) provoca la total participación de las extremidades y los órganos internos.

Una de las consecuencias físicas de moler energía de esta manera es el aumento de la circulación en los pies, las pantorrillas y los muslos hasta la zona de la entrepierna. A lo largo de los siglos los chamanes lo han utilizado para restablecer la flexibilidad de las extremidades lesionadas por el uso cotidiano.

4. “Activar” – Conectar el Cuerpo
Conectar el cuerpo se trata de un acto singular en el que todos los músculos del cuerpo y, en concreto, el diafragma se contraen durante un instante. Los músculos del estómago y del abdomen se sacuden, lo mismo que los que rodean los hombros y los omóplatos. Los brazos y las piernas se tensan simultáneamente con la misma fuerza, aunque sólo durante un segundo. A medida que se progresa en la ejecución de los movimientos, se aprende a mantener más tiempo esta tensión.

Conectar el cuerpo no tiene nada que ver con el estado de tensión corporal que caracteriza nuestra época. No podemos decir que el cuerpo está conectado cuando la tensión responde a las preocupaciones o al exceso de trabajo y los músculos del cuello están rígidos. Relajar los músculos o alcanzar un estado de serenidad tampoco significa desconectar el cuerpo. Según los chamanes del antiguo México, con los pases mágicos el cuerpo se pone en alerta y se prepara para actuar.

5. Realizar Moliendo energía con tres deslizamientos de los pies
Los pies giran tres veces sobre los talones, repitiendo el movimiento del pase mágico anterior.
Se realiza una pausa fugaz y se vuelve a girar tres veces. Cabe destacar que en este pase mágico, la clave radica en el desplazamiento de los brazos que avanzan y retroceden rápidamente.

El efecto se incrementa si la energía se muele de manera discontinua.

La consecuencia física de este pase mágico consiste en una rápida oleada de energía por si hay que correr, huir del peligro o cualquier otra cosa que exija una intervención veloz.

6. Realizar dos series de tres cuentas de: "Mezclar Energía Golpeando el Suelo con los Talones."
Este pase mágico es similar a caminar sin moverse del sitio. La rodilla sube rápidamente mientras la punta del pie se apoya en el suelo. La otra pierna sustenta el peso del cuerpo. Éste pasa de una a otra, reposa en la pierna que no se mueve y es la otra la que ejecuta el movimiento. Los brazos se mueven igual que en el pase mágico anterior.

La consecución física de este pase mágico es la sensación de bienestar que impregna la zona pélvica después de ejecutar los movimientos. El movimiento de las rodillas y los pies no es continuo. Se interrumpe después de que los talones se posan tres veces en el suelo de manera alterna. La secuencia es la siguiente: izquierda, derecha, izquierda y pausa; derecha, izquierda, derecha y pausa.

7. Recoger energía con las plantas de los pies y hacerla subir por el interior de las piernas.
Las plantas izquierda y derecha ascienden alternativamente por el interior de la pierna contraria y casi la rozan. Es importante arquear un poco las piernas, permaneciendo de pie con las rodillas dobladas.

Con este pase mágico forzamos el ascenso de la energía para el intento por el interior de las piernas, lugar que según los chamanes es la zona de almacenamiento de la memoria cinética. Este pase mágico se emplea para liberar la memoria de los movimientos o facilitar el recuerdo de nuevos movimientos.

8. Elevar energía desde las plantas de los pies
La rodilla izquierda se inclina y se eleva tanto como sea posible hacia el tronco, que está algo inclinado y casi la toca. Los brazos permanecen extendidos y forman una prensa que aferra la planta del pie. Lo ideal sería asir de manera ligera la planta del pie y soltarla instantáneamente.

El pie desciende hasta el suelo mientras, con una enérgica sacudida, los brazos y las manos ponen en juego los músculos pectorales y de los hombros y se elevan a los lados de las piernas hasta la altura del páncreas y el bazo. Se repite el mismo movimiento con el pie derecho, elevando las manos desde el pie hasta la altura del hígado y la vesícula biliar. Los movimientos se ejecutan alternativamente con una pierna y la otra.

La inclinación del tronco permite que la energía de las plantas de los pies se traslade a los dos centros energéticos vitales que rodean el hígado y el páncreas. Este pase mágico contribuye a la consecución de la flexibilidad y alivia problemas digestivos.

9. Agitar energía con las rodillas
Se dobla la rodilla izquierda inclinándola hacia la derecha tanto como se pueda, como dando un rodillazo lateral, mientras el torso y los brazos giran delicadamente hacia el otro lado, también tanto como se pueda.

Se vuelve a colocar la pierna izquierda en posición de pie, ejecutando el mismo movimiento con la rodilla derecha y alternando entre una y otra.

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jueves, 7 de marzo de 2024

El Punto de No-Compasión

Existe un umbral que, una vez franqueado, no permite retiradas. Normalmente, desde el momento en que el espíritu toca la puerta, pasan años antes de que la persona llegue a ese umbral. Sin embargo, en algunas ocasiones se logra llegar a él casi de inmediato.

Un guerrero tiene la obligación de recordar muy claramente cuándo y cómo ha cruzado ese umbral, a fin de fijar en su mente el nuevo estado de su potencial perceptivo. Cruzar ese umbral significa entrar en un mundo nuevo, y no es esencial ser aprendiz de guerrero para llegar a ese umbral; la única diferencia entre el hombre común y corriente y un guerrero, en esos casos, es lo que cada uno pone de relieve.
El guerrero recalca el cruce del umbral y usa ese recuerdo como punto de referencia. El hombre común y corriente recalca el hecho de que se refrena al cruzarlo y de hacer lo posible por olvidarse de haber llegado a él.


Cortar nuestras cadenas es algo maravilloso, pero también algo muy fastidioso porque nadie quiere ser libre. Una vez que nuestras cadenas están rotas, ya no estamos atados a las preocupaciones del mundo cotidiano. Aún estamos en el mundo diario, pero ya no pertenecemos a él. Para pertenecer a él debemos compartir las preocupaciones y los intereses de la gente, y sin cadenas no podemos.
La característica de la gente normal es que compartimos una daga metafórica: la preocupación con nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos y sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa, descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada, y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo.

Un guerrero es, en esencia, un ser implacable, de recursos muy fluidos y de gustos y conducta muy refinados; un ser cuya tarea en este mundo es afilar sus aristas cortantes, una de las cuales es la conducta, para que así nadie sospeche de su inexorabilidad.

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de sus puntos de encaje, y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Cuando el punto de encaje se mueve y llega al sitio donde no hay compasión, la posición de la racionalidad y el sentido común se debilitan. La sensación de tener un lado viejo, oscuro y silencioso es una visión de los antecedentes de la razón.
El sitio donde no hay compasión tiene que ver con “el descenso del espíritu”. A fin de revelar los misterios de la percepción a la humanidad, el espíritu elige un momento en el que el ser humano está distraído, con la guardia baja y, sin mostrar piedad alguna, deja que su presencia mueva, por sí misma, el punto de encaje a una determinada posición. Una posición que los chamanes describen como el sitio donde uno pierde la compasión o el sitio donde no hay piedad. A partir de ahí, el no tener compasión se convierte en el primer principio del camino del guerrero.

El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, la humanidad, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal.
La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes está dirigido a destronar la importancia personal.
El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por sí mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada.
La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.
Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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sábado, 24 de febrero de 2024

Dispersando la Angustia

La angustia es una energía que se acumula en el pecho en un conjunto de fibras luminosas y que se percibe como una presión que en ocasiones llega a dificultar hasta la propia respiración.
La angustia es la marca del hombre moderno, como signo de su ensimismamiento y autorreflexión sin fin. La angustia es producto de la vanidad.
Los chamanes dicen que el hombre se contempla hasta que ya no puede ver más, sólo se preocupa de sí mismo, hasta que llega el momento en que no ve nada.
El hombre moderno se contempla tanto que elimina todo lo demás, preocupándose constantemente solo por sí mismo.


La angustia que siente un guerrero es debido al descenso del espíritu y el movimiento continuado del punto de encaje. Cualquier descenso del espíritu es como morir. Todo en nosotros se desconecta, y después vuelve a conectarse a una fuente de mucha mayor potencia. La amplificación de energía se siente como una angustia mortífera.
Cuando esto ocurre solo nos queda esperar. Ese estallido de conciencia pasa. Lo peligroso es no saber lo que nos está sucediendo. Una vez que lo sabemos no hay peligro.

Este Pase Mágico ha sido diseñado para dispersar la angustia hasta su completa eliminación. Se compone de varias partes.

Preparación: Frotar manos rápidamente.
Todos estos movimientos se deben hacer con una fuerza de impacto en el cuerpo energético, que produce un movimiento vibratorio, proveniente del estómago y no del músculo que es muy lento.
Estos movimientos permiten la sincronía del músculo y tendón en conjunción con el intento y la intención, sólo con esta combinación se impacta al cuerpo de energía.

1. Rodillas ligeramente dobladas y separar todos los dedos como tocando un piano, con las palmas hacia abajo y frente al estómago, mover cada vez más rápido.

2. Juntar los dedos, cerrando el pulgar y con tensión se extienden hacia afuera, como sacando algo y abriendo con mucha fuerza. Sólo se mueven las muñecas, no involucrar los codos.

