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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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jueves, 7 de marzo de 2024

El Punto de No-Compasión

Existe un umbral que, una vez franqueado, no permite retiradas. Normalmente, desde el momento en que el espíritu toca la puerta, pasan años antes de que la persona llegue a ese umbral. Sin embargo, en algunas ocasiones se logra llegar a él casi de inmediato.

Un guerrero tiene la obligación de recordar muy claramente cuándo y cómo ha cruzado ese umbral, a fin de fijar en su mente el nuevo estado de su potencial perceptivo. Cruzar ese umbral significa entrar en un mundo nuevo, y no es esencial ser aprendiz de guerrero para llegar a ese umbral; la única diferencia entre el hombre común y corriente y un guerrero, en esos casos, es lo que cada uno pone de relieve.
El guerrero recalca el cruce del umbral y usa ese recuerdo como punto de referencia. El hombre común y corriente recalca el hecho de que se refrena al cruzarlo y de hacer lo posible por olvidarse de haber llegado a él.


Cortar nuestras cadenas es algo maravilloso, pero también algo muy fastidioso porque nadie quiere ser libre. Una vez que nuestras cadenas están rotas, ya no estamos atados a las preocupaciones del mundo cotidiano. Aún estamos en el mundo diario, pero ya no pertenecemos a él. Para pertenecer a él debemos compartir las preocupaciones y los intereses de la gente, y sin cadenas no podemos.
La característica de la gente normal es que compartimos una daga metafórica: la preocupación con nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos y sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa, descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada, y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo.

Un guerrero es, en esencia, un ser implacable, de recursos muy fluidos y de gustos y conducta muy refinados; un ser cuya tarea en este mundo es afilar sus aristas cortantes, una de las cuales es la conducta, para que así nadie sospeche de su inexorabilidad.

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de sus puntos de encaje, y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Cuando el punto de encaje se mueve y llega al sitio donde no hay compasión, la posición de la racionalidad y el sentido común se debilitan. La sensación de tener un lado viejo, oscuro y silencioso es una visión de los antecedentes de la razón.
El sitio donde no hay compasión tiene que ver con “el descenso del espíritu”. A fin de revelar los misterios de la percepción a la humanidad, el espíritu elige un momento en el que el ser humano está distraído, con la guardia baja y, sin mostrar piedad alguna, deja que su presencia mueva, por sí misma, el punto de encaje a una determinada posición. Una posición que los chamanes describen como el sitio donde uno pierde la compasión o el sitio donde no hay piedad. A partir de ahí, el no tener compasión se convierte en el primer principio del camino del guerrero.

El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, la humanidad, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal.
La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes está dirigido a destronar la importancia personal.
El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por sí mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada.
La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.
Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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lunes, 12 de febrero de 2024

Una Incursión en los Beneficios de la Recapitulación

La Recapitulación es el tema más importante en nuestro proceso de desarrollo y es una herramienta muy valiosa para nuestro bienestar. La Recapitulación tiene que ver con las prácticas de recogimiento interior y de contemplación.
Practicar la recapitulación es algo fundamental. Una vez que se la disfruta, ya no se la puede abandonar, y los beneficios son inmediatos.

La adecuada práctica de la recapitulación es un instrumento ampliamente recomendado para manejar y aliviar los efectos del estrés en nuestro organismo.
La práctica milenaria de la recapitulación tiene un gran potencial para generar cambios importantes en la estructura física del cerebro y hasta puede disminuir la atrofia (encogimiento cerebral) generado por la edad.

Los practicantes que llevan varios años recapitulando tienen más lucidez mental, y su pensamiento es más rápido y preciso. Las zonas que se activan con la práctica de la recapitulación son específicamente: el hipocampo y áreas de la corteza orbito frontal, el tálamo, y el giro temporal inferior. Estas áreas del cerebro juegan un importante papel en la llamada regulación de las emociones. Las personas que practican la recapitulación desarrollan una habilidad especial para cultivar emociones positivas, mantener una buena concentración, tener en el tiempo una buena estabilidad emocional y tener un comportamiento consciente.
Existen pues diferencias en la anatomía y las conexiones entre las distintas regiones del cerebro que explican estas habilidades y lucidez mental a través de los años.

Quienes realizan la recapitulación de sus vidas tienen además conexiones más fuertes dentro del cerebro y muestran menos deterioro y atrofia cerebral relacionados con la edad. En resumen podemos decir que la práctica de la recapitulación tiene no solo un beneficio en las funciones cognoscitivas de orden superior, sino que también es capaz de modificar la actividad y el tamaño de nuestro cerebro.

Vamos a resaltar algunos de los beneficios validados de la recapitulación:
- Disminuye el estrés (ayuda al equilibrio endocrino/ inmunológico)
- Reduce notoriamente síntomas asociados a la depresión, trastornos de ansiedad, dolor crónico
- Mejora el insomnio
- Incrementa la habilidad de “prestar atención”
- Mejora la calidad de vida
- Mejora la neuroplasticidad cerebral
- Al mejorar la conexión entre lóbulos temporal y parietal se mejora la toma de perspectivas y se incrementa la compasión y la empatía.
- Mejora la memoria
- Mejora las estrategias de afrontamiento frente al estrés

Así pues, podemos ver la recapitulación como una práctica saludable, económica y personal que sin duda aporta beneficios de diversa índole a quienes la practican con regularidad.
Así como resulta oportuno ejercitar nuestro cuerpo para mantenernos saludables, flexibles y tonificados, sería conveniente entrenar nuestra mente (mediante la recapitulación de nuestra vida) para mejorar nuestro funcionamiento cerebral, regular nuestras emociones, vivir en forma consciente, cultivar emociones positivas y prevenir el deterioro cognoscitivo entre otras cosas.

Cómo Hacer una Lista de Recapitulación

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lunes, 9 de octubre de 2023

Afrontar los Dos Lados de la Conciencia

La solidez aparente del yo, que nos fuerza a desarrollar una manera de comprender el mundo, de ser y de comportarnos de una determinada manera, puede llegar a derrumbarse voluntariamente.

El "no-hacer" se refiere a todo lo que no está incluido en el inventario que nos han impuesto desde el momento mismo del nacimiento.
Al ocuparnos de cualquier artículo de nuestro inventario impuesto, nos dedicamos al "hacer"; todo lo que no forma parte de ese inventario es "no-hacer".

Adoptar una postura que contradiga los puntos de vista consensuales del orden social establecido, no es fácil. Se ha de elegir a favor del yo energético, de la libertad y de la conciencia de tu ser total.
Somos vulnerables porque nos sentimos extraviadamente importantes.

Todos tenemos unos tremendos recursos ocultos y una conexión viva con el Poder que está más allá de nuestra imaginación más descabellada, pero la mayoría de la gente elige ignorar la magia escondida de nuestra propia existencia.
Nuestro mayor error es que nos negamos con firmeza a tratar con nosotros mismos como seres luminosos con un potencial ilimitado.
Nos tomamos demasiado en serio, nos quedamos enganchados a la razón y no nos liberamos.
Nuestro engaño es, darle la espalda al Universo misterioso con el fin de entregarnos a las limitaciones estériles de nuestro propio auto-reflejo.

