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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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sábado, 21 de febrero de 2015

Entrenamiento para Desarrollar la Atencion de Ensueño

Sentados en una colchoneta

Se cierran los ojos

Se toman respiraciones profundas y le prestamos la atención a nuestro ritmo de respiración.

Tomamos conciencia de nuestras manos. Es decir, ponemos nuestra atención en las manos.

¿Cómo las tenemos colocadas? ¿Cómo las sentimos?

Poco a poco empezamos a “ver” como las manos suben, desde la posición que normalmente tienen en ese momento, hasta la altura de los ojos.

La actividad del soñar es una instrucción que consiste en hallar las propias manos durante un sueño. Uno debe soñar deliberadamente que busca y encuentra sus manos en un sueño que consiste en soñar que uno alza las manos al nivel de los ojos.

Una vez que algo dentro de uno cede para permitir observar el dorso de las manos; las instrucciones siguientes estipulan que, apenas la percepción de las manos empieza a disolverse o transformarse, se debe trasladar la mirada a cualquier otro elemento en el ámbito del sueño. Cada vez que la nueva apariencia empieza a disiparse, hay que volver a prestar atención a otros elementos ambientales.

Cada guerrero tiene su propio modo de soñar. Todos son distintos. Lo único que tenemos en común es que algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desilusiones.

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viernes, 30 de enero de 2015

Espejos que Reflejan

En el camino del guerrero todo es posible. Pero una cosa es cierta: el mundo no es algo que pueda darse por sentado. En él debemos expresar nuestro agradecimiento ahora mismo, porque no existe el mañana. El futuro no existe, y cuando uno termina de recapitular y ha borrado el pasado por completo, solo le queda el presente. Entonces sabemos que el presente es solo un instante, nada más.

La conciencia universal parece tener dos niveles: el nivel de lo visible, del orden, de todo lo que es posible pensar o nombrar; y el nivel no manifiesto de la energía, que crea y sostiene todas las cosas.
Puesto que nos atenemos al lenguaje y a la razón, el nivel de lo visible es lo que consideramos como la realidad. Parece poseer un orden, es estable y predecible. Sin embargo, en realidad es escurridizo, temporal y siempre cambiante. Lo que juzgamos como la realidad permanente solo es la apariencia superficial de una fuerza insondable.

En el mundo del nagual debemos ser responsables de nuestras acciones. En el camino del guerrero nadie se siente importante, porque la importancia mitiga la fiereza.

Sabemos que una proyección está en marcha cuando sentimos un cambio energético. Las proyecciones son percepciones que no reivindicamos, ya que nos resulta más cómodo excluir de nosotros estos aspectos antes que asumirlos.
El concepto de oscuridad incluye, en realidad, a cualquier parte de nosotros, positiva o negativa, que no hayamos integrado o aceptado. Estas partes sombrías de nosotros seguirán activas y nos dominarán hasta que sean integradas.

Los seres humanos se abandonan fundamentalmente por cinco motivos que son universales: por el amor de otra persona, por la aceptación y la aprobación de alguien, para mantener la paz, para mantener el equilibrio, o para mantenerse en un estado de armonía.
Cuando pretendemos ser quienes no somos para conseguir el amor, la aceptación, o la aprobación de alguien, entramos en una forma de auto-abandono. Otra manera de abandonarnos a nosotros mismos –para mantener la paz, el equilibrio y la armonía− es evitar las cuestiones difíciles y no decir lo que pensamos.

No tener compasión significa ser auténtico diciendo la verdad sin culpabilidad ni juicio. Decir la verdad es un valor universal que hace colapsar las pautas de negación e indulgencia.
Decir la verdad aumenta la riqueza de las relaciones interpersonales. Para presentarnos ante los demás tal como somos y para tener relaciones humanas más satisfactorias, debemos ser al mismo tiempo conscientes y honestos.
Expresar la verdad sin culpabilidad ni juicio es ser capaz de decir las cosas tal como son.