3. Palmas hacia arriba, se cierran y abren los puños sin mover los brazos, sólo las muñecas de las manos, se abren y se cierran con tensión. La sensación es de agarrar algo más que de soltar.

4. Palmas hacia arriba, juntar los dedos con el pulgar protegido, abrir y cerrar manos, con las muñecas, tensando todo el brazo y pectorales.

5. Círculo hacia atrás exhalando, y exhalar al frente sin hacer tanta presión (lento).

6. Se curva un poco la espalda al bajar cruzando las manos se flexionan las rodillas y con fuerza se levantan los brazos a los lados y hacia afuera, como una defensa de dos golpes por detrás. Se inhala abajo y se exhala al expandir brazos a los lados.

7. El tronco gira hacia el lado izquierdo como un robot, haciendo presión con la mano derecha, semiflexionada, torcer lo más posible el tronco haciendo espirales, como dando cuerda, relajar tomando un pequeño vuelo y golpear al lado contrario fuertemente como si se soltase una liga, que se detiene con el brazo en defensa exactamente al lado del cuerpo (Repetir 3 o 5 veces de cada lado).

8. Impactando el cuerpo de energía: (Látigo)
En este movimiento la energía que se trabaja no tiene nada que ver con el músculo, debe salir de un impacto en el ombligo, y en el general al cuerpo de energía, se sacude la cadera como látigo, este movimiento abre y cierra la energía.

- Se inicia abriendo la energía con palmas hacia arriba, a la altura del ombligo, primer impacto, exhalando en cada impacto y haciendo gran presión en el momento en que para.
- 2do. Impacto a la altura del pecho: palmas abajo, los brazos tensos, pulgar junto, tensar brazo hasta muñeca, pero mano relajada.
- 3er. Impacto: palmas arriba y lejos.
- 4to. Impacto: palmas abajo y cerca del ombligo.

(Hacer a este ritmo las veces que se quiera y terminar cerrando la energía con palmas abajo).
Nota: El torso latiguea cada vez que se impacta el abdomen, pero de una manera natural, ya que la base fundamental de este ejercicio son los impactos.

9.- Inhalar al centro y alzando rodilla, cruzando un poco la pierna que sube flexionada y cruzar manos al frente como de defensa o de equilibrio.

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domingo, 18 de febrero de 2024

Susurros Básicos del Nagual acerca de la Segunda Atención y el Centro de Decisiones

Los cambios son difíciles y ocurren muy despacio; a veces una persona tarda años en convencerse de la necesidad de cambiar.

Existen poderes en la Tierra que guían a los hombres, los animales y todo lo que vive. Guían nuestra vida y nuestra muerte.
Aceptamos la responsabilidad de estar en este mundo impenetrable? La gente dice: "Hago lo que puedo", cuando en realidad no saben lo que pueden hacer, porque antes de llegar a ningún sitio, ya han abandonado. La razón inconsciente de este comportamiento, tiene que ver con la creencia de tener mucho tiempo. Esto conduce, inevitablemente, a la postergación; la cual debilita nuestra energía vital con una cantidad enorme de deseos frustrados.
La gente que vive feliz es aquella que tiene mucho cuidado con la naturaleza de sus actos. Cuando una persona pone su atención en el hecho de no tener tiempo y deja que sus actos fluyan de acuerdo con eso. Cuando sus actos se convierten en su última batalla sobre la Tierra, sólo bajo tales circunstancias tendrán sus actos el poder que les corresponde. De otro modo serán, mientras viva, los actos de una persona tímida. La timidez le hace a uno agarrarse a algo que sólo existe en sus pensamientos. Le apacigua mientras todo está en calma, pero luego el mundo de pavor y misterio se abre, y entonces se da cuenta de que sus caminos seguros, nada tenían de seguros. La timidez nos impide examinar y aprovechar nuestra suerte como hombres.

El centro de decisiones se ubica en el cuerpo humano en un área específica entre las glándulas tiroides y timo. El centro de decisiones se encuentra prácticamente sin energía en el ser humano, debido a que ésta es apartada de este centro, en épocas muy tempranas de su existencia. Debido al absorbente estallido de la conciencia que se experimenta en el momento del nacimiento, nuestra atención queda fijada con los detalles de la percepción, interpretada por nuestro encéfalo. A partir de aquí, comienza la aventura de la vida y la amnesia de la totalidad de nuestra conciencia; al ser fijada, nuestra atención, en sostener el mundo de todos los días, la parte consciente y racional de nuestra mente: (la primera atención). Sostener la primera atención, el mundo de todos los días, requiere de nosotros el uso constante de la totalidad de nuestra energía. No obstante, el cuerpo humano necesita, cada día, entrar en contacto obligado, con esa otra parte de la conciencia misma y que se halla oculta bajo el estruendoso ruido de la primera atención. Así entramos cada noche en el estado de sueño.

Desde que la especie humana recuerde, siempre se han empleado métodos, unos naturales y otros no, para permitir el acceso y descifrar los misterios de la segunda atención: la parte inconsciente de nuestra mente. Los pases mágicos permiten la acción inmediata en los actos cotidianos de la persona y sin una participación volitiva de su parte y reportándole, así mismo, los beneficios que siempre ha deseado. De esta manera se consigue eliminar la participación activa de la mente racional y sus interpretaciones absurdas de un mundo previsible y controlado.

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sábado, 17 de febrero de 2024

El Acto de Estar Vivo como una Cuestión de Cognición

El cuerpo energético es la contraparte del cuerpo físico; una configuración etérea hecha de pura energía. La diferencia energética con el cuerpo físico es que la energía del cuerpo energético tiene únicamente apariencia, pero no masa. Siendo pura energía, el cuerpo energético puede llevar a cabo actos que van más allá de las posibilidades del cuerpo físico.

Ensoñar es el arte de templar el cuerpo energético, de hacerlo coherente y flexible, ejercitándolo gradualmente. Por medio del ensueño, condensamos el cuerpo energético, hasta llegar a hacerlo una unidad capaz de percibir. A pesar de que la manera normal de percibir el mundo afecta al cuerpo energético, su modo de percibir es independiente. Tiene su propia esfera.
Esa esfera es energía. El cuerpo energético trata con la energía en términos de energía. Existen tres formas en las que trata con la energía. Puede percibir la energía a medida que ésta fluye; puede usarla para propulsarse dentro de áreas insondables; o puede percibir como percibimos normalmente el mundo.

Percibir la energía a medida que ésta fluye quiere decir “ver”. Quiere decir que el cuerpo energético “ve” energía directamente como una luz, o como una especie de corriente vibratoria, o como un disturbio borroso. O la siente directamente como una sacudida, o una sensación que hasta puede ser dolorosa.
Puesto que su esfera es la energía, el cuerpo energético no tiene ningún problema en usar corrientes de energía que existen en el universo para propulsarse a sí mismo. Todo lo que tiene que hacer es aislarlas y, al instante, se lo llevan.

Llegar a la primera compuerta del ensueño, de una manera calculada y con control, es llegar al cuerpo energético. Pero mantener ese cálculo y control es básicamente un asunto de tener energía. Un guerrero obtiene esa energía organizando de una manera ingeniosa, la energía natural que posee y utiliza para percibir el mundo cotidiano.

Todos tenemos una cantidad determinada de energía básica. Esa cantidad es nuestro total acervo energético y lo usamos todo para percibir y tratar con nuestro absorbente mundo. No hay más energía disponible para nosotros en ningún lugar, y como la energía de la cual disponemos está ya siendo utilizada en su totalidad, no nos queda ni un ápice para percepciones extraordinarias como el ensueño; por lo tanto, solo nos queda la tarea de rebuscar energía donde se pueda.
Para rebuscar energía, un guerrero reorganiza ingeniosamente la distribución de su energía básica, descartando cualquier cosa que considere superflua en su vida. A este método se le llama “El Camino del Guerrero”.

El Camino del Guerrero es, esencialmente, una cadena de conducta alternativa que se puede usar para tratar con el mundo diario; una conducta mucho más directa y eficiente que la conducta usual. Es más eficiente porque está expresamente diseñada para renovar nuestra energía, alterando nuestras reacciones básicas al hecho de estar vivos.
Hay dos maneras de encarar el hecho de estar vivos. Una es rindiéndose a él, ya sea resignándose a sus demandas o peleando contra ellas. La otra es moldeando lo particular de nuestra situación vital, a fin de hacerla encajar en nuestras propias configuraciones. Cada uno de nosotros puede moldearla a la medida de nuestras especificaciones. Eso hacen los ensoñadores. ¿Una aseveración estrafalaria? Realmente no, si tomamos en consideración lo poco que sabemos acerca de nosotros.
Nuestro interés debería ser involucrarnos completamente en el tema de la vida y el tema de estar vivos; es decir, la vida como consecuencia de fuerzas biológicas, y el acto de estar vivo, como una cuestión de cognición.

Cuando un guerrero habla de moldear lo particular de su situación vital, quiere decir moldear la conciencia de estar vivo. Al moldear esta conciencia, podemos obtener suficiente energía para llegar al cuerpo energético y sostenerlo. Con el cuerpo energético, sin lugar a dudas, podemos moldear la dirección y las consecuencias totales de nuestras vidas.