Las prácticas que permiten el silencio mental se denominan “no-hacer” y se corresponden con ciertas acciones específicas ajenas a la descripción del mundo que conocemos.

El “hacer” es fruto del pensar y permite que todo siga como hasta el momento. La base de todo “hacer” es que, después de realizarlo, todo sigue como antes, aunque nuestro estado interno sea más relajado y comprensivo.

Nuestra mirada solo percibe un mundo condicionado por conceptos preexistentes, repetido continuamente por nuestro diálogo interno que nos dice como son y cómo han de seguir siendo las cosas.
El diálogo interno actúa como un guardián, sacando a la superficie todo lo rechazado, lo que aun no hemos resuelto y nuestros deseos y necesidades más profundas.

Pensar y hacer son los pilares que se esconden detrás de la violencia, el odio, el egoísmo, el temor… Nos repetimos continuamente como creemos que es el mundo, nos comportamos en consecuencia y terminamos creyendo que el mundo ha sido y siempre será así.
Si el flujo que sostiene la argamasa de este mundo se detiene (si el diálogo mental cesa), el mundo se derrumba en un solo instante, como si jamás hubiera existido algo semejante. De golpe, nuestro cuerpo está hecho de luz; nuestra conciencia está abierta a canales telepáticos y a inteligencias desconocidas; las leyes que regulan nuestro movimiento y comprensión se focalizan en el vientre y no en la cabeza; nuestros sentidos ya no están limitados a una estrecha gama de percepciones auditivas o visuales, sino que somos capaces de percibir con todo el cuerpo y en una banda extensísima del espectro sensorial; las dependencias sociales y familiares han desaparecido y nos vivenciamos como seres libres y eternos, que han jugado por un instante a vivir encerrados en una carcasa con apariencia humana...

Los “no-hacer” entran en franco conflicto con los “hacer” ordinarios, hasta detener la descripción de lo conocido y abrir la puerta que nos conduce a otra realidad, donde podremos afrontar la conciencia del otro yo. Lo más fascinante del “no-hacer” es que comienza, como cualquier “hacer”, en la “primera atención”; pero, si se realiza sistemáticamente, dispone de la suficiente potencialidad para empujarnos al “otro lado de la realidad”. Y, una vez allí, aun nos queda la enorme tarea de integrar los dos lados de la conciencia: el ventrículo del lado derecho del cerebro (Nagual), y el ventrículo del lado izquierdo del cerebro (Tonal), para alcanzar finalmente la Totalidad de Uno Mismo.

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domingo, 10 de enero de 2021

Voluntad

Voluntad es una entidad. Tendemos a pensar que la voluntad es una fuerza, aunque la realidad es un tanto diferente y quizá se confundan pues la personalidad de un guerrero ha de estar imbuida de una gran fuerza, un gran poder, para controlar la voluntad.
Voluntad es un aliado que encontramos dentro de nuestra esfera luminosa. Debido a la manipulación mental, el orden social y la educación temprana, el ser humano no tiene voluntad, sino que es dominado y dirigido por la voluntad de la cualidad de la época en la que esté viviendo.

Un guerrero aprende a alinearse con la voluntad que le pertenece por derecho mediante el acecho a sus propias debilidades. Para ello ha de tener un objetivo claro y bien definido de querer trascender los límites de su propia conciencia para ir poco a poco adentrándose en los confines de lo desconocido.
Los vicios y debilidades del hombre corriente impiden a un guerrero acceder al poder que es su derecho reclamar, el cual le da acceso a niveles más profundos y libres de su conciencia individual, que a su vez alimenta la conciencia universal.

Voluntad se percibe en el cuerpo físico de un guerrero de una manera especial. Es una especie de jalón, de tirón, que se siente en la parte media del cuerpo, en la región umbilical.
Al observar detenidamente la sencación, el guerrero se da cuenta que ese jalón viene de algo que parece ser externo a él, y se siente así porque voluntad arrastra al guerrero hacia la parte más externa de su esfera luminosa hasta llegar a abarcar, algún día, la totalidad de sí mismo.

Un guerrero aprende a relacionarse con Voluntad en términos de aliado, dejándose asesorar, dejándose llevar, por esa entidad que forma parte de nuestra totalidad pero que debido a nuestro condicionamiento social ha sido apartada a los límites de la esera luminosa del guerrero. Una vez que un guerrero adquiere la confianza para dejarse llevar por Voluntad a visitar los espacios inexprorados de su totalidad, un munod nuevo de posibilidades se muestran ante la percepción de ese guerrero y su vida aquiere un sentido y un significado jamás imaginados.

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viernes, 24 de abril de 2020

Las Batallas del Nagual

Perder la forma humana significa entrar en un estado de desprendimiento, de desapego, pero que no llega poco a poco, como un conocimiento o un "darse cuenta" de la importancia de perder ese apego, sino que llega de golpe. Un día sin previo aviso llega en que se pierde la forma humana y al día siguiente uno está envuelto en un sentimiento desconocido, inexplicable. Un momento en que el guerrero siente que no tiene más apego, que el mundo no tiene la fuerza ni el valor coercitivo que había tenido hasta ese momento. En el Camino del Guerrero, el mundo nos obliga a actuar de cierta manera, en ese sentido son importantes y de una sofisticación extraordinaria las conclusiones a las que se llega: "el mundo es una percepción y nosotros somos los que lo perciben", y de nosotros depende que le demos significado de uno o de otro modo. Debemos entender que el mundo es una percepción y como tal es posible actuar sobre él y cambiarlo, al cambiar la interpretación de esas percepciones y lograr el cambio de una manera sutil y al mismo tiempo dramática. También cambia el significado del mundo; éste deja de ser fijo, estéril, interminable, incompleto, tal y como lo percibimos normalmente. Un guerrero abarca todo eso y lo lleva a su punto culminante. "Perder la forma humana" es un cambio somático al nivel del campo de energía y no significa simplemente una transformación espiritual.


El hombre como campo de energía se transforma mediante la presión que el entrenamiento como guerrero le somete. Llega un momento en que esa presión es tan fuerte que impulsa el cambio orgánico, entonces el cambio es total, y no es que uno se esté reprimiendo, uno se libera. No se trata desesperadamente, por ejemplo, de no enojarse o de ser desprendido. Es el no tener interés, se extinguió el interés y, ¿cómo me relaciono con el mundo? Lo que es importante en un guerrero es que ya no tiene ningún vínculo que le ate al mundo como persona, y el único modo de entablar este puente con el mundo es a través de un personaje, como un actor, que no tiene historia personal.