Cuando la comunicación es íntegra siempre tiene en cuenta el contexto y el momento adecuado para expresar sus contenidos. La comunicación directa implica tener en cuenta que la palabra, el tono de voz y la postura corporal deben estar alineados.

El incesante poder interno que nos invita constantemente a ser quienes somos requiere la expresión de nuestra autenticidad, de nuestra visión y de nuestra creatividad.

Quien se acoge al mundo del nagual tiene que estar dispuesto a someterse a la más absoluta soledad. En el mundo del nagual soledad no significa desamparo sino que es un estado físico de aislamiento. Cuando recordamos quiénes somos, manifestamos nuestra auténtica identidad.

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viernes, 23 de enero de 2015

El Compromiso de un Guerrero

Al hombre moderno se le ha concedido una increíble oportunidad frente a las revelaciones de los guerreros de tiempos antiguos. ¡A ellos no les interesa nuestro destino como hombres comunes y corrientes! Un guerrero está hecho para combatir, su descanso es la guerra.

A diferencia de las mezquinas contiendas en las que los humanos nos involucramos cada día por intereses sociales, religiosos o económicos, la guerra del guerrero no está dirigida contra los demás, sino contra sus propias debilidades. Asimismo, su paz no es la condición sumisa a la que ha sido reducido el hombre moderno, más bien, se trata de un imperturbable estado de silencio interno y disciplina. La pasividad es una violación de nuestra naturaleza, porque, en esencia, todos somos unos combatientes formidables. Cada ser humano es por derecho un guerrero que ha logrado su lugar en el mundo en una batalla de vida o muerte.

Podemos verlo así, al menos una vez, como espermatozoides, todos libramos la carrera por la vida –una contienda única contra millones de otros competidores- ¡y ganamos! Ahora la batalla sigue, ya que estamos atrapados en las fuerzas del mundo. Una parte de nosotros lucha por desintegrarse y morir, y la otra intenta a toda costa mantener la vida y la conciencia. ¡No hay paz! Un guerrero se da cuenta de ello y lo usa en su favor. Su interés sigue siendo el mismo que animó a aquella chispa de vida que le dio origen: el acceso a un nuevo nivel de conciencia.

Al socializarnos, los seres humanos, hemos sido domesticados tal como se amansa a un animal, a fuerza de estímulos y castigos. Se nos ha entrenado para vivir y morir dócilmente, siguiendo códigos de conducta antinaturales que nos ablandan, haciendo que perdamos el ímpetu inicial, hasta que el espíritu del hombre ya casi no se nota. Puesto que nacimos de la disputa, al negar nuestra tendencia básica, la sociedad en que vivimos extirpa la herencia guerrera que nos convierte en seres mágicos. El único camino abierto al cambio, es que nos aceptemos tal como somos para trabajar a partir de ahí.

El guerrero sabe que vive en un universo depredador. No puede bajar la guardia. A donde quiera que mire, él ve una lucha incesante, y sabe que esa lucha es merecedora de respeto, porque es una lucha a muerte.

Un guerrero siempre se está moviendo, yendo o viniendo, apoyando o rechazando, provocando tensiones o descargándose como un rayo, gritando su intento o callando, haciendo algo. Está vivo, y su vida refleja el "estira y afloja del universo". Desde el momento en que ocurrió la explosión que nos dio origen hasta el momento de nuestra muerte, vivimos en un flujo. Esos dos episodios son únicos, porque nos preparan para enfrentar a lo que hay más allá. ¿Y qué nos alinea con ese flujo? Una batalla incesante, que sólo un guerrero intenta; por eso vive en profunda armonía con el todo.

Para un guerrero, ser armónico es fluir, no detenerse en medio de la corriente a intentar un espacio de paz artificial e imposible. Él sabe que puede dar lo mejor de sí en condiciones de máxima tensión. Por eso busca a su adversario como el gallo de pelea, con avidez, con deleite, sabiendo que el próximo paso es decisivo. Su adversario no es su semejante, sino sus propios apegos y debilidades, y su gran reto es apretar las capas de su energía para que no se expandan cuando cese la vida, para que no muera su conciencia.