Estos conceptos no son solo para pensar en ellos, sino que por medio de la repetición, convertirlos en una forma factible de vida.
Todo lo nuevo en nuestra vida, tal como los conceptos del Camino del Guerrero, debe ser repetido hasta el agotamiento si se quiere incorporarlo a nuestra cognición del mundo. La manera en que nuestros progenitores nos socializaron para funcionar en el mundo cotidiano fue a través de la repetición.

La atención de ensueño entra en juego cuando se le llama, cuando se le da un propósito. Pero este acto de entrar en juego no ocurre de la manera en que uno entiende un proceso: un sistema de operaciones en curso, o una serie de acciones o funciones que llevan a un resultado final; más bien es un despertar: algo que estaba inactivo se convierte de repente en algo funcional.

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martes, 28 de noviembre de 2023

La Rebelión del Guerrero

Un guerrero es un hombre que no vive como un robot condicionado por el pasado. En su forma de vivir, en su estilo de vida no interfiere de ninguna manera la religión, la sociedad, la cultura, ni cualquier otra cosa que pertenezca al ayer.

El guerrero vive individualmente..., no como el diente de un engranaje, sino como una unidad orgánica. Su vida no es decidida por nadie más que su propia inteligencia. La fragancia de su vida es la de la libertad. No sólo vive en libertad, permite también que todo el mundo viva en libertad. No permite que nadie interfiera en su vida, ni interfiere en la vida de los demás. Para él la vida es sagrada, y la libertad es el valor supremo de tal forma que está dispuesto a sacrificarlo todo por ella: respetabilidad, estatus, incluso la vida misma.

El hombre ha vivido a través de los siglos como un borrego, formando parte de la multitud, acatando sus tradiciones, convenciones, siguiendo las antiguas escrituras y las viejas disciplinas. Pero ese tipo de vida era anti-individual; si eres un cristiano no puedes ser un individuo, si eres un hindú no puedes ser un individuo. Un guerrero es aquel que vive totalmente de acuerdo a su propia luz, y arriesga todo por el valor más alto: la libertad.

El guerrero es la persona contemporánea. Las masas no son contemporáneas. Los hindúes creen en escrituras que tienen cinco o diez mil años de antigüedad. Sucede lo mismo con las demás religiones; los muertos están dominando a los vivos. El guerrero se rebela en contra de lo muerto, toma su vida en sus propias manos. No le da miedo quedarse solo; al contrario, disfruta de su soledad como uno de sus más preciados tesoros. La multitud te da certidumbre, seguridad, a costa de tu espíritu. Te esclaviza. Te da unas directrices de cómo vivir: qué hacer, qué no hacer.

Todas las religiones son primitivas, crudas y han estado moldeando tu vida. Naturalmente, el mundo entero está lleno de desgracia: no se te permite ser tú mismo. Cada cultura quiere que seas sólo una copia, nunca tu rostro original.

Guerrero es aquel que vive siguiendo su propia luz, siguiendo a su propia inteligencia. Crea su camino recorriéndolo, no sigue a la multitud en la súper autopista. Su vida es peligrosa; pero una vida que no es peligrosa no es vida en absoluto. Él acepta el desafío de lo desconocido. No se encuentra con lo desconocido como algo que llegará en el futuro y que ha sido preparado por el pasado. Eso crea toda la angustia de la humanidad; el pasado te está preparando y el futuro nunca va a ser el pasado. Su ayer nunca va a ser su mañana.

Pero hasta ahora así es como ha vivido el hombre: tu ayer te prepara para tu mañana. La misma preparación se convierte en el obstáculo. No puedes respirar libremente, no puedes amar libremente, no puedes bailar libremente; el pasado te ha mutilado de todas las formas posibles. La carga del pasado es tan pesada que todo el mundo está aplastado bajo ella. El guerrero simplemente se despide del pasado. Es un proceso constante; por eso, ser un guerrero significa estar constantemente en lucha, porque cada momento se va a convertir en el pasado; cada día se va a convertir en el pasado. No es que el pasado esté solamente en el cementerio, estás moviéndote a través de él en todo momento. Por eso, el guerrero tiene que aprender un nuevo arte: el arte de morir a cada momento que ha pasado, de modo que pueda vivir libre en el nuevo momento que ha llegado.

Un guerrero está en un continuo proceso de insurrección; no es estático. Y ahí es donde se puede hacer una distinción entre el revolucionario y el rebelde. El revolucionario también está condicionado por el pasado. Podría no estar condicionado por Jesucristo o Gautama el Buda, pero está condicionado por Karl Marx, Mao Zedong, Josef Stalin, Adolf Hitler o Benito Mussolini..., no importa quién le está condicionando. El revolucionario tiene su propia sagrada Biblia, El Capital, su tierra prometida, la Unión Soviética; su propia Meca, el Kremlin. Igual que cualquier otra persona religiosa, no está viviendo de acuerdo a su propia conciencia. Está viviendo de acuerdo a una conciencia creada por otros. Por eso, el revolucionario no es otra cosa que un reaccionario. Quizá esté en contra de una cultura, pero está inmediatamente listo para la siguiente. Está yendo de una prisión a otra, del cristianismo al comunismo; de una religión a otra, del hinduismo al cristianismo. Cambia de prisión. Cambia de tirano.

El guerrero simplemente abandona el pasado y no permite jamás que el pasado le domine. Es un proceso constante y continuo. Toda la vida del guerrero es un fuego que quema. Hasta el último aliento es nuevo, es joven. Nunca responderá a ninguna situación de acuerdo a su experiencia pasada; responderá a cada situación de acuerdo a su conciencia actual.

Para mí, ser un rebelde es la única manera de ser religioso, y las así llamadas religiones no son religiones en absoluto. Han destruido completamente a la humanidad, esclavizado a los seres humanos, encadenado sus espíritus; por eso, en la superficie parece que eres libre pero en lo profundo, en tu interior, las religiones han creado una cierta conciencia que sigue dominándote. Un guerrero es aquel que renuncia a todo el pasado porque quiere vivir su vida de acuerdo a sus propios anhelos, de acuerdo a su propia naturaleza; no de acuerdo a algún Gautama el Buda, de acuerdo a algún Jesús o Moisés.

El guerrero es la única esperanza para el futuro de la humanidad.

El guerrero destruirá dentro de sí, todas las religiones, todas las naciones, todas las razas, porque están todas podridas, pasadas, obstaculizando el progreso de la evolución humana. No están permitiendo que nadie llegue a su pleno florecimiento: no quieren seres humanos sobre la tierra, quieren corderos.

Un guerrero te respeta, respeta la vida, tiene una profunda reverencia por todo lo que crece, prospera, respira. No se coloca por encima de ti, no es más sagrado que tú, más elevado que tú; es uno entre vosotros. Sólo puede reclamar una cosa para sí: él tiene más valentía que tú. No puede salvarte, sólo tu valentía puede salvarte. No puede dirigirte, sólo tus propias entrañas pueden dirigirte a que realices tu vida.

La rebelión es un estilo de vida. Para mí, es la única religión que es auténtica. Porque si vives de acuerdo a tu luz podrías equivocarte muchas veces y podrías caerte muchas veces; pero en cada caída, en cada equivocación te harás más sabio, más inteligente, más comprensivo, más humano. No hay otra forma de aprender que cometiendo errores. Pero no vuelvas a cometer el mismo error.
Un guerrero tiene que ser sólo uno mismo, y aceptar el desafío de la vida, te lleve donde te lleve. Tú eres el único guía. Eres tu propio maestro.

Es una vieja asociación y un malentendido que ser un inconformista es ser un guerrero. El inconformista es un reaccionario; actúa por enfado, rabia, violencia y ego. Su acción no está basada en la consciencia. A pesar de que va en contra de la sociedad, esto no es necesariamente estar en lo cierto.
De hecho, la mayoría de las veces moverse de un extremo a otro es ir de una equivocación a otra. El guerrero es un ser con un enorme equilibrio, y eso no es posible sin consciencia, vigilancia y una compasión inmensa. No es una reacción, es una acción; no va en contra de lo viejo, sino a favor de lo nuevo.
El no conformista sólo está en contra de lo viejo, en contra de lo establecido; pero no tiene una concepción de por qué está en contra, no tiene una visión de futuro. ¿Qué sucederá si tiene éxito? Estará perdido, totalmente avergonzado. Nunca había pensado sobre ello. No ha sentido la vergüenza porque nunca ha triunfado. Su fracaso ha sido un gran refugio para él.

Cuando digo “reacción”, quiero decir que tu orientación es básicamente dependiente: no estás actuando desde la libertad y la independencia. Esto tiene unas implicaciones muy profundas. Significa que tu acción sólo es una consecuencia; también significa que tu acción puede ser muy fácilmente controlada.

Hay una pequeña historia sobre Mulla Nasruddin. Él era un inconformista, un fundamentalista reaccionario, una mente absolutamente negativa. Si su padre le decía: “Tienes que ir a la derecha”, podías estar seguro que iría a la izquierda. Pronto el padre se hizo consciente de esto, y entonces no hubo problemas. Cuando quería que fuera a la derecha le decía: “Por favor, ve a la izquierda”. Y Mulla iba a la derecha. Estaba desobedeciendo, era un inconformista, pero era totalmente inconsciente de que estaba siendo dictado, ordenado, controlado y que estaba haciendo lo que el padre quería que hiciera.