Los chamanes del antigüo México aseguran que, según la tradición Tolteca, se puede trascender el sentido biológico de la muerte, es decir un hombre puede liberarse de la compulsión de morir y puede morir de una manera diferente, ellos lo llaman la "búsqueda de la libertad" que es un ciclo extraordinario que no tiene nada que ver con las unidades perceptivas de nuestro mundo cotidiano.
La muerte es el "mundo" de referencia de un guerrero. El Guerrero debe referirse constantemente a ese final inevitable y solo cuando toma a la muerte como punto de referencia, sin morbidez y sin sentirse abatido u ofendido, se puede en realidad superar la mezquindad natural de la vida. El hombre ordinario vive como si fuera inmortal, sin dar cuenta de sus actos a nadie, como si fuera eterno, dándose el lujo de perder el tiempo y andarse en idioteces. Tener a la muerte como punto de referencia es una manera mucho más interesante de enfocar la vida que vivirla aterrados por la muerte y sin embargo desperdiciarla. Es una manera espantosa de no darse cuenta de lo que se hace.
Hay dos actitudes frente a la muerte. La primera es tener una idea mórbida, rendirle culto. La otra es la represión: no pensar más en ella y tratar de olvidar a toda costa que un día vamos a morir.

La tradición tolteca, considera que la muerte es un punto de disolución, una referencia a todo lo que hacemos. Un guerrero quiere trascender la muerte y cambiarla. Sabe que va a morir, que se va a extinguir inevitablemente; pero adopta la opción de cambiar la finalidad de la muerte y la transformar conscientemente en algo diferente, sin dejar su cuerpo. Quizá esto puede parecer una idea absurda, imposible concebir lógicamente como occidentales que la intención de trascender la muerte tenga validez. Para el hombre corriente no dejar el cuerpo es absurdo y, sin embargo, eso es lo que un guerrero quiere para él y para su grupo. Ser capaces de trascender la inevitabilidad de la muerte mientras la fuerza viviente se escapa del cuerpo. Los chamanes de la tradición tolteca consideran que la fuerza viviente tiene la suficiente capacidad como para transformar al cuerpo en energía pura, lo opuesto a lo que le pasa al hombre del mundo cotidiano, que deja que la fuerza viviente se escape del cuerpo y que éste se extinga como un organismo muerto. Esas son las batallas del Nagual: la búsqueda de la libertad y la transformación del cuerpo en energía pura.

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miércoles, 22 de abril de 2020

Experiencia Corporal del Guerrero

Se no escapa el hecho de que la experiencia es un fenómeno corporal. La información o los datos no se convierten en saber mientras no se relacionen con la experiencia. Solo se experimenta lo que tiene lugar en el cuerpo. La experiencia puede ser vívida o débil según el grado de vitalidad del cuerpo. Cuando lo que ocurre en el mundo exterior afecta al cuerpo, el guerrero lo experimenta, pero la experiencia que en realidad le llega es su efecto en el cuerpo.

El conocimiento se convierte en entendimiento cuando va asociado con el sentimiento. Solo una comprensión profunda, cargada de un valor emocional fuerte, es capaz de modificar los patrones estructurados de la conducta. La mente ejerce una función directiva sobre el cuerpo. Un guerrero puede a través de su mente dirigir la atención a diferentes partes de su cuerpo, hacia adentro o hacia afuera, también hacia su propio cuerpo o hacia los objetos externos. La energía se enfoca, de hecho, sobre uno mismo o se proyecta sobre el mundo exterior. Un geurrero puede variar la concentración entre estos dos puntos con facilidad y rapidez, de forma que al mismo tiempo es consciente de su cuerpo y del medio que lo rodea. Se da cuenta de lo que le está ocurriendo y, al mismo tiempo, de lo que está pasando a los demás. Pero no todos tienen esta capacidad. Algunos piensan demasiado en sí mismos y desarrollan una conciencia confusa. Otros, en cambio, se fijan tanto en lo que está ocurriendo en torno suyo, que pierden la conciencia de sí mismos.

Darse cuenta del propio cuerpo es la manera que un guerrero tiene para saber quién es, es decir, de conocer su propia mente. De esta manera la mente funciona como un órgano perceptivo y reflexivo, que siente y define el propio estado de ánimo, los sentimientos y deseos propios, etc. Conocer la propia mente es saber lo que se quiere y lo que se siente.

Cuando el guerrero no puede decidirse o tomar una determinación, es que tiene conciencia de dos sentimientos opuestos igualmente fuertes. En estos casos, la decisión es imposible casi siempre, hasta que un sentimiento se imponga al otro. Cuando la mente está abrumada de sentimientos que no puede aceptar y el guerrero no se atreve a concentrarse sobre ellos, éste se separa y disocia su percepción consciente del cuerpo. De este modo, queda despersonalizado y actúa sin control, abandonando todo intento de recuperar el propio dominio.

El hombre ordinario reprime muchas veces sus miedos porque los considera amenazantes, su ira porque es demasiado peligrosa y su desesperación porque ejerce una influencia demasiado desalentadora. También reprime su conciencia de dolor, como cuando ha experimentado un desengaño, porque no pueden tolerar tal sufrimiento. La represión del sentimiento disminuye la exaltación del cuerpo y la capacidad de la mente para concentrarse. Es la causa principal de la pérdida de su poder. La mayor parte de las veces su mente está preocupada por la necesidad de conservar su control a expensas de sentirse más vivo.

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viernes, 12 de julio de 2019

La Luz es Fuego

La idea del fin de los tiempos ha penetrado en las conciencias. Aislados del pasado, dudando del porvenir, el hombre ha descubierto el presente como valor absoluto, ha vuelto a encontrar la eternidad en esta débil frontera. En un mundo en que lo trágico y lo extraño se suceden de este modo, cabe preguntarse de qué estará hecha la gente que no tiene fe y que tampoco quiere divertirse.

¿Por qué tendríamos que preocuparnos por el fin del mundo? Esto ya ha ocurrido varias veces. Después de un millón de años de vagar por el mundo, sin duda los hombres han conocido más de un apocalipsis. La inteligencia se ha apagado y ha vuelto a encenderse varias veces. El hombre camina a lo lejos por la noche, con una linterna en la mano, es alternativamente sombra y fuego. Todo nos invita a pensar que el mundo ha llegado una vez más al final y que hacemos un nuevo aprendizaje de la existencia inteligente en un mundo nuevo: el mundo de las grandes masas humanas, de la energía nuclear, del cerebro electrónico y de los cohetes interplanetarios. Tal vez necesitaríamos un alma y un espíritu distintos para esta Tierra diferente.

Los hombres de esta Tierra, ¿somos los únicos? Porque, bajo las estrellas, se encuentran nuestros rostros invertidos, llevados por la misma curiosidad que acompaña a una infinita dilatación del espíritu. La religión nos es demostrada por lo absurdo. Ya no es la doctrina desconocida la que se oye, ya no. Es la conciencia no escuchada la que grita. Los hechos hablan a grandes voces. La verdad abandona las alturas de la palabra y entra en el pan que comemos. ¡Y la luz es fuego!