Un guerrero se hace a sí mismo estas preguntas: ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Tiene un propósito? ¿Está lo suficientemente ajustada? Un guerrero acepta su destino, sea cual sea. Sin embargo, lucha por cambiar las cosas y hace de su paso por el mundo algo exquisito. Templa su voluntad de tal forma, que ya nada puede moverle de su propósito.

Los guerreros intentan la libertad, no aceptan compromisos con la gente. La responsabilidad es frente a uno mismo, no frente a otros. ¿Sabes para qué fue colocado en ti el poder de la percepción? ¿Has descubierto a qué propósito sirve tu vida? ¿Cancelarás tu destino animal? Estas son preguntas de guerreros, las únicas que de veras pueden cambiar algo. Si te interesan los demás, ¡respóndete eso!. Un guerrero sabe que lo que le da sentido a la vida es el reto de la muerte, y la muerte es un asunto personal. Es un desafío para cada uno de nosotros, que sólo los guerreros de corazón aceptan. Desde esta óptica, las inquietudes de la gente son sólo egomanía.

El compromiso de un guerrero es con "el puro entendimiento" -un estado de ser que surge del silencio interior-, no con los apegos transitorios de la modalidad de la época en que le ha tocado vivir. El interés social es una descripción que nos han implantado. No parte de un desarrollo natural de la conciencia. Más bien, es producto de la mente colectiva, del desajuste emocional, el miedo y los sentimientos de culpa, del afán por conducir a otros o ser conducidos".

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lunes, 12 de enero de 2015

Las Cuatro Adicciones Universales

Lo que llamamos adicciones individuales, como las drogas, el alcohol, etc., quizá sean en realidad síntomas de patrones de adicción más profundos que compartimos como especie. Al observar las adicciones desde una perspectiva intercultural, descubrimos que efectivamente es así, y que hay cuatro pautas básicas de adicción que los seres humanos compartimos:
1. La adicción a la intensidad. En este caso, el recurso humano no reconocido es la expresión del amor.
2. La adicción a la perfección. El recurso humano no reconocido es la expresión de la excelencia y el uso del justo poder.
3. La adicción a la necesidad de saber. El recurso humano no reconocido es la expresión de la sabiduría.
4. La adicción a estar atado a lo que no funciona más que a lo que funciona. El recurso humano no reconocido es la expresión de la visión y de la perspectiva holística.


La “adicción a la intensidad” suele estar presente en los individuos que no soportan el aburrimiento. Si las cosas se vuelven rutinarias y sin chispa, la gente adicta a la intensidad dramatiza y exagera sus experiencias para sentirse viva. Muchas de estas personas utilizan las drogas, el alcohol o el sexo para intensificar su vivencia y crear la ilusión de más chispa y vitalidad. La intensidad es el lado sombrío del amor. Si la adicción a la intensidad está bien desarrollada, el aspecto que espera ser integrado es el recurso humano del amor y el corazón apasionado.

La segunda de las adicciones es la “adicción a la perfección”. Hay una clara diferencia entre perfección y excelencia. La perfección no tolera errores, mientras que la excelencia los incorpora y aprende de ellos. Las personas adictas a la perfección muestran poca tolerancia hacia los errores o a exponerse a cualquier vulnerabilidad, sea del tipo que sea. Equiparan la vulnerabilidad con la debilidad más que con la fuerza.
Cuando somos adictos a la perfección, negamos nuestra humanidad y dedicamos toda nuestra energía a mantener la imagen que queremos dar, nuestra fachada, en lugar de mostrarnos tal como somos. La perfección es el lado sombrío de la excelencia y del uso correcto del poder. Si esta adicción está bien desarrollada, lo que espera ser integrado es el recurso humano del poder y unas excelentes dotes de mando.