Poco a poco él también se dio cuenta: ¿Qué está pasando? Antes mi padre solía enfadarse mucho porque me había dicho que fuera hacia la derecha y me iba a la izquierda. Sigo siendo tan desobediente como siempre, pero ahora nunca se queja. Pronto descubrió la estrategia.

Un día el viejo padre y Nasruddin estaban cruzando el río con su burro, y en el burro llevaban un gran saco de azúcar. El saco estaba más inclinado hacia la derecha y existía el peligro de que pudiera caerse al río.
El padre iba detrás y sabía, si le digo «mueve el saco hacia la izquierda», tengo un hijo tan extraño que inmediatamente lo moverá hacia la derecha, y el saco se caerá al río y se echará a perder todo el azúcar. Por eso gritó: Nasruddin, mueve tu bolsa hacia la derecha esperando que la moviera hacia la izquierda de acuerdo a la vieja experiencia. Pero en esta ocasión Nasruddin había pensado lo mismo.
Dijo: De acuerdo y movió la bolsa hacia la derecha y la bolsa se cayó al río.
¿Qué ha sucedido dijo el padre, ya no eres desobediente?
Ahora decidiré yo, cada vez, si ser obediente o no contestó él.
No tendré una filosofía fija sino que me iré moviendo acorde a la situación, porque has sido astuto conmigo, me has estado engañando. ¡Soy tu hijo y a pesar de todo has estado engañándome! Me has estado dando órdenes para que desobedeciera. De ahora en adelante estate alerta, puede que obedezca, puede que desobedezca. Desde hoy voy a dejar de ser predecible, controlable, dejaré de estar en tus manos.

El inconformista está siempre en manos de la sociedad y los poderes fácticos. Los poderes fácticos sólo tienen que ser un poco más listos y astutos, y entonces pueden utilizar al inconformista con mucha facilidad, sin ninguna dificultad.

Pero los poderes fácticos nunca pueden usar al guerrero porque no está reaccionando contra ellos. Él tiene una visión de futuro, de un nuevo hombre, de una nueva humanidad. Está trabajando para crear ese sueño, para hacerlo realidad. Si está en contra de la sociedad, lo hace porque la sociedad es un obstáculo para su sueño. Su foco no está en los poderes fácticos, su foco está en un futuro desconocido, una posibilidad potencial. Actúa a partir de su libertad, a partir de su visión, a partir de su futuro. Su consciencia decide en qué dirección ir.

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domingo, 15 de octubre de 2023

Despertar de la Conciencia

La gente nace, crece, se reproduce, envejece y muere con la conciencia dormida, y nunca sabe de dónde viene ni cuál es el objetivo de su propia existencia; lo más grave es que todos creen estar despiertos.
Andamos por las calles con la conciencia dormida. Estamos en la casa, en el trabajo, en el taller, en la oficina, etc., con la conciencia profundamente dormida. Manejamos el automóvil y vamos a las fábricas con la conciencia completamente dormida.

Muchas personas, por ejemplo, se preocupan por saber muchas cosas esotéricas, pero nunca se preocupan por despertar la conciencia. Si la gente se hiciera el propósito de despertar aquí y ahora, de inmediato podrían conocer todo aquello que para ellos son enigmas; y por eso es que existe el escepticismo, porque el escéptico es ignorante, su conciencia está dormida.

El ser humano dormido en presencia de una copa de licor termina borracho. Cuando el ser humano dormido se encuentra en presencia del sexo opuesto, termina fornicando. El dormido se identifica con todo cuanto le rodea y se olvida de sí mismo.

Llegue uno a donde llegue, a cualquier estancia, ande por las calles a pie o en coche, recorra lugares de día o de noche, esté donde esté, sea en su trabajo o en el taller, donde sea, tiene que estarse recordando así mismo. En presencia de cualquier objeto hermoso, de cualquier vitrina donde se exhiban cosas muy hermosas, joyas muy preciosas, etc., no tiene que olvidarse de sí mismo. No identificarse con nada de todo aquello que lo fascine o le guste.

División de la Atención en Tres Partes
Sujeto – Objeto - Lugar

Si uno se acostumbra a vivir siempre con la atención dividida en esas tres partes; Sujeto, Objeto y Lugar, si se acostumbra a hacerlo diariamente y en todo momento, de instante en instante, entonces ese hábito se graba profundamente en la mente y en el estado de sueño, al estar dormidos, podemos vernos haciendo el ejercicio lo mismo que lo hacemos en el estado de vigilia, este es el resultado de despertar de la conciencia. Muchas veces soñamos justo con lo que hemos vivido durante el día, le pasa a todo el mundo. Es claro que lo que se hace en el día, afecta a lo que soñamos por la noche.

Atención en el Sujeto: El entrenamiento consiste en poner el foco de atención en nosotros mismos. Poniendo atención no solo a todo lo que hacemos con el cuerpo físico, movimientos, etc., sino también observar los propios pensamientos, sentimientos, emociones, deducciones, juicios, apetencias, temores, anhelos, etc., etc., etc. y otras tantas cosas. Ser uno mismo significa no olvidarse de quién eres ni un solo instante.

Atención en los Objetos: Observar todas las cosas. Observar cada cosa que te rodea en detalle. Observar de esta manera nos abre todo un mundo diferente y nuevo de percibir nuestro entorno. Se trata de mirar con conciencia (a conciencia).
Si, por ejemplo, estás leyendo un libro debería observar no solo el libro, la textura de las páginas, tipo de letra en que está escrito, etc., sino de otras cosas u objetos que te rodean, como dónde estás sentado, etc., cómo es la habitación y así sucesivamente. Cuantos más elementos puedas agregar a tu inventario de observación, mejor vas a ampliar tu despertar de la conciencia.
No olvides que cualquier detalle, por insignificante que sea, debe ser motivo como para hacer la experimentación. Todo debe ser estudiado detenidamente y también es interesante preguntarte ti mismo: ¿qué cosas hay aquí?

Atención al Lugar: Hemos de abandonar el hábito de vivir de manera inconsciente. Cuando llegamos a tal o cual lugar, debemos observar todo detalladamente, muy minuciosamente y preguntarte a ti mismo: ¿Por qué estoy aquí en este lugar? Y, observar el lugar, el techo o las paredes, o el espacio que te rodea. Observó el piso o el sitio, arriba, abajo, a los lados, detrás de ti y hacia adelante.
Es cuestión, pues, de hacer la práctica durante el día, a todas horas, en todo momento, para lograr incorporarla a nuestro hábito y poco a poco conseguir el despertar la conciencia.

En cierta ocasión le preguntaron a Buda: "¿Quién es un Hombre Santo?"
Buda respondió: "Cada hora se divide en cierto número de segundos, y cada segundo en cierto número de fracciones. El santo es en realidad aquel que es capaz de estar totalmente presente en cada fracción de segundo".

El mañana no es real. La única realidad es el presente.

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lunes, 9 de octubre de 2023

Afrontar los Dos Lados de la Conciencia

La solidez aparente del yo, que nos fuerza a desarrollar una manera de comprender el mundo, de ser y de comportarnos de una determinada manera, puede llegar a derrumbarse voluntariamente.

El "no-hacer" se refiere a todo lo que no está incluido en el inventario que nos han impuesto desde el momento mismo del nacimiento.
Al ocuparnos de cualquier artículo de nuestro inventario impuesto, nos dedicamos al "hacer"; todo lo que no forma parte de ese inventario es "no-hacer".

Adoptar una postura que contradiga los puntos de vista consensuales del orden social establecido, no es fácil. Se ha de elegir a favor del yo energético, de la libertad y de la conciencia de tu ser total.
Somos vulnerables porque nos sentimos extraviadamente importantes.

Todos tenemos unos tremendos recursos ocultos y una conexión viva con el Poder que está más allá de nuestra imaginación más descabellada, pero la mayoría de la gente elige ignorar la magia escondida de nuestra propia existencia.
Nuestro mayor error es que nos negamos con firmeza a tratar con nosotros mismos como seres luminosos con un potencial ilimitado.
Nos tomamos demasiado en serio, nos quedamos enganchados a la razón y no nos liberamos.
Nuestro engaño es, darle la espalda al Universo misterioso con el fin de entregarnos a las limitaciones estériles de nuestro propio auto-reflejo.

Las prácticas que permiten el silencio mental se denominan “no-hacer” y se corresponden con ciertas acciones específicas ajenas a la descripción del mundo que conocemos.

El “hacer” es fruto del pensar y permite que todo siga como hasta el momento. La base de todo “hacer” es que, después de realizarlo, todo sigue como antes, aunque nuestro estado interno sea más relajado y comprensivo.

Nuestra mirada solo percibe un mundo condicionado por conceptos preexistentes, repetido continuamente por nuestro diálogo interno que nos dice como son y cómo han de seguir siendo las cosas.
El diálogo interno actúa como un guardián, sacando a la superficie todo lo rechazado, lo que aun no hemos resuelto y nuestros deseos y necesidades más profundas.