A la idea desconcertante de que acaso la inteligencia humana no es la única que vive y que actúa en el Universo, ha venido a sumarse la idea de que nuestra propia inteligencia es capaz de recorrer mundos diferentes del nuestro, de comprender sus leyes, de ir, en cierto modo, a viajar y a trabajar al otro lado del espejo. Viajando de este modo por otros universos, vuelve de sus exploraciones cargado de útiles eficaces para la transformación del mundo en que vivimos. Posee a la vez el ser y el hacer, tan próximo al genio de la música pura, es, al propio tiempo, aquel cuya eficacia sobre la materia es mayor. Del “más allá absoluto” ha nacido “el arma absoluta”.

En fin, al elevar el pensamiento a su más alto grado de abstracción, el hombre se da cuenta de que este pensamiento no es tal vez de su propiedad exclusiva. Descubre que los insectos, por ejemplo, parecen tener conciencia de propiedades del espacio que se nos escapan, y que acaso existe un pensamiento universal, y que tal vez un cántico del espíritu superior brota de la totalidad de lo viviente... De este mundo en que, para el hombre, ya no hay nada seguro, ni él mismo, ni el mundo tal como lo definían las leyes y los hechos antaño admitidos, nace a toda velocidad una mitología. La cibernética ha hecho nacer la idea de que la inteligencia humana ha sido rebasada por la del cerebro electrónico, y el hombre ordinario sueña en el ojo verde, la máquina “que piensa” con la misma preocupación y el mismo espanto con que el antiguo egipcio soñaba con la Esfinge.

A la pregunta: ¿Somos los únicos?, viene a añadirse otra: ¿Somos los últimos? ¿Se detiene la evolución en el hombre? ¿No estará ya formándose el Superior? ¿No estará ya entre nosotros? Y este Superior, ¿tenemos que imaginarlo como un individuo o como un ser colectivo, como la masa humana entera en vías de fermentar y coagularse, arrastrada toda ella al logro de la conciencia de su unidad y de su ascensión? En la era de las masas, el individuo muere, pero es la muerte salvadora de la tradición espiritual: morir para nacer al fin. Muere a la conciencia psicológica para nacer a la conciencia cósmica. Siente la formidable presión del dilema: morir resistiéndose, o morir obedeciendo. Del lado de la negativa, de la resistencia, está la muerte total. Del lado de la obediencia, está la muerte-rellano que conduce a la vida total, pues se trata de preparar a la multitud para la creación de un psiquismo unánime regido por la conciencia del Tiempo, del Espacio y del afán de descubrimiento. Mirándolo de cerca, todo esto refleja mejor el fondo de los pensamientos y de las inquietudes del hombre de hoy que los análisis de la novela neonaturalista o los estudios político-sociales; pronto nos daremos cuenta de ello, cuando los que usurpan la función de testigos y ven las cosas nuevas con ojos antiguos, sean fulminados por los hechos.

Se deberían modificar necesariamente lo que pensábamos hasta hoy de la naturaleza del conocimiento humano, conmover las ideas sobre las relaciones del hombre con su propia inteligencia; en una palabra, exigir una actitud muy diferente de lo que todavía ayer llamábamos actitud moderna. A una invasión de lo fantástico exterior debería corresponder una exploración de lo fantástico interior. ¿Existe lo fantástico interior? Y lo que el hombre ha hecho, ¿no sería proyección de lo que es o de lo que llegará a ser?

Inteligencia total, conciencia despierta; parece que el hombre se encamina a estas conquistas esenciales, en el seno del mundo en pleno renacimiento y que parece exigirle ante todo la renuncia a la libertad. Pero, la libertad, ¿para hacer qué? Efectivamente, la libertad de ser lo que era, le está siendo retirada poco a poco. La única libertad que pronto le será otorgada es la de ser otro, la de pasar a un estado superior de inteligencia y de conciencia. Esta libertad no es de esencia psicológica, sino mística, al menos ateniéndonos a los esquemas de antaño, al lenguaje de ayer. En cierto sentido, pensamos que la civilización consiste en que el avance llamado místico se extienda, sobre la tierra humeante de fábricas y vibrante de artefactos, a la Humanidad entera. Y se verá que este avance es práctico, que es, en cierto modo, el “segundo soplo” necesario a los hombres para acoplarse a la aceleración del destino de la Tierra.

La libertad, este poder de ser la causa, esta facultad del mérito, quiere que el hombre se rehaga él mismo.

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sábado, 8 de diciembre de 2018

Volverse Consciente

Tenemos muchas cosas ya establecidas, como los hábitos, los modos usuales de pensar, las asociaciones, las defensas y muchas otras cosas. De modo que nuestras acciones no son todas controladas por influencias externas y por las que tengamos una respuesta natural. Muchas cosas son el resultado de influencias primordiales.

Nuestro poder de elección sólo empieza cuando comenzamos a comprender nuestra situación, nuestra forma automática de actuar, y cuando comenzamos a luchar por algo más. Para eso hay posibilidades. Pero este es un modo diferente de vivir: o determinismo o libertad. Algunas cosas están en nuestro poder si sabemos cómo cambiarlas o cómo hacerlas girar. Sólo que debemos saberlo. Todo es relativo.

La inconsciencia es la forma o el nivel de nuestro ser. Uno empieza a despertar cuando comienza a seguir las directrices del camino del guerrero, si se le muestra el modo, pero estar despierto indica el nivel del ser mismo. De modo que toda esta lucha con las emociones negativas, tratando de detener las acciones desgastantes de energía, tratando de recordarse, todo esto conduce al despertar, pero un guerrero no podrá despertar antes de despertar.

Cuando el hombre corriente trata de volverse consciente, ve que no puede. Al tratar de volverse consciente, todo el trabajo del guerrero es suyo propio. Sólo en este camino se dice claramente que no se puede "hacer" nada. Todos los demás empiezan con "hacer" en un sentido u otro, pues dicen: haga esto o haga aquello.

En el camino del guerrero uno ha de empezar en las condiciones de la vida corriente; no es necesario acudir a una escuela cerrada ni a un monasterio. Debido a eso, es particularmente necesario entender, primero de todo, que uno no puede "hacer" nada, y que lo único que uno puede empezar a "hacer" es tratar de recordarse: entender una cosa y practicar la otra.

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miércoles, 24 de octubre de 2018

Decretos de Libertad de un Guerrero

No abrigamos la creencia de que esta Tierra es un reino de miseria, donde el hombre está predestinado a la destrucción.

No creemos que la tragedia sea nuestro destino natural y no vivimos en el crónico temor de un desastre.

No esperamos ninguna desgracia hasta tener motivos para ello, y cuando surgen, somos libres para combatirlos.

No es la felicidad, sino el sufrimiento lo que consideramos antinatural.

No es el éxito, sino las calamidades lo que creemos anormal en nuestras vidas.

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lunes, 1 de octubre de 2018

Conocimiento Ancestral

Cualquier hegemonía socio-cultural de civilizaciones, imperios, culturas, pueblos, y demás, fue estructurada por algún sistema cognoscitivo, una impresión conjunta en el modo de ver y contemplar sus necesidades a todo nivel psico-social, ya sea a propósito o no, entablaron patrones de creencias y comportamientos que se asemejaban paralelamente unas con otras, esto quiere decir por ejemplo si en una Era toda manifestación humana debía ser la conquista, guerras y matanzas, fuerza física, agresión, competencias, todo esto como aspectos generales más notorios, en otro tiempo debería ser contrastadamente y como parte de doce ciclos definidos, la religión, el misticismo, la espiritualidad, la oración y la fe, las características más marcadas de esa Era.