La “adicción a la necesidad” de saber es la tercera de las adicciones compartidas por la humanidad. Es importante informarse y saber cosas, pero cuando esta adicción está presente uno se ve impulsado compulsivamente por la necesidad de saber o entender. A estos individuos no les gustan los sucesos inesperados ni las sorpresas. Cuando somos adictos a la necesidad de saber, nos convertimos en maestros del control y tenemos fuertes problemas de desconfianza. Todo tiene que ser analizado, la información ha de ser controlada y debemos seguir una estrategia en las relaciones.
Nos hacemos dogmáticos, justicieros, críticos y arrogantes. Estas características son el lado sombrío de la sabiduría. Si esta adicción está bien desarrollada, el recurso humano de la sabiduría, que conlleva características como la objetividad, la claridad y el discernimiento, está esperando ser integrado.

La cuarta es la “adicción a estar atado a lo que no funciona” en lugar de a lo que funciona. La verdad es que la mayor parte de nuestra vida, cuando la miramos como una totalidad, funciona. Tan solo es una porción, una parte de la vida la que no funciona… no su totalidad. Si esta adicción está muy desarrollada, existe una tendencia a exagerar las experiencias negativas y a ampliarlas desproporcionadamente. Tendemos a mirar la vida desde una perspectiva fija, no reconocemos nuestros ciegos y somos incapaces de confiar en la intuición.
Esta adicción es el lado oscuro de las cuatro formas de ver: intuición, visión interior, percepción y visión holística. Las cuatro formas de ver nos permiten integrar plenamente el don de la visión y liberarnos de la adicción que nos fija a lo que no funciona. Cuando esta adicción está plenamente desactivada, comenzamos a mirar y valorar las bendiciones, dones, talentos y recursos de que disponemos en nuestra vida.

Prueba a hacer el siguiente proceso:
1º Pregúntate de las cuatro adicciones, ¿en cuál tengo más experiencia y cuál está más desarrollada en mí?

2º Identifica tu herida: esa historia personal que siempre compartes y que está vinculada con algún suceso traumático.

3º Ofrece esa herida a un árbol especial y no vuelvas a hablar de ella.

Esta práctica se utiliza para que nos comprometamos con la sanación de nuestras heridas.

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martes, 6 de enero de 2015

Respiracion de Equilibrio

Esta respiración ha sido un secreto desde hace generaciones. Esta respiración refleja las fuerzas duales de la creación y la destrucción, la luz y la oscuridad, el ser y el no ser.

Hay que sentarse con la columna encorvada y hay que pegar las rodillas contra el pecho.

Sin despegar los pies del suelo, hay que abrazar las pantorrillas entrelazando los dedos firmemente.

Suavemente hay que ir bajando la cabeza, hasta que el mentón toque el pecho.

Esta es una respiración poderosa. Puede hacer que uno se desmaye o se duerma.

Hay que inhalar rápida y superficialmente.

Continuar respirando de esta manera durante al menos diez minutos.

Después, dar un empujón a la persona que le haga rodar hacia atrás, hasta quedar acostada en el suelo, pero sin soltar la presión de los brazos.

Primero la espalda toca el suelo, y se queda uno observando las sensaciones.

Después, se sueltan los brazos y se observan las sensaciones.

De ejecutarse regularmente, con calma y deliberación, esta respiración equilibra de manera gradual nuestra energía interna

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martes, 23 de diciembre de 2014

Los Actos a Proposito

La solidez aparente del yo, que nos fuerza a desarrollar una manera de comprender el mundo, de ser y de comportarnos, puede llegar a derrumbarse voluntariamente. De la misma forma que con ciertos “no-haceres” interrumpimos la descripción ordinaria del mundo que nos rodea, también podemos llegar a suspender definitivamente la descripción de nuestra propia persona, hasta reinventarnos totalmente a nosotros mismos y experimentarnos como campos de energía en libertad.


Cada día, de la vida de un buen ciudadano, sucede en el seno del Tonal, que da sentido a todas sus acciones, pensamientos y deseos. Todo lo que es, dice, piensa y hace a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la muerte, pertenece al Tonal; cuya misión es poner orden y estructura en el caos y proteger al Ser del impacto impredecible de lo Ilimitado.