Pensar y hacer son los pilares que se esconden detrás de la violencia, el odio, el egoísmo, el temor… Nos repetimos continuamente como creemos que es el mundo, nos comportamos en consecuencia y terminamos creyendo que el mundo ha sido y siempre será así.
Si el flujo que sostiene la argamasa de este mundo se detiene (si el diálogo mental cesa), el mundo se derrumba en un solo instante, como si jamás hubiera existido algo semejante. De golpe, nuestro cuerpo está hecho de luz; nuestra conciencia está abierta a canales telepáticos y a inteligencias desconocidas; las leyes que regulan nuestro movimiento y comprensión se focalizan en el vientre y no en la cabeza; nuestros sentidos ya no están limitados a una estrecha gama de percepciones auditivas o visuales, sino que somos capaces de percibir con todo el cuerpo y en una banda extensísima del espectro sensorial; las dependencias sociales y familiares han desaparecido y nos vivenciamos como seres libres y eternos, que han jugado por un instante a vivir encerrados en una carcasa con apariencia humana...

Los “no-hacer” entran en franco conflicto con los “hacer” ordinarios, hasta detener la descripción de lo conocido y abrir la puerta que nos conduce a otra realidad, donde podremos afrontar la conciencia del otro yo. Lo más fascinante del “no-hacer” es que comienza, como cualquier “hacer”, en la “primera atención”; pero, si se realiza sistemáticamente, dispone de la suficiente potencialidad para empujarnos al “otro lado de la realidad”. Y, una vez allí, aun nos queda la enorme tarea de integrar los dos lados de la conciencia: el ventrículo del lado derecho del cerebro (Nagual), y el ventrículo del lado izquierdo del cerebro (Tonal), para alcanzar finalmente la Totalidad de Uno Mismo.

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miércoles, 4 de enero de 2023

Pases Mágicos de la Tensegridad - Un Intento de Petición

Hay en el universo una fuerza inconmensurable e indescriptible que los chamanes llaman "intento", y absolutamente todo cuanto existe en la totalidad del universo está ligado al "intento" por un vínculo de conexión.

Un guerrero dedica su vida a entender y emplear ese vínculo.
Le interesa especialmente limpiarlo del aturdimiento y del entumecimiento provocados por los intereses ordinarios de la vida cotidiana.

A este nivel, el chamanismo puede definirse como el proceso de limpiar nuestro vínculo de conexión con el intento.



Los Pases Mágicos pertenecen exclusivamente a cada persona y el efecto es tan imponente que lo mejor es practicarlo sin hablar del tema.

Los Pases Mágicos no son un invento. Fueron descubiertos por chamanes del antiguo México mientras estaban en estados de conciencia acrecentada.

El descubrimiento de los Pases Mágicos comenzó con preguntas muy simples sobre el carácter de la increíble sensación de bienestar que los chamanes experimentaban en los estados de conciencia acrecentada. Cuando mantenían ciertas posturas corporales o movían las extremidades de determinada manera.
La sensación de bienestar era tan intensa que el deseo de repetir los movimientos en los estados de conciencia normal se convirtió en el centro de sus esfuerzos.

Los Pases Mágicos proporcionan magníficos resultados en lo que a habilidades físicas y mentales se refiere. Los movimientos son tan espectaculares, en este sentido, que es la razón por la que se denominan Pases Mágicos.

El objetivo, en el pasado, era el realce del equilibrio físico y mental, aunque actualmente, el objetivo es el de redistribuir la energía.

En cada ser humano existe una cantidad determinada de energía, cantidad cuyo aumento o disminución no está sometida a los embates de fuerzas externas.
Dicha cantidad de energía bastaría para conseguir la obsesión de la especie humana: trascender los parámetros de la percepción normal.

La incapacidad para romper los parámetros de la percepción normal se debe a nuestra cultura y al entorno social. Dicho de otro modo, nuestra cultura y su entorno utilizan hasta el último ápice de la energía inherente para cumplir patrones establecidos de comportamiento, lo que nos impide trascender los parámetros de la percepción normal.

Trascender los parámetros de la percepción normal no es algo que se pueda elegir, ya que es una cuestión inevitable de la humanidad. Superar esos parámetros significa entrar en mundos impensables y de un valor pragmático que en modo alguno se diferencia de nuestro mundo cotidiano.
Lo aceptemos o no, la superación de los parámetros normales de percepción nos obsesiona y nuestro estrepitoso fracaso por alcanzarlo explica la abundancia de drogas, estimulantes, ceremonias y rituales religiosos que rodean al hombre moderno.

Nuestra incapacidad de cumplir este deseo subliminal se debe a que lo abordamos atropelladamente. Nuestras herramientas son muy toscas. Es como si quisiéramos derribar una pared a cabezazos.
El ser humano no considera el derribo en términos de energía. Para el hombre de conocimiento el éxito está determinado por el acceso o la inaccesibilidad de la energía.
Puesto que es imposible acrecentar nuestra energía inherente, la única vía posible es la redistribución de dicha energía.
La redistribución de la energía comienza con los pases mágicos y la forma en que influyen en el cuerpo físico.

Se necesita un cuerpo flexible si se busca habilidad física y sensatez. Estas son las dos cuestiones más importantes en la vida, porque proporcionan sobriedad y pragmatismo, únicos requisitos indispensables para entrar en otras esferas de percepción.
Para navegar auténticamente por lo desconocido, hace falta una actitud osada, nunca temeraria. Para conseguir el equilibrio entre la audacia y la temeridad, uno se debe mostrar sobrio, precavido, hábil y manifestar una excelente forma física.
Afrontar lo desconocido, por no hablar de adentrarse en él, requiere entrañas de acero y el cuerpo capaz de albergarlas. ¿De qué serviría tener entrañas si se carece de lucidez mental, habilidad física y músculos adecuados?

La excelente forma física que se deriva de la ejecución rigurosa de los Pases Mágicos, es el primer requisito para la redistribución de la energía inherente.
La redistribución de la energía es el tema más decisivo en la vida de cualquier persona.
La redistribución de la energía es un proceso que consiste en trasladar de un sitio a otro la energía que ya existe en nuestro interior. Dicha energía ya ha sido desplazada de los centros de vitalidad del cuerpo, que la necesita para alcanzar el equilibrio entre la lucidez mental y la habilidad física.

La redistribución de la energía no es una labor intelectual, ni consecuencia de la inducción, la deducción o las conclusiones lógicas, sino el resultado de percibir la energía como fluye por el universo.

"Ver" es como un estado de consciencia acrecentada en el que el cuerpo humano percibe la energía como flujo, corriente o vibración.
"Ver" la energía como fluye por el universo es el producto de la detención momentánea del sistema de interpretación característico de los seres humanos.

Todo el cuerpo humano participa en la conversión del flujo vibratorio o corriente de vibración en alguna clase de información sensorial. A través de las costumbres, la suma del bombardeo de entradas sensoriales se convierte en el sistema de interpretación que permite que los humanos perciban el mundo como lo hacen. Hay que aplicar una enorme disciplina para detener este sistema de interpretación.

Un Intento de Petición

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sábado, 24 de diciembre de 2022

Nada que Conocer, Solo Recordar


¡Zas, nos colamos! El recuerdo de lo que somos se ha hecho omnipresente.
En el esoterismo no es simplemente un ejercicio de la memoria, o algo que no estábamos conscientes de haber registrado, sino la evocación de la memoria primigenia que es llamada anamnesis. Se trata de un estado del ser al que se accede, paradójicamente, por el olvido de todo lo superfluo y anecdótico.
Algunos creen que es una especie de amnesia producida por negación o neurosis, ignorando la importancia de este estado que nada tiene de impreciso o confuso, cuando por lo contrario, se trata de la aparición de la conciencia del ser humano como tal, instantáneamente, donde se presenta en forma evidente la irrealidad del mundo y el verdadero recuerdo del Sí Mismo en nuestra interioridad.

¿Qué cantas?
Siempre es ahora y la eternidad es eso. En los comienzos la obtención de la sabiduría es una carrera de postas, pero cuando llega el momento del Sí mismo, siempre es actual, y la vivencia de lo simultáneo deviene eso, un ahora reiterado donde ya no hay adónde ir ni nada que percibir. No hay nada que conocer.
Y ello es haberse deificado y no unas vagas ensoñaciones, o unas ilusiones poéticas que sólo suelen ser unas falsas ideas del hombre profano, no sacralizado.

Nos nace callar.
El silencio es un acto de concentración en donde el ser que se retrae a todo lo que despierta el mundo puede abrirse un pasaje secreto de Conocimiento eficiente y verdadero. En el silencio absoluto puede percibirse que el espíritu es la única realidad posible, aun sin hombre y sin mundo. Absorberse en el silencio es volver definitivamente a la Nada Primordial, llena de todo hasta los bordes.

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martes, 10 de agosto de 2021

Acechando la Atención

"Estoy aquí y ahora”

Esta declaración es, en sí misma, prueba de un reconocimiento genuino de la necesidad real. Y como estoy aquí ahora, no quiero evitar preguntarme sobre la naturaleza de mi interés: ¿de dónde viene mi interés? ¿A dónde va? ¿Qué tan lejos llega? ¿Qué abarca? ¿Cuánto dura? Estas preguntas han de estar presentes todo el tiempo y, al tratar de observarme, lo que veré es la incapacidad para tener una intención y la fragilidad de la atención a la que vuelvo. Lo que sea que enfrente traerá la evidencia de cuán débil, fugaz e insignificante es mi interés.