El Conocimiento Ancestral no es cuestión de tiempo pasado, necesariamente; es por el contrario una condición más que cuestión, que hace referencia al hombre que reconoce y vivencia su ORIGEN, un hecho que implica ver más allá de su tiempo, tener una cualidad de Ser que refleje la armonía y el propósito cósmico, en una comprensión profunda de la naturaleza de las cosas y de los eventos que a su alrededor se abren paso en un contexto sin precedentes, tener la capacidad de atestiguar los misterios y verificar el orden causal que lo lleva a él a ser parte del universo, sin someterse completamente a la rueda del tiempo del que forma parte por tener un comienzo, un nacimiento, pero que de igual forma puede escapar por poseer “el secreto”.
Los Conocimientos Ancestrales son atemporales, no pertenecen a ningún tiempo, pudiendo ser encarnados por cualquiera, sin importar su época, siendo lo más importante la fortaleza de la unión, de la ligazón entre el buscador y el Espíritu Universal.

Esta interpolación de conceptos nos lleva al punto referencial de que en la actualidad (nuestro tiempo) definitivamente no hace falta vestirse con indumentarias típicas de tal o cual cultura, no hace falta andar por ahí voceando el nombre de algún pueblo antiguo, o hacer demostraciones pseudo-chamánicas de los rasgos culturales conservados como meros folklorismos entretenidos, para poder verse uno mismo como chamán. En definitiva, actualmente en los tiempos que corren absolutamente todos los conceptos de chamanismo (con extraordinarias excepciones) en términos, significados y demostraciones poseen una desmejorada conceptualización, ningún sistema vital de regencia y menos de claridad, mantenida con demasiada terminología errónea llena de ostracismo y confusión, con una nula organización esencial, que sea coherente y clara (hasta para la cara contemplativa de la objetividad biofísica): simplemente simplista y alegórica.

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jueves, 23 de agosto de 2018

La Necesidad de Anular la Dualidad

Un guerrero que cuenta con su humildad sabe que su destino es el mismo que el de cualquier otro ser vivo de la tierra. Así que, en lugar de ilusionarse con falsas esperanzas, trabaja concreta y duramente para salir de su condición humana y acogerse a la única salida que tenemos: la ruptura de nuestra barrera perceptual.


Previa al nacimiento, la dualidad impuesta al hombre no existe, pero a partir del nacimiento las dos partes son separadas. Una parte se vuelve hacia el exterior y se convierte en el cuerpo físico; la otra, hacia el interior y se convierte en el doble. Al morir la parte más pesada, el cuerpo, regresa a la Tierra para ser absorbida por ella, y la parte ligera, el doble, se libera. Pero desafortunadamente, puesto que el doble no fue perfeccionado nunca, experimenta la libertad por sólo un instante antes de dispersarse en el universo.

Si morimos sin haber borrado nuestro falso dualismo del cuerpo y la mente, morimos una muerte ordinaria. Morimos porque la posibilidad de ser transformados no forma parte de nuestros conceptos. Esta transformación tiene que lograrse mientras estemos vivos y, llevar a cabo nuestra tarea con éxito, es el único propósito verdadero que un ser humano puede tener. Todos los demás son logros transitorios, puesto que la muerte los disuelve en la nada.

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viernes, 5 de enero de 2018

Movimiento y Atención

En el hombre, como en el universo, todo está en movimiento. Nada permanece estático. Nada dura por siempre o termina completamente. Todo lo que vive, evoluciona o declina en un incesante movimiento energético. Las leyes subyacentes de este proceso universal eran conocidas por las ciencias de la antigüedad, las cuales asignaban al hombre su lugar apropiado en el orden cósmico.


Todas las manifestaciones de la vida del hombre son expresadas en formas de movimientos y actitudes, o sea posturas. Desde la más habitual hasta las de un nivel superior, cada posible manifestación tiene su propio movimiento y su propia actitud. Un pensamiento tiene un movimiento y una forma que es propia de él. Un sentimiento tiene un movimiento y una forma que es propia de él. Para una acción sucede lo mismo. Nuestra educación entera consiste precisamente en aprender un completo repertorio de actitudes de pensamiento y sentimiento, y actitudes de movimiento. Este repertorio constituye nuestro automatismo, y aquí se oculta un lenguaje que no entendemos.

Nosotros creemos que somos conscientes y que nuestros movimientos son libres. No vemos que cada movimiento es una respuesta al choque de una impresión.

El movimiento consciente tienen un doble objetivo, ya que requieren de una cualidad de atención diferente, mantenida en varias partes al mismo tiempo, ellas nos ayudan a salir del estrecho círculo de nuestro automatismo. Y a través de una estricta sucesión de nuevas actitudes, nos conducen a una nueva posibilidad de pensamiento, sentimiento y acción. Si pudiéramos percibir su significado y hablar su lenguaje, este tipo de movimientos nos revelarían otro nivel de entendimiento.

En esta disciplina, la consciencia del movimiento requiere total atención. La cualidad de esta atención nos llama a experimentar el estado de plena conciencia. A través del movimiento consciente, cuando todas las energías en nuestro interior están relacionadas, se produce una nueva energía. Podemos sentirla. Tiene otra cualidad, otra fuerza, y la conciencia que ordinariamente no tenemos, se trata de un nivel más elevado, la conciencia del verdadero Ser.

En los movimientos, lo más importante no son las posiciones sino el impulso, la energía que fluye de una posición a otra. Y nadie puede enseñar eso. Cada quien tiene que descubrirlo dentro de sí mismo.

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domingo, 25 de junio de 2017

El Metodo de los Acechadores en el Trato con la Gente

Estamos inmersos en el misterio. Formamos parte de lo inexplicable. Por lo tanto, no podemos deshonrar el misterio del hombre sintiendo lástima por uno mismo o tratando de razonar ese misterio, del que formamos parte. Podemos degradar lo disparatado del hombre comprendiéndolo. Pero no hemos de pedir disculpas ni por una ni por otra cosa; ambas son necesarias.
Una de las de las maniobras de los acechadores es poner el misterio y los disparates frente a frente en cada uno de nosotros. Las prácticas de acecho no son algo para disfrutar abiertamente; ya que son en realidad prácticas censurables, hasta ofensivas. No es recomendable discutir o practicar los principios del acecho en la conciencia normal.
El propósito del acecho es doble; primero, mover el punto de encaje con la mayor constancia y el menor peligro posibles; y segundo, imprimir sus principios a un nivel tan profundo que el inventario humano sea pasado por alto, como lo es también la reacción natural de desechar y menospreciar algo que puede ser ofensivo a la razón.