La manera de actuar del guerrero es el “acto a propósito”, que transforma cada situación cotidiana en una estrategia, que no solo acaba con el drenaje de energía que le producen los actos mecánicos, sino que convierte hasta las más simples acciones en poder personal. Así emprende la batalla contra sus debilidades y limitaciones, contra las fuerzas que obstaculizan su Conocimiento, Amor y Voluntad, y que están determinadas por la historia personal. Intenta encontrar la impecabilidad hasta en las más pequeñas acciones, dando lo mejor de sí mismo en cada cosa que hace o en cada proyecto que emprende. Su propia sobriedad le mantiene en los momentos difíciles de su camino hacia el verdadero sentimiento, después de disolver las necesidades y deseos, y le transmite el equilibrio y la entereza que le sostienen ante los desafíos del pensamiento y la emoción.

El guerrero sabe que cada acto que realiza, debilita o fortalece su energía, y por eso intenta ser impecable en cada acción por insignificante que pueda parecer. Así construye su vida sobre la comprensión de que es de su sola responsabilidad la creación de su vida, poder gozar de buena salud, y ser digno de alcanzar el contacto íntimo con el Espíritu. Para ello, lo primero que aprende es a redirigir su energía, por medio de acciones inusuales o actos a propósito (“no-haceres”) que no se derivan mecánicamente de los condicionamientos del pasado. Y, poco a poco, estos “actos a propósito” borran las tendencias producidas por la historia personal; se deshace de los vicios desgastantes, se comunica con los árboles, realiza largas caminatas de atención silenciosa, entiende el mensaje de las aves, vive los mundos arquetípicos, ensueña en pareja…

La autojustificación, la crítica, el lamento social, la palabrería, la prepotencia, el exceso de explicaciones, el recuerdo de la historia personal, las discusiones, el dormir mucho o demasiado poco, el pensar en exceso, y un largo etc., son un buen ejemplo del despilfarro diario de energía en asuntos sin trascendencia, por no mencionar la enorme fuerza que se pierde a través de las emociones, que son hijas del pensamiento mecánico. Más nos hablamos a nosotros mismos, caemos en las emociones desgastantes y nos perdemos de percibir la Realidad.

La importancia personal consume más del noventa por ciento de nuestra energía, sin que nos aporte nada que valga, salvo enfermedad, soledad o debilidad. Así la disminución de la importancia personal es el objetivo prioritario de un guerrero.

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martes, 16 de diciembre de 2014

El No-Hacer de la Percepcion
y la Atencion que Detiene el Mundo

Cómo Liberar tu Mente
Cuando miramos un objeto solo podemos ver un lado a la vez; así es la naturaleza de la visión. Exactamente de la misma manera, cuando pensamos en algo, solo podemos pensar en ello dentro de un contexto a la vez; así es la naturaleza del pensamiento. El contexto determina lo que la mente piensa con la misma seguridad en que el ángulo de visión determina lo que ven los ojos.

“Contenido” significa “la cosa en sí” y “contexto” significa la manera en cómo se interactúa con ella.
Entender cómo el cambio de contexto cambia la experiencia humana es fundamental para entender la vida humana de manera práctica.


La Mente es Reductiva
La mente es incapaz de saber qué es algo, y también es incapaz de entender completamente que no lo puede saber. Todo lo que puede hacer la mente es crear modelos, y luego insistir en que la realidad encaje en estos modelos, lo que en la realidad raras veces ocurre.

Describir cualquier cosa completamente requeriría una cantidad infinita de declaraciones. Puesto que es muy inconveniente para la mente crear un número infinito de declaraciones, tiene que decidir qué aspecto de una cosa es importante, y luego usar ese aspecto como símbolo de la totalidad. La elección del aspecto a usar de esta manera determina en gran medida con qué eficiencia la mente creará felicidad y poder para el individuo.
Cuando una persona está experimentando dificultades para conseguir algo es porque esa persona está manteniendo la situación en un contexto inapropiado. La limitación es realmente una función del contexto y el cambio apropiado de contexto hace que lo que parecía ser una limitación tome otro aspecto.