También puedo darme cuenta de que en muchas partes de mi ser no estoy realmente interesado. Realmente no importa ser consciente de uno mismo, y sea cual sea la idea que intentas, ver que ni siquiera estás dándote cuenta en tu mayor parte de esta necesidad tuya. Así que a veces has de tratar de abrirte un poquito para intentar ver la necesidad de darte cuenta de ti mismo, por tu propia experiencia: ¿por qué esta falta de darse cuenta? - y de sufrir el hecho de que no ser conscientes de la necesidad real. Esto nos lleva a darnos cuenta de que la atención está muy restringida. El sentimiento de este fantástico poder de atención es muy pobre.

La atención es el poder más grande del mundo. Y es muy ambigua: la atención es la clave tanto para la conciencia como para la identidad. Así que hay que observar para vislumbrar y poder estar seguro por uno mismo en qué dirección se está usando el interés en lo que sea que ves en relación con uno mismo. La atención crea el poder de la relación. Te relacionas con el mundo, con los demás, con el trabajo y con tus expresiones, a través de la atención. Te relacionas contigo mismo a través de la atención.
Estamos aquí para tratar de familiarizarnos con este poder, y para tratar de conocerlo mejor y relacionarnos con él en tantos aspectos como sea posible. El primer paso es relacionarse con el lugar donde estés; para hacer el intento de ubicar tu esencia en la relación espacio-tiempo; para relacionarte con la experiencia del cuerpo.

¿Puedes percibir la presencia de tal poder de atención en lo que respecta a tu cuerpo?
Hoy tal vez puedas hacer el intento de poner el esfuerzo en esto: no se trata de adivinar, sino de experimentar realmente cuánto de uno mismo está involucrado en esta relación, estar interesado y comprometido en darse cuenta de la propia presencia en el cuerpo y acechar lo que sucede allí: lo que crece, lo que se evoca.

¿Cómo liberarse de los juicios instantáneos y de la dispersión de la atención? ¿Cómo conseguir disociar la mente de las influencias que recibe del entorno en cualquier momento dado? La clave reside en la conciencia, en la presencia. Consiste en convertir la etapa pasiva de absorber información como una esponja —en el sentido de que la esponja no decide qué absorbe ni cuánto— en un proceso activo. Y hacer que este proceso activo sea el modo de funcionamiento habitual de la atención.
En el nivel más básico, ser conscientes del inicio de los procesos de pensamiento y de la importancia de prestar mucha atención a este inicio. Si uno se fija en el nacimiento de sus impresiones sabrá de dónde proceden y, tarde o temprano, acabará por atrapar a su mente antes de que se precipite a emitir un juicio (con independencia de que pueda ser acertado o no). Esto te permitirá confiar mucho más en tus impresiones.
Hemos de dar nada por sentado nada, ni una sola impresión. No dejar que ningún estímulo que pueda atraer tu mirada te dicte si algo va a entrar o no en tu mente y cómo se activarán sus contenidos. Siempre estar activo y alerta para que nada se cuele inadvertidamente en tu espacio mental. Es verdad que una atención tan constante puede ser agotadora, pero el esfuerzo puede valer mucho la pena en situaciones importantes y, con el tiempo, veremos que es cada vez menor.

En esencia, lo único que hace falta es que nos hagamos las mismas preguntas. ¿Hay algo superfluo en esto y que influya en mi percepción? (Casi siempre, la respuesta será sí.) De ser así, ¿cómo adapto mi percepción en consecuencia? ¿Qué ha influido en mi primera impresión? ¿Y hasta qué punto esa primera impresión ha influido en otras?

No se trata de no ser vulnerable a estas influencias, pero si ser muy conscientes de su poder. Debemos tener siempre presente que una impresión solo es una impresión.
Reflexionemos unos instantes sobre lo que la ha causado y lo que puede significar para nuestros objetivos. La atención actuará siguiendo ciertos hábitos tanto si queremos como si no. Eso no lo podemos cambiar. Pero lo que podemos cambiar es si damos por válido esa percepción inicial o si lo examinamos más a fondo. En otras palabras, seamos escépticos con nuestra percepción y con nosotros mismos.

Observemos activamente, más allá de la pasividad que nos es tan natural.

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sábado, 16 de enero de 2021

Transformación

Ha llegado el momento de aceptar el destino que es inevitable eludir. Son tiempos convulsos, en los que estamos haciendo el intento de vivir de una manera diferente, contra la cual nos revelamos en muchos casos, sin tener en consideración la necesidad que nos ha debido traer hasta aquí y de lo cual parece ser, no hemos sido conscientes. Aunque mirando el desarrollo del ser humano, la consciencia, o el darse cuenta, sobre nuestro destino, sobre nuestra realidad y sobre nuestro caminar en esta vida, parece ser lo único de lo cual seguimos careciendo. Me refiero al hecho de ser consicentes, de darnos cuenta, de estar despiertos. Parecemos estar inmersos en un sueño hipnótico del cual seguimos sin despertar.

La luz es nuestra realidad, pero ¿qué luz es esa? Es un asunto del cual se ha hablado, y se sigue hablando, tanto que ya está gastado y del cual estamos cansados. No obstante, la luz es nuestra realidad. Ahora se nos ofrece una oportunidad, los momentos que estamos viviendo son históricos y ¿qué estamos haciendo al respecto? Muchos quieren volver a lo que "teníamos antes", son críticos y se quejan, por no decir que son deprimentes en cuanto alegan el desastre que estamos viviendo en el mundo, sin comprender que hemos sido nosotros mismos, cada uno de nosotros quienes hemos participado y hemos creado esta situación, y en lugar de darnos la oportunidad de observar y felicitarnos por todas las cosas maravillosas que están sucediendo a nuestro alrededor, en cuanto al despertar individual y colectivo de nuestra especie humana; lo único que queremos en la mayoría de los casos es volver a las miserias y a la vida que "disfrutábamos" antes de vivir este momento histórico en la vida de la humanidad.

El cambio tiene que venir desde fuera de nosotros, ya que por nosotros mismos, en la mayoría de los casos, no se produce un cambio significativo. Ahora tenemos la oportunidad, ya que se ha dado este acontecimiento único e histórico, de continuar el camino y manifestar el mundo que quieres hacer realidad. El momento es ahora, pero la lucha es incesante, has de hacer algo, bueno en realidad mucho, para volver, para iniciar, continuar en algunos casos, el camino de vuelta a casa. Sigue la luz, muere a lo viejo, a la realidad que ya no te sirve y renace a la nueva percepción que la vida y la historia te está poniendo al alcance de tu mano, de tu conciencia... Hazlo realidad y conviértete en tu verdad.

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sábado, 9 de enero de 2021

Despertar

Un buen día te das cuenta y sucede... Ocurre en un momento, cualquier momento. Despertar es un proceso que ocurre en un instante y se queda contigo para siempre, aunque debes seguir vigilante y acechar esa sensación, por elusiva, y hacerla crecer hasta que dirija completamente tu vida.

Despertar es una manera de vivir, es una forma de vida. Es verte en el mundo con ojos nuevos. Es un darse cuenta de que tus acciones, tus gestos, tus pensamientos y tus sentimientos han dado un giro completo y comprendes que has estado dormido durante toda tu vida, porque la manera de entender tu vida, así como el mundo que te rodea como nunca hasta ahora lo habías sentido.

El proceso de despertar consciente comienza con un primer paso: el deseo. El gesto es la observación y el acecho. ¿Cómo hacerlo? Empieza por cambiar tu manera de ver las cosas. Entiende que tu cerebro es el centro del movimiento de tu cuerpo y estar consciente de esta realidad, te abrirá a nuevas posibilidades. Empieza por observar con tu cerebro cómo se mueve, y por qué, tu cuerpo. Existe un despertar espontáneo que no es de interés para el caso que nos ocupa aquí.

Despertar es el comienzo del fin del miedo. Despertar no ocurre una vez y ya está. Es un proceso que se manifiesta en un momento determinado en la vida de cualquier persona y, dependiendo de cada persona, continúa o desaparece. Es una carrera de fondo que no tiene final, de hecho estamos aquí, viviendo esta realidad en este mundo, como parte del proceso de despertar.

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viernes, 24 de abril de 2020

Las Batallas del Nagual

Perder la forma humana significa entrar en un estado de desprendimiento, de desapego, pero que no llega poco a poco, como un conocimiento o un "darse cuenta" de la importancia de perder ese apego, sino que llega de golpe. Un día sin previo aviso llega en que se pierde la forma humana y al día siguiente uno está envuelto en un sentimiento desconocido, inexplicable. Un momento en que el guerrero siente que no tiene más apego, que el mundo no tiene la fuerza ni el valor coercitivo que había tenido hasta ese momento. En el Camino del Guerrero, el mundo nos obliga a actuar de cierta manera, en ese sentido son importantes y de una sofisticación extraordinaria las conclusiones a las que se llega: "el mundo es una percepción y nosotros somos los que lo perciben", y de nosotros depende que le demos significado de uno o de otro modo. Debemos entender que el mundo es una percepción y como tal es posible actuar sobre él y cambiarlo, al cambiar la interpretación de esas percepciones y lograr el cambio de una manera sutil y al mismo tiempo dramática. También cambia el significado del mundo; éste deja de ser fijo, estéril, interminable, incompleto, tal y como lo percibimos normalmente. Un guerrero abarca todo eso y lo lleva a su punto culminante. "Perder la forma humana" es un cambio somático al nivel del campo de energía y no significa simplemente una transformación espiritual.