Hay dos grupos principales de seres humanos: aquellos a quienes les importan los demás y aquellos a quienes no les importan. Entre estos dos extremos existe una combinación interminable de los dos.
Un hombre, que no sólo sea generoso; también que sea un hombre absolutamente encantador, irresistible. Que siempre esté profunda y sincera mente interesado en todos los que le rodean. Amable y abierto, dado a regalar todo lo que tenga a quien lo necesite, o a cualquier persona que le caiga simpática. A su vez, los demás lo adoran porque, siendo un maestro del acecho, les comunica a todos sus verdaderos sentimientos: nadie le importa lo más mínimo.
Eso es el acecho. Nadie importa un pepino y, por ello se puede ayudar a la gente. Dar todo lo que se tenga y aún lo que no se tenga, porque dar o no dar no importa en lo absoluto.

Ahora bien, cuando a un hombre le importan sus semejantes, siempre exige que le honren. Los que se preocupan por los demás se preocupan por sí mismos y exigen que se reconozcan los méritos de quien lo merezca.
Aquéllos que se preocupan por sus semejantes, jamás ayudan a nadie. La generosidad los incomoda; ni siquiera pueden concebir que alguien le tenga cariño, y se sienten ciertamente estúpidos regalándole a alguien la camisa que traigan puesta. Les importan tanto sus semejantes, que no hacen nada por ellos. No sabrían qué hacer. Y si hicieran algo, siempre tendrían la irritante sensación de estarles imponiendo su voluntad con sus regalos.

Cualquier guerrero puede tener éxito con la gente, siempre y cuando mueva su punto de encaje a una posición en la que no tenga ninguna importancia si la gente lo quiere o no lo quiere o si lo ignoran. Pero eso no es lo mismo.
Los acechadores a los que no les importa la gente suelen ser líderes naturales. Pueden ayudar a una persona a hacer cualquier cosa. Estos guerreros pueden ayudar a la gente a curarse, o los pueden ayudar a enfermarse. Los pueden ayudar a encontrar la felicidad o los pueden ayudar a encontrar la desgracia. En realidad, en lugar de decir que estos guerreros ayudan a la gente, deberíamos decir que la afectan. Y, no sólo afectan a la gente, sino que la llevan y la traen activamente, como manejen las circunstancias.

Todos los entendimientos son de dos tipos. Uno es simplemente exhortaciones que uno se da a sí mismo, grandes arranques de emoción y nada más. El otro no va unido a arranques emocionales sino a la acción. Los entendimientos emocionales vienen años después, cuando el guerrero, mediante el uso, ha solidificado la nueva posición de su punto de encaje.

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miércoles, 22 de marzo de 2017

La Encrucijada de la Conciencia

Las acciones sistemáticas que un guerrero realiza en estados de conciencia acrecentada son un recurso para permitir que el otro yo se manifieste mediante el acto de recordarse a sí mismo. Cada uno de nosotros puede ir directamente a los recuerdos de nuestra luminosidad con resultados insondables, pero los únicos que se aventuran a hacerlo son los guerreros.

La conciencia tiene una brillantez peculiar. Para un guerrero que “ve”, la conciencia de la vida cotidiana es un destello en el lado derecho que se extiende desde el cuerpo físico hasta la periferia de nuestra luminosidad. La conciencia acrecentada se “ve” como un brillo más intenso que se asocia con gran velocidad y concentración, un resplandor que satura la periferia del lado izquierdo.

La claridad y la libertad de la conciencia del “lado izquierdo” están en oposición directa a las racionalizaciones y las interminables defensas del “lado derecho”. Todo guerrero ha de cruzar la misma encrucijada que esa polaridad modela, además esa escisión ha de reforzarse a fin de que el guerrero adquiera el convencimiento de que en los seres humanos hay una conciencia que no se ha explorado.

Intuir una realidad que trasciende el mundo que percibimos se queda en el nivel de las conjeturas. No obstante, un guerrero debe tratar de presenciar el flujo de impresiones y “ver” la manera como el hombre y otros seres vivientes lo usan para construir su mundo perceptible.

La percepción es una facultad física que cultivan los seres vivos y se le conoce como “atención”. Ese acto es nuestra hazaña más singular, que cubre toda la gama de alternativas y posibilidades humanas. Las alternativas son las que estamos capacitados para escoger como personas que funcionan dentro del medio social. Las posibilidades humanas son aquellas que estamos capacitados para lograr como seres luminosos.

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martes, 7 de marzo de 2017

Mover la Rueda del Tiempo

El tiempo, en el camino del guerrero, no es algo que se mida con los movimientos del reloj. El tiempo es la esencia de la atención; las emanaciones del Águila están compuestas de tiempo.

La rueda del tiempo es un estado de conciencia acrecentada del yo real, así como la conciencia del lado izquierdo es el estado de conciencia acrecentado del yo ordinario. La rueda del tiempo podría describirse físicamente como un túnel infinito de largo, un túnel con surcos que brillan. Cada surco es infinito, y hay cantidades infinitas de ellos.

Todos los seres vivos están obligados, por la fuerza de la vida, a contemplar compulsivamente esos surcos. Contemplarlo significa ser atrapado por él.

Lo que un guerrero llama voluntad pertenece a la rueda del tiempo. Es algo parecido a un tentáculo intangible que todos nosotros poseemos. El designio final de un guerrero consiste en aprender a concentrarlo en la rueda del tiempo con el fin de hacerla girar. Un guerrero que ha logrado hacer girar la rueda del tiempo puede contemplar cualquier surco y extraer de él lo que desee.

Ser atrapado compulsivamente en cualquier surco del tiempo implica ver las imágenes de ese surco conforme se alejan. Ser libre de la fuerza fascinante de esos surcos significa que uno puede ver en cualquier dirección, ya sea cuando las imágenes se alejan o cuando se aproximan.

Un guerrero no tiene vida propia; a partir del momento que comprende la naturaleza de la conciencia, dejan de ser personas y la condición humana ya no forma parte de su visión.

El reto de un guerrero consiste en llegar a un equilibrio muy sutil de fuerzas positivas y negativas. Esto significa que el guerrero debe luchar por enfrentar cualquier situación concebible, lo esperado y lo inesperado con igual eficiencia.

Se requiere una enormidad de fuerza para abandonar el intento de la vida de todos los días. En la mirada está el secreto. Los ojos convocan el intento.

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domingo, 5 de marzo de 2017

Algo Sobre la Astucia

Un guerrero actúa con astucia acechando sus propias debilidades, porque “ve” que en él hay algo que anda mal y lo reconoce, y comienza después a trabajar personalmente sobre ese aspecto de él mismo.

Solo por el acecho personal y la formulación de lo que “ve”, se discierne el esfuerzo que es necesario realizar en un momento dado para mantenerse despierto. Lo que un guerrero necesita en un momento dado suele ser por completo diferente de lo que necesita otro.

Debe ser concebido por la mente y su significado ha de ser entendido internamente en relación con el propio estado de Ser. Cada acto debe ser hecho conscientemente con pleno significado.