No Existe ningún Contexto Universalmente Apropiado
No existe contexto alguno en el que una persona quisiera sabiamente mantenerse todo el tiempo; la capacidad de cambiar de contextos libremente es altamente deseable. “El pensamiento positivo” no es siempre deseable y si uno se atiene a él con demasiada rigidez, puede ser limitador e incluso peligroso. Lo deseable es el “pensamiento apropiado”.
El pensamiento positivo es maravilloso y desde luego tiene su lugar apropiado, pero no es sustituto para el sentido común y la acción diligente. Cada modelo tiene su limitación y cualquier modelo al cual uno se aferra rígidamente se convertirá en una trampa.

La Mente es una Biblioteca de Contextos
Para interactuar con el mundo que nos rodea tenemos que clasificar los datos que recibimos con nuestros sentidos y luego ordenar todo según el tipo y su función. Desempeñamos esta tarea compleja con sorprendente velocidad y además lo damos por sentado. Para hacer esto posible llevamos con nosotros una biblioteca de contextos “computarizada” de alta velocidad conocida como “la mente”. La interacción entre la mente y la experiencia determina en qué contexto se mantendrá una experiencia, y esa interacción se conoce como “pensamiento”.

El Origen de Toda Negatividad
Podemos definir la negatividad como el “uso habitual de contextos inapropiados para optimizar la propia felicidad y el propio poder”.

En cualquier momento dado, una persona puede estar experimentando exactamente lo que está experimentando. La persona puede estar agradecida por esa experiencia o puede estar comparándola con un estándar imaginario, como “lo que quisiera que estuviera aquí”, “lo que debiera estar aquí” o “lo que solía estar aquí”, etc., y decidir que lo que realmente está experimentando no llega a lo que se puede imaginar. La primera opción se llama “celebrarlo”, la segunda se llama “mal-hacer”.
La gente tiene tremendas ganas de sentirse bien y al mismo tiempo un fuerte impulso por tener razón. Entonces insisten en que lo que están “mal-haciendo” realmente es malo en sí, y luego retiran su conciencia del hecho en un esfuerzo por sentirse bien. Esta retirada de conciencia es conocida como “represión”.
Después de “mal-hacer” y de reprimir, lo que se “mal-hizo” se convierte en algo de lo cual la persona se esconde, o se aleja. La sensación desagradable se almacena en el cuerpo como una tensión crónica o algún otro problema físico. Lo que pasa en la mente es algo como esto: Un mecanismo nuevo se crea en la mente (inconscientemente) y este mecanismo evalúa constantemente la experiencia de la persona en cada momento y la compara con su estándar imaginario. Así, una vez que se haya “mal-hecho” algo y se haya reprimido, se seguirá “mal-haciéndolo”, de la misma manera en cada momento.

El Origen de Comportamientos y Experiencias No Deseados
Cuando se hace algo mal (“mal-hacer”), se crea un deseo para que sea mejor, y la mente empieza a hacer planes para mejorarlo. En el momento de la represión, el mejor plan que puede inventar la mente hasta ese momento se convierte en una parte importante del mecanismo nuevo.
Subsiguientemente, si la experiencia actual en algún momento es evaluada por la mente como siendo demasiada baja, entonces ese plan, que ahora es conocido como “adaptación compulsiva”, es puesto en acción inmediatamente por la mente inconsciente.

Como experiencia estas adaptaciones compulsivas se conocen como “impulsos”. La mayoría de la gente tiene uno o más impulsos que dan la impresión de no terminar nunca. Es fácil entender que los impulsos muchas veces son para cosas que no ayudan ni en la felicidad, ni en la buena salud, ni en la prosperidad de una persona. Esto no es sorprendente si consideramos que los impulsos surgen de mecanismos de dualidad de “mal-hacer”.
La mayoría de la gente tienen un impulso u otro operando en todo momento. Mucha gente piensa que el propósito de sus vidas es satisfacer sus impulsos: nada más hayan terminado de satisfacer un impulso, llegará otro en su lugar y seguirán su rumbo satisfaciéndolo.