El hombre como campo de energía se transforma mediante la presión que el entrenamiento como guerrero le somete. Llega un momento en que esa presión es tan fuerte que impulsa el cambio orgánico, entonces el cambio es total, y no es que uno se esté reprimiendo, uno se libera. No se trata desesperadamente, por ejemplo, de no enojarse o de ser desprendido. Es el no tener interés, se extinguió el interés y, ¿cómo me relaciono con el mundo? Lo que es importante en un guerrero es que ya no tiene ningún vínculo que le ate al mundo como persona, y el único modo de entablar este puente con el mundo es a través de un personaje, como un actor, que no tiene historia personal.

Los chamanes del antigüo México aseguran que, según la tradición Tolteca, se puede trascender el sentido biológico de la muerte, es decir un hombre puede liberarse de la compulsión de morir y puede morir de una manera diferente, ellos lo llaman la "búsqueda de la libertad" que es un ciclo extraordinario que no tiene nada que ver con las unidades perceptivas de nuestro mundo cotidiano.
La muerte es el "mundo" de referencia de un guerrero. El Guerrero debe referirse constantemente a ese final inevitable y solo cuando toma a la muerte como punto de referencia, sin morbidez y sin sentirse abatido u ofendido, se puede en realidad superar la mezquindad natural de la vida. El hombre ordinario vive como si fuera inmortal, sin dar cuenta de sus actos a nadie, como si fuera eterno, dándose el lujo de perder el tiempo y andarse en idioteces. Tener a la muerte como punto de referencia es una manera mucho más interesante de enfocar la vida que vivirla aterrados por la muerte y sin embargo desperdiciarla. Es una manera espantosa de no darse cuenta de lo que se hace.
Hay dos actitudes frente a la muerte. La primera es tener una idea mórbida, rendirle culto. La otra es la represión: no pensar más en ella y tratar de olvidar a toda costa que un día vamos a morir.

La tradición tolteca, considera que la muerte es un punto de disolución, una referencia a todo lo que hacemos. Un guerrero quiere trascender la muerte y cambiarla. Sabe que va a morir, que se va a extinguir inevitablemente; pero adopta la opción de cambiar la finalidad de la muerte y la transformar conscientemente en algo diferente, sin dejar su cuerpo. Quizá esto puede parecer una idea absurda, imposible concebir lógicamente como occidentales que la intención de trascender la muerte tenga validez. Para el hombre corriente no dejar el cuerpo es absurdo y, sin embargo, eso es lo que un guerrero quiere para él y para su grupo. Ser capaces de trascender la inevitabilidad de la muerte mientras la fuerza viviente se escapa del cuerpo. Los chamanes de la tradición tolteca consideran que la fuerza viviente tiene la suficiente capacidad como para transformar al cuerpo en energía pura, lo opuesto a lo que le pasa al hombre del mundo cotidiano, que deja que la fuerza viviente se escape del cuerpo y que éste se extinga como un organismo muerto. Esas son las batallas del Nagual: la búsqueda de la libertad y la transformación del cuerpo en energía pura.

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miércoles, 22 de abril de 2020

Experiencia Corporal del Guerrero

Se no escapa el hecho de que la experiencia es un fenómeno corporal. La información o los datos no se convierten en saber mientras no se relacionen con la experiencia. Solo se experimenta lo que tiene lugar en el cuerpo. La experiencia puede ser vívida o débil según el grado de vitalidad del cuerpo. Cuando lo que ocurre en el mundo exterior afecta al cuerpo, el guerrero lo experimenta, pero la experiencia que en realidad le llega es su efecto en el cuerpo.

El conocimiento se convierte en entendimiento cuando va asociado con el sentimiento. Solo una comprensión profunda, cargada de un valor emocional fuerte, es capaz de modificar los patrones estructurados de la conducta. La mente ejerce una función directiva sobre el cuerpo. Un guerrero puede a través de su mente dirigir la atención a diferentes partes de su cuerpo, hacia adentro o hacia afuera, también hacia su propio cuerpo o hacia los objetos externos. La energía se enfoca, de hecho, sobre uno mismo o se proyecta sobre el mundo exterior. Un geurrero puede variar la concentración entre estos dos puntos con facilidad y rapidez, de forma que al mismo tiempo es consciente de su cuerpo y del medio que lo rodea. Se da cuenta de lo que le está ocurriendo y, al mismo tiempo, de lo que está pasando a los demás. Pero no todos tienen esta capacidad. Algunos piensan demasiado en sí mismos y desarrollan una conciencia confusa. Otros, en cambio, se fijan tanto en lo que está ocurriendo en torno suyo, que pierden la conciencia de sí mismos.

Darse cuenta del propio cuerpo es la manera que un guerrero tiene para saber quién es, es decir, de conocer su propia mente. De esta manera la mente funciona como un órgano perceptivo y reflexivo, que siente y define el propio estado de ánimo, los sentimientos y deseos propios, etc. Conocer la propia mente es saber lo que se quiere y lo que se siente.

Cuando el guerrero no puede decidirse o tomar una determinación, es que tiene conciencia de dos sentimientos opuestos igualmente fuertes. En estos casos, la decisión es imposible casi siempre, hasta que un sentimiento se imponga al otro. Cuando la mente está abrumada de sentimientos que no puede aceptar y el guerrero no se atreve a concentrarse sobre ellos, éste se separa y disocia su percepción consciente del cuerpo. De este modo, queda despersonalizado y actúa sin control, abandonando todo intento de recuperar el propio dominio.

El hombre ordinario reprime muchas veces sus miedos porque los considera amenazantes, su ira porque es demasiado peligrosa y su desesperación porque ejerce una influencia demasiado desalentadora. También reprime su conciencia de dolor, como cuando ha experimentado un desengaño, porque no pueden tolerar tal sufrimiento. La represión del sentimiento disminuye la exaltación del cuerpo y la capacidad de la mente para concentrarse. Es la causa principal de la pérdida de su poder. La mayor parte de las veces su mente está preocupada por la necesidad de conservar su control a expensas de sentirse más vivo.

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sábado, 26 de octubre de 2019

Significado de Cruzar las Líneas Paralelas en la Totalidad de Uno Mismo

Estar en la conciencia del lado izquierdo es una ventaja solo cuando se acelera nuestra comprensión. Es una desventaja porque nos permite enfocar con inconcebible lucidez sólo una cosa a la vez, y esto nos vuelve vulnerables. No se puede actuar independientemente mientras se está en la conciencia del lado izquierdo; uno tiene que ser ayudado por guerreros que han obtenido la totalidad de sí mismos y saben cómo desempeñarse en ese estado. Lo que necesita un guerrero para entrar plenamente en el otro yo es abandonar el intento de la primera atención.

El paso de un yo al otro no tiene características físicas. El tiempo, no es algo que se mide con los movimientos del reloj. El tiempo es la esencia de la atención; las emanaciones del Águila están compuestas de tiempo, y, propiamente hablando, cuando uno entra en cualquier aspecto del otro yo, uno empieza a familiarizarse con el tiempo.
La rueda del tiempo es como un estado de conciencia acrecentada del otro yo, así como la conciencia del lado izquierdo es el estado de conciencia acrecentada del yo de todos los días. La rueda del tiempo podría describirse físicamente como un túnel de largo infinito, un túnel con surcos reflectores. Cada surco es infinito, y hay cantidades infinitas de ellos. Las criaturas vivientes están obligadas, por la fuerza de la vida, a contemplar compulsivamente uno de esos surcos. Contemplarlo significa ser atrapado por él, vivir ese surco.
Lo que los guerreros llaman voluntad pertenece a la rueda del tiempo. Es algo semejante a un tentáculo intangible que todos nosotros poseemos. El designio final de un guerrero consiste en aprender a concentrarlo en la rueda del tiempo con el fin de hacerla girar. Un guerrero que han logrado hacer girar la rueda del tiempo puede contemplar, cualquier surco y extraer de él lo que desee. Ser atrapado compulsivamente en cualquier surco del tiempo implica ver las imágenes de ese surco conforme se alejan. Ser libre de la fuerza fascinante de esos surcos significa que uno puede ver en cualquier dirección, ya sea cuando las imágenes se alejan o cuando se aproximan.

Un guerrero no tiene vida propia. A partir del momento en que comprende la naturaleza de la conciencia, deja de ser persona y la condición humana ya no forma parte de su visión. Solo debe dar lo mejor de sí mismo y aceptar su destino. El reto de un guerrero consiste en llegar a un equilibrio muy sutil de fuerzas positivas y negativas. Este reto no quiere decir que un guerrero deba luchar por tener todo bajo su control, sino que debe luchar por enfrentar cualquier situación concebible, lo esperado y lo inesperado, con igual eficiencia. Ser perfecto en circunstancias perfectas es ser un guerrero de papel. Para un guerrero, la excitación de quedarse es igual a la excitación del viaje. Ambos son lo mismo, porque los dos entrañan el cumplimiento de un cargo sagrado.