Cuando se nos muestra algo sobre nuestro estado de Ser, ya sea por medio de la percepción interior, ya sea por una sugerencia exterior o insinuación, y se acepta como la verdad acerca de nosotros mismos, esto nos llevaría a un esfuerzo directo e inteligente fundado sobre la comprensión. Esto es ser astuto —esto es, el Hombre inteligente—, y es inconmensurablemente superior a los ejercicios de respiración, a los ritos, los ayunos, las torturas del cuerpo, al seguimiento de disciplinas mecánicas, y todo lo demás. El camino del guerrero se basa en la comprensión.

En este camino la comprensión es la cosa más poderosa que un hombre puede desarrollar. Por lo tanto es necesario empezar con el intento de comprender para poder llegar a “ver” por uno mismo.

Esto significa que es preciso comprender qué aspectos son los que nos hacen perder y desgastar la energía disponible, comprender que la autocompasión debe desaparecer, así como la mentira y el engaño en relación con nosotros mismos, sobre todo, y con todo a nuestro alrededor. La ignorancia ha de ser reemplazada por un verdadero e imparcial conocimiento mediante el acecho a nuestras propias debilidades, porque es preciso comprender y recordarnos a nosotros mismos completamente en todo momento si se quiere despertar del gran sueño inducido por el poder del volador y del creciente hipnotismo masivo del mundo. Todo esto constituye el camino y enseña lo que tenemos que hacer para despertar del estado de sueño en que vivimos.

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sábado, 20 de octubre de 2012

El Arte del Acecho

Lo mismo que el diálogo interno y la conducta rutinaria mantienen fijo el “punto de encaje”, cualquier conducta inusual realizada de manera continua y sistemática tiende a llevarlo fuera de su posición original.


Lejos de alejarse del entorno social ordinario, un guerrero que practica el arte del acecho se queda en él, en el centro mismo de la acción, y lo utiliza para templar su espíritu, engrandecer su energía y llevarse a sí mismo más allá de los límites de su historia personal.

El acecho, o control sistemático de la propia conducta, permite el movimiento del “punto de encaje” de manera lenta y armoniosa; y así, el enlace con otros mundos se realiza con sobriedad y eficiencia.

El acecho parte de la afirmación de que podemos reinventarnos a nosotros mismos, y que podemos dirigir nuestro mundo personal desde el interior. Permite el establecimiento de un puente desde este lado de la realidad para llegar al “otro yo”.

Entre las técnicas más conocidas del acecho está la recapitulación, cuyo objetivo primario es la total independencia del pasado. Cada vez que en nuestra vida ha ocurrido un choque emocional, hemos quedado unidos para siempre a la emoción que la otra persona (sea padre, madre, amante, amigo, jefe, cura, etc…) proyectó en nosotros, lo mismo que la otra persona ha quedado unido o “pegado” a la nuestra. De esta manera no vivimos nuestras vidas sino la de mamá o papá, quedando atados inconscientemente hasta que seamos capaces de liberarnos de esa energía que deforma nuestros cuerpos sutiles.

La recapitulación es un trabajo sobre los sentimientos, y es el cuerpo el que tiene que “recordar”, liberando sentimientos olvidados y almacenados a lo largo de toda nuestra vida. El apego al pasado es la base del ego que nos hace justificar el comportamiento de cada día. El pasado está presente y sigue vigente en este momento, determinando todo cuanto somos y hacemos, y nuestra manera de pensar, lo que nos es fácil y difícil, los puntos fuertes y las debilidades, el modo de vestir, el de amar y lo que somos…

Si en una vida ha existido abundante intercambio emocional, se pierde mucha energía, quedando partes completas de nosotros mismos fijadas en el pasado y creando agujeros en la esfera luminosa de nuestro ser, por lo que seguiremos perdiendo equilibrio y poder. Los filamentos de luminosidad ajenos son la base estructural para sentirnos importantes.

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jueves, 10 de mayo de 2012

Los Gestos del Guerrero

En términos de su vínculo con el "intento", el guerrero pasa por cuatro etapas. La primera cuando tiene un vínculo herrumbrado en el que no puede confiar. La segunda, cuando logra limpiarlo. La tercera, cuando aprende a manejarlo. Y la cuarta, cuando aprende a aceptar los designios de lo abstracto.
A la posición del conocimiento silencioso se le llama el tercer punto, porque, a fin de alcanzarlo, hay que pasar por el segundo punto, el lugar donde no hay compasión.

Ser doble significa, para un guerrero, que uno puede manejar el "intento"; es decir, estar en el mundo de la razón y el conocimiento silencioso, alternativamente o al mismo tiempo.
La humanidad está en el primer punto, el de la razón. Pero no todos los seres humanos tienen el punto de encaje localizado exactamente en el sitio de la razón. Quienes lo tienen justamente ahí son los verdaderos líderes de la humanidad. Casi siempre se trata de personas desconocidas cuyo genio es el ejercicio de la razón.

En otros tiempos, la humanidad ha estado en el tercer punto, el cual, naturalmente, era entonces el primero. Pero después, la humanidad entera se movió al lugar de la razón.
En lo tiempos en que el primer punto era el conocimiento silencioso, tampoco todos los seres humanos tenían el punto de encaje localizado directamente en esa posición. Eso significaba que los verdaderos líderes de la humanidad han sido siempre los pocos seres humanos cuyos puntos de encaje están situados en el sitio exacto de la razón o del conocimiento silencioso. El resto de la humanidad son simplemente los espectadores. En nuestros días, son los amantes de la razón. En el pasado, fueron los amantes del conocimiento silencioso.
La humanidad ha pasado la mayor parte de su historia en la posición del conocimiento silencioso, lo que explica nuestra gran añoranza por él.

Un guerrero ha de mover su punto de encaje a la posición de la razón, para que así pueda ser un pensador activo, y no solo parte de un público masivo, sin sofisticación y con mucho emocionalismo que ame las ordenadas obras de la razón. Al mismo tiempo se entrena para ser un verdadero guerrero de lo abstracto, y no solo parte de un público mórbido e ignorante que ame lo desconocido.
Solo el ser humano que sea un dechado de la razón puede mover su punto de encaje con facilidad, para ser un dechado del conocimiento silencioso. Solo aquellos que están justamente en una de las dos posiciones puede ver con claridad la otra posición; y ese ha sido el modo como se inició la era de la razón. La posición de la razón se ve claramente desde la posición del conocimiento silencioso.

La conexión entre el conocimiento silencioso y la razón es, para un guerrero, como un puente de una sola mano, llamado "interés". Es decir, el interés que los auténticos hombres del conocimiento silencioso tienen por la fuente de lo que saben. Y el otro puente de una sola mano que conecta la razón con el conocimiento silencioso, es llamado el "puro entendimiento". Es decir, lo que le dice al hombre de razón que la razón es solamente como una estrella en un infinito de estrellas.
Cualquier ser humano que tenga ambos puentes en funcionamiento es un guerrero en contacto directo con el espíritu, la fuerza vital que posibilita ambas posiciones.

El espíritu solo escucha cuando el que le habla, le habla con gestos. Y los gestos no significa hacer señales o mover el cuerpo, sino actos de verdadero abandono, de generosidad, de humor. Como gesto para el espíritu, un guerrero saca de sí lo mejor que tiene; su abandono, su frialdad, su audacia y silenciosamente se la ofrece al espíritu.