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lunes, 1 de diciembre de 2014

La Magia de la Atencion

El mundo que nos rodea, y que percibimos cotidianamente, aparece como algo estable y bien definido solo en la superficie, debido esencialmente a la limitación perceptiva de nuestros sentidos. La Realidad no está constituida por objetos, sino por Campos de Energía interconectados, que los pueblos indígenas denominan las Emanaciones del Águila, las Cuerdas de Luz que sostienen el Universo, o las Venas de lo Eterno. Estas emanaciones tienen no sólo una naturaleza auto-consciente, sino trascendente, manifestándose como puertas interdimensionales y espacios de “poder” donde todas las leyes físicas conocidas pueden ser superadas o transformadas.

Todo lo que somos, pensamos, recordamos y hacemos en la vida, está encerrado dentro de esta ínfima parte del universo que designamos como “lo conocido”. Nuestra asignatura pendiente como seres humanos es alinear y percibir este inmenso universo que llamamos el Misterio desconocido.

Como seres humanos solo tenemos la libertad de encauzar nuestras energías y en plena conciencia, saltar fuera de los estrechos límites de la percepción ordinaria y completando nuestra intensa experiencia en el Tonal con el conocimiento de otros mundos increíbles que forman parte del Nagual.
El primer paso es ahorrar ese auténtico chorro de energía que cotidianamente invertimos en estallidos emocionales, en pensamientos obsesivos, en criticar y condenar a los demás, en la defensa de nuestra imagen e historia personal, en los hábitos debilitantes, en la impaciencia y la prisa, en tensiones musculares… es decir, en todo eso que integra nuestra importancia personal.
Con la energía disponible que vamos acumulando, con la práctica sistemática del no-hacer de la personalidad, cargamos intensamente nuestro intento, conocer los mundos del ensueño y recapitular nuestra existencia hasta quedar vacíos de ego.

Lo único que tiene verdadera importancia para el guerrero es el descenso del espíritu y el movimiento del punto de encaje que este descenso produce en su interior. Pero, paradójicamente, ninguna técnica ni conocimiento puede lograr esta manifestación del más allá. La senda que conduce al espíritu es intransmisible, y está en función de los actos más que de las creencias; de la confianza y entrega al Poder más que del convencimiento de los méritos propios o del orgullo derivado de la autodisciplina; de lo que uno se ha olvidado más que de lo que se recuerda; de la sinceridad y el desapego del énfasis ante lo desconocido, más que de la repetición de un programa o de la obediencia a un guía.

Cada persona tiene aficiones diferentes. Unos eligen la pintura, el cine, otros la música, la naturaleza, estos la fotografía, la cocina, aquellos la lectura, la televisión… Cada uno de estos apartados que pueden ser infinitos (la ecología, el alpinismo, coleccionar sellos, la huerta, escribir, bailar, los negocios, las relaciones sociales, la práctica religiosa, las artes marciales…) son semejantes a diferentes Emanaciones del Águila y, según sea elegido uno u otro, en su faceta oscura o luminosa, puede resultar ser tan distinto como un poeta, un asesino o una buena madre de familia. Ahora bien ¿qué es lo que pone orden en estos inmensos archivos universales? ¿Qué determina lo que te gusta, o no de los autores contemporáneos, de la pintura renacentista o del budismo? ¿cómo dar sentido a tus percepciones? Este es el papel de la Atención, cuya cualidad esencial es la de otorgar orden y sentido a todo lo que percibimos. Y esta Atención no solo funciona en el mundo conocido, sino que también pone orden en lo desconocido, fijando la realidad siempre cambiante del otro mundo, para que podamos movernos coherentemente en su interior.

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