Se requiere una enormidad de fuerza para abandonar el intento de la vida de todos los días. Un guerrero debe evocar el intento. En la mirada está el secreto. Los ojos convocan el intento. La razón por la que el ver parece ser visual es porque necesitamos los ojos para enfocar el intento.
Estar en el lado izquierdo implica que lo inmediato toma primacía. En el lado izquierdo no hay lugar para las lágrimas, un guerrero no puede llorar, y la única expresión de angustia es un estremecimiento que viene desde las profundidades mismas del universo. Es como si una de las emanaciones del Águila fuese la angustia. El estremecimiento del guerrero es infinito.
El acto de recordar es absolutamente incomprensible. En realidad se trata del acto de acordarse de uno mismo, que no cesa cuando el guerrero recupera la memoria de las acciones llevadas a cabo en la conciencia del lado izquierdo, sino que prosigue hasta recuperar cada uno de los recuerdos que el cuerpo luminoso ha almacenado desde el momento de nacer. Las acciones sistemáticas que los guerreros llevan a cabo en estados de conciencia acrecentada son un recurso para permitir que el otro yo se revele en términos de recuerdos. Este acto de recordar, aunque parece estar asociado solamente con los guerreros, es algo que pertenece a cualquier ser humano; cada uno puede ir directamente a los recuerdos de su luminosidad con resultados insondables.

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sábado, 20 de julio de 2019

Ladrones del Espiritu

Cuando un guerrero se desprende del cadáver que hay en él, sólo entonces puede decir: ahora el sueño se ha alejado de mí para siempre. Entonces se habrá cumplido el suceso en que los hombres no pueden creer -porque, engañados por sus sentidos, no comprenden que materia y fuerza son la misma cosa- y la maravilla de que, incluso si te entierran, no habrá cadáver en tu ataúd. Solo entonces, un guerrero, puede diferenciar lo que es realidad de lo que es apariencia. Solo entonces encontrará a aquél que ha emprendido el camino antes que él. Todos los demás son sombras.

Hasta allí no sabes si eres la criatura más feliz o la más desgraciada. Pero no temas nada. Ni uno de los que han tomado el sendero de la vigilia, aunque se haya extraviado, ha sido nunca abandonado por sus guías.
Quiero darte una señal por la que podrás reconocer si una aparición es realidad o sólo imagen: si se acerca a ti, si tu conciencia se turba, si las cosas del mundo exterior son vagas o desaparecen, desconfía. ¡Mantente en guardia! La aparición no es más que una parte de ti mismo. Si no la comprendes, es sólo un espectro, sin consistencia, un ladrón que consume una parte de tu vida.

Los ladrones que roban la fuerza del espíritu son peores que los ladrones del mundo. Te atraen como fuegos fatuos al pantano de una esperanza engañosa, para dejarte solo en las tinieblas y desaparecer para siempre.
No te dejes cegar por ningún milagro que parezca realizado en tu favor, por ningún nombre sagrado que te den, por ninguna profecía que formulen, aunque ésta se cumpla; son tus enemigos mortales, arrojados del infierno de tu propio cuerpo, y con los cuales luchas por el dominio.
Has de saber que las fuerzas maravillosas que poseen son las tuyas propias desviadas por ellos para mantenerte en la esclavitud. No pueden vivir fuera de tu vida, pero, si los vences, se hundirán y se convertirán en instrumentos mudos y dóciles que podrás emplear según tus necesidades.

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viernes, 12 de julio de 2019

La Luz es Fuego

La idea del fin de los tiempos ha penetrado en las conciencias. Aislados del pasado, dudando del porvenir, el hombre ha descubierto el presente como valor absoluto, ha vuelto a encontrar la eternidad en esta débil frontera. En un mundo en que lo trágico y lo extraño se suceden de este modo, cabe preguntarse de qué estará hecha la gente que no tiene fe y que tampoco quiere divertirse.

¿Por qué tendríamos que preocuparnos por el fin del mundo? Esto ya ha ocurrido varias veces. Después de un millón de años de vagar por el mundo, sin duda los hombres han conocido más de un apocalipsis. La inteligencia se ha apagado y ha vuelto a encenderse varias veces. El hombre camina a lo lejos por la noche, con una linterna en la mano, es alternativamente sombra y fuego. Todo nos invita a pensar que el mundo ha llegado una vez más al final y que hacemos un nuevo aprendizaje de la existencia inteligente en un mundo nuevo: el mundo de las grandes masas humanas, de la energía nuclear, del cerebro electrónico y de los cohetes interplanetarios. Tal vez necesitaríamos un alma y un espíritu distintos para esta Tierra diferente.

Los hombres de esta Tierra, ¿somos los únicos? Porque, bajo las estrellas, se encuentran nuestros rostros invertidos, llevados por la misma curiosidad que acompaña a una infinita dilatación del espíritu. La religión nos es demostrada por lo absurdo. Ya no es la doctrina desconocida la que se oye, ya no. Es la conciencia no escuchada la que grita. Los hechos hablan a grandes voces. La verdad abandona las alturas de la palabra y entra en el pan que comemos. ¡Y la luz es fuego!

A la idea desconcertante de que acaso la inteligencia humana no es la única que vive y que actúa en el Universo, ha venido a sumarse la idea de que nuestra propia inteligencia es capaz de recorrer mundos diferentes del nuestro, de comprender sus leyes, de ir, en cierto modo, a viajar y a trabajar al otro lado del espejo. Viajando de este modo por otros universos, vuelve de sus exploraciones cargado de útiles eficaces para la transformación del mundo en que vivimos. Posee a la vez el ser y el hacer, tan próximo al genio de la música pura, es, al propio tiempo, aquel cuya eficacia sobre la materia es mayor. Del “más allá absoluto” ha nacido “el arma absoluta”.

En fin, al elevar el pensamiento a su más alto grado de abstracción, el hombre se da cuenta de que este pensamiento no es tal vez de su propiedad exclusiva. Descubre que los insectos, por ejemplo, parecen tener conciencia de propiedades del espacio que se nos escapan, y que acaso existe un pensamiento universal, y que tal vez un cántico del espíritu superior brota de la totalidad de lo viviente... De este mundo en que, para el hombre, ya no hay nada seguro, ni él mismo, ni el mundo tal como lo definían las leyes y los hechos antaño admitidos, nace a toda velocidad una mitología. La cibernética ha hecho nacer la idea de que la inteligencia humana ha sido rebasada por la del cerebro electrónico, y el hombre ordinario sueña en el ojo verde, la máquina “que piensa” con la misma preocupación y el mismo espanto con que el antiguo egipcio soñaba con la Esfinge.

A la pregunta: ¿Somos los únicos?, viene a añadirse otra: ¿Somos los últimos? ¿Se detiene la evolución en el hombre? ¿No estará ya formándose el Superior? ¿No estará ya entre nosotros? Y este Superior, ¿tenemos que imaginarlo como un individuo o como un ser colectivo, como la masa humana entera en vías de fermentar y coagularse, arrastrada toda ella al logro de la conciencia de su unidad y de su ascensión? En la era de las masas, el individuo muere, pero es la muerte salvadora de la tradición espiritual: morir para nacer al fin. Muere a la conciencia psicológica para nacer a la conciencia cósmica. Siente la formidable presión del dilema: morir resistiéndose, o morir obedeciendo. Del lado de la negativa, de la resistencia, está la muerte total. Del lado de la obediencia, está la muerte-rellano que conduce a la vida total, pues se trata de preparar a la multitud para la creación de un psiquismo unánime regido por la conciencia del Tiempo, del Espacio y del afán de descubrimiento. Mirándolo de cerca, todo esto refleja mejor el fondo de los pensamientos y de las inquietudes del hombre de hoy que los análisis de la novela neonaturalista o los estudios político-sociales; pronto nos daremos cuenta de ello, cuando los que usurpan la función de testigos y ven las cosas nuevas con ojos antiguos, sean fulminados por los hechos.

Se deberían modificar necesariamente lo que pensábamos hasta hoy de la naturaleza del conocimiento humano, conmover las ideas sobre las relaciones del hombre con su propia inteligencia; en una palabra, exigir una actitud muy diferente de lo que todavía ayer llamábamos actitud moderna. A una invasión de lo fantástico exterior debería corresponder una exploración de lo fantástico interior. ¿Existe lo fantástico interior? Y lo que el hombre ha hecho, ¿no sería proyección de lo que es o de lo que llegará a ser?

Inteligencia total, conciencia despierta; parece que el hombre se encamina a estas conquistas esenciales, en el seno del mundo en pleno renacimiento y que parece exigirle ante todo la renuncia a la libertad. Pero, la libertad, ¿para hacer qué? Efectivamente, la libertad de ser lo que era, le está siendo retirada poco a poco. La única libertad que pronto le será otorgada es la de ser otro, la de pasar a un estado superior de inteligencia y de conciencia. Esta libertad no es de esencia psicológica, sino mística, al menos ateniéndonos a los esquemas de antaño, al lenguaje de ayer. En cierto sentido, pensamos que la civilización consiste en que el avance llamado místico se extienda, sobre la tierra humeante de fábricas y vibrante de artefactos, a la Humanidad entera. Y se verá que este avance es práctico, que es, en cierto modo, el “segundo soplo” necesario a los hombres para acoplarse a la aceleración del destino de la Tierra.

La libertad, este poder de ser la causa, esta facultad del mérito, quiere que el hombre se rehaga él mismo.

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