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jueves, 16 de febrero de 2012

El Contenido de la Percepcion

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de su punto de encaje y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Dentro de todo ser humano hay un gigantesco y oscuro lago de conocimiento silencioso que cada uno de nosotros puede intuir. Los chamanes son los únicos seres en el mundo que, haciendo dos cosas trascendentales, llegan más allá del nivel intuitivo: primero, conciben la existencia del punto de encaje y segundo, logran que el punto de encaje se mueva.

Lo más sofisticado de los chamanes es el estar conscientes de su potencial como seres perceptivos, y el saber que el contenido de la percepción depende de la posición del punto de encaje.


El conocimiento silencioso es algo que todos poseemos. Algo que tiene total dominio, total conocimiento de todo. Pero no puede pensar; por lo tanto, no puede expresar lo que sabe.

Los chamanes creen que en una época, al comienzo, cuando el hombre comprendió que sabía y quiso estar consciente de lo que sabía, perdió de vista lo que sabía. El error del hombre fue querer conocer directamente lo que sabía, tal como conocía las cosas de la vida diaria. Cuanto más deseaba ese conocimiento, más efímero, más silencioso se volvía. El hombre renunció al conocimiento silencioso por el mundo de la razón. Y cuanto más se aferra al mundo de la razón, más efímero se vuelve el conocimiento silencioso.

El hombre antiguo sabía, del modo más directo, qué hacer y cómo hacerlo bien. Pero como hacía tan bien lo que hacía, comenzó a desarrollar cierto sentido de ser, con lo cual adquirió la sensación de que podría predecir y planear los actos que estaba habituado a hacer tan bien. Así surgió la idea de un “yo” individual; un yo individual que comenzó a dictar la naturaleza y el alcance de las acciones humanas. A medida que el sentimiento de tener un yo individual se tornaba más fuerte, el hombre fue perdiendo su conexión natural con el conocimiento silencioso. El hombre moderno, siendo el heredero de tal desarrollo, se encuentra tan irremediablemente alejado del conocimiento silencioso, la fuente de todo, que sólo puede expresar su desesperación en cínicos y violentos actos de destrucción.

La causa del cinismo y la desesperación del hombre es el fragmento de conocimiento silencioso que aún queda en él; un ápice que hace dos cosas: una, permite al hombre vislumbrar su antigua conexión con la fuente de todo, y dos, le hace sentir que, sin esa conexión, no tiene esperanzas de satisfacción, de logro o de paz.

Los chamanes descubrieron que cualquier movimiento del punto de encaje significa alejarse de la excesiva preocupación del yo individual: la característica del hombre moderno. Los chamanes están convencidos de que la posición del punto de encaje es lo que hace del hombre moderno un egocéntrico homicida, un ser totalmente atrapado en su propia imagen.

Habiendo perdido toda esperanza de volver al conocimiento silencioso, el hombre busca consuelo en su yo individual. Y al hacerlo, consigue fijar su punto de encaje en el lugar más conveniente para perpetuar su imagen de sí. Cualquier movimiento que aleje el punto de encaje de su posición habitual equivale a alejarse de la imagen de sí y, por consiguiente, de la importancia personal.

La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes es el destronar la importancia personal.
Los chamanes habían desenmascarado a la importancia personal, encontrando que es, en realidad, la compasión por uno mismo disfrazada. El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, el hombre, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal. El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por uno mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada. La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.

Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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miércoles, 7 de octubre de 2009

El Punto de Encaje

El acto más significativo del chamanismo es "ver" la esencia del Universo. Los chamanes de la antigüedad, los primeros en "verla", la describieron de la mejor manera posible. Dijeron que se asemeja a hilos incandescentes que se extienden en el infinito, en todas las direcciones concebibles; filamentos luminosos que están conscientes de sí mismos, en formas imposibles de comprender.

De "ver" la esencia del universo, los chamanes de la antigüedad pasaron a "ver" la esencia de los seres humanos y la describieron como una configuración blanquecina y brillante, parecida a un huevo gigantesco. Y por eso llamaron a esa configuración el huevo luminoso.

Cuando los chamanes "ven" seres humanos, ellos "ven" una gigantesca forma luminosa que flota, y que al moverse va haciendo un profundo surco en la energía de la Tierra; como si tuvieran una profunda raíz que van arrastrándola.

Nuestra forma energética va cambiando a medida que pasa el tiempo. En la antigüedad los chamanes "veían" a los seres humanos como bolas e incluso como lápidas sepulcrales, pero en la actualidad, debido a razones desconocidas, los chamanes "ven" a los seres humanos como huevos luminosos.

El hallazgo fundamental de los chamanes antiguos fue el descubrimiento de una característica crucial de los seres humanos como huevos luminosos: un punto redondo de intensa luminosidad, del tamaño de una pelota de tenis, alojado permanentemente dentro del huevo luminoso, al ras de su superficie, aproximadamente sesenta centímetros detrás de la cresta del omóplato derecho.

La bola luminosa es mucho más grande que el cuerpo humano y el punto de intensa brillantez es parte de ésta bola de energía; y está colocado en un lugar a la altura del omóplato derecho, a un brazo de distancia de la espalda de la persona. Después de "ver" lo que este punto hace, los chamanes antiguos lo llamaron el punto de encaje.

El punto de encaje nos hace percibir. Los chamanes de la antigüedad "vieron" que en los seres humanos ése es el punto donde la percepción tiene lugar.
"Viendo" que todos los seres vivientes tienen tal punto de brillantez, los chamanes de la antigüedad llegaron a la conclusión de que la percepción tiene lugar en ese punto.

Para llegar a esa conclusión, los chamanes antiguos, "vieron" que de los millones de filamentos de energía del Universo que pasan a través de la bola luminosa, sólo un pequeño número de éstos pasa directamente por el punto de encaje, como es de esperarse, ya que es pequeño en comparación con la totalidad de la bola.
Después "vieron" que un resplandor esférico, ligeramente más grande que el punto de encaje, siempre lo rodea, y éste resplandor intensifica enormemente la luminosidad de los filamentos que pasan directamente a través del punto de encaje.
Finalmente, "vieron" dos cosas; la primera, que el punto de encaje de los seres humanos se puede desalojar del lugar donde usualmente se localiza. Y la segunda, que cuando el punto de encaje está en su posición habitual, a juzgar por el normal comportamiento de los sujetos observados, la percepción y la conciencia de ser son usuales. Pero cuando el punto de encaje y la esfera de resplandor que lo rodea están en una posición diferente de la habitual, el insólito comportamiento de los sujetos observados es prueba de que su conciencia de ser es diferente y de que están percibiendo de una manera que no les es familiar.

La conclusión que los chamanes de la antigüedad sacaron de todo esto fue que cuanto mayor es el desplazamiento del punto de encaje, más insólito es el consecuente comportamiento, y la consiguiente percepción del mundo y de la conciencia de ser.

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