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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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sábado, 6 de septiembre de 2014

El Nagualismo y la Modalidad de la Epoca

La modalidad de la época absorbe experiencias y conocimientos para ponerlos en función de la realización individual o de una plataforma chovinista basada en la etnicidad de los naguales. Pero en sentido estricto el interiorismo es la óptica con que la mayoría de la gente toma contacto con el nagualismo y las prácticas que le están asociadas (pases mágicos, recapitulación, ensueño).

Mucha gente llena sus vidas con la sabiduría de los antiguos chamanes y guerreros de América, pero no se les suele ver acompañando a las autoridades espirituales de los pueblos originarios de la actualidad en su lucha por el reconocimiento de sus derechos. Han tomado de los "indios" un camino con corazón, pero su corazón no se muestra comprometido con esas naciones y con los territorios espirituales que han honrado y venerado durante siglos.

Tal es la lógica de la moderna sociedad occidental: adquirimos libros, videos, seminarios o entrenamientos online para incorporar prácticas que benefician nuestras vidas. ¿Pero dónde está la gratitud o la reciprocidad con el mundo del que provienen esos conocimientos? En la bibliografía nagualista se menciona a la Tierra como la fuente de la que provenimos y que nos proporciona lo necesario para poder existir, y también como un ser consciente que puede levantarnos hacia la libertad total. Pero en la práctica la conexión con ella permanece en un plano retórico o a lo sumo da pie a excursiones fugaces al mundo natural, como al caminar descalzos por el césped, tocar unos tambores al aire libre, visitar el desierto o la montaña o darse una vuelta por el bosque para impregnarse del verde de los árboles antes de regresar a las ciudades.

En la modalidad de la época, siempre parece haber algo más importante, más trascendental o significativo que una relación directa con la Tierra. Al fin y al cabo la Tierra permanecerá y nosotros sólo estamos de visita. Vinimos aquí de paso a usar las instalaciones. Lo que ocurra con ellas y con los demás seres que las necesitan no es de nuestra incumbencia. Basta con “ser conscientes”, aunque no hagamos nada. Indudablemente esta estrategia es razonable bajo el despotismo de los pinches tiranos, cuyas instituciones nadie podía criticar sin arriesgar la vida. ¿Pero se justifica en un tiempo en que los oscurantismos están en retirada o al menos ya no son omnipotentes?

Se ha perdido de vista que el modo en que nos relacionamos con la Tierra es responsabilidad de todos y es algo que sólo se puede transformar a través del ejemplo. La distinción intuitiva entre la vida interior y lo que se opone a la vida no parece formar parte de las preocupaciones de los que buscan la libertad de la percepción, por lo cual incorporan elementos provenientes de las culturas prehispánicas sin que ello modifique sus modos abióticos de vida. Algo parece hallarse implantado en la subjetividad humana que impide el reconocimiento de esta distinción, la que una vez que ha sido puesta en evidencia resulta indesmentible. Como enseñan los chamanes, lo que ha sido implantado es la mente foránea.

No está en la naturaleza del corazón humano hacer distinción entre él y la Tierra. Es una manifestación de la Tierra que toma un lugar entre sus fuerzas para oponer resistencia a la abiótica. En ese intento, el conocimiento de nuestra naturaleza como perceptores es una gran ayuda. Los logros extraordinarios de los videntes, inspirados por los chamanes paleo-americanos, pueden contribuir a la expansión de la conciencia humana, reunificando los mundos orgánicos e inorgánicos, la cognición de hombres y mujeres, la primera y la segunda atención, el tonal y el nagual, el terror y la maravilla de existir en la Tierra.

Con ese ánimo tomamos esas herramientas y las incorporamos a nuestras vidas. Contribuyen a nuestro despertar, pero no prometen ni aseguran nada. No nos concierne la restauración de la toltequidad o la transformación de las contundentes enseñanzas de don Juan y los suyos en un nuevo dogma revelado. Nuestra lucha intenta desenmascarar la instalación foránea y expandir la conciencia humana. Todo lo demás se ha vuelto superfluo para nosotros porque tarde o temprano se convierte en otra excusa del yo para gobernar nuestras vidas y las de los demás.

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viernes, 11 de julio de 2014

El Golpe del Nagual

Para que nuestra primera atención pueda enfocar el mundo que percibimos tiene que poner en relieve ciertas emanaciones. Las emanaciones seleccionadas provienen de la estrecha banda en la que se localiza la conciencia del hombre. Las emanaciones desechadas están al alcance, pero permanecen latentes, desconocidas para el hombre por toda la vida.

Las emanaciones puestas en relieve son conocidas, por los chamanes, como el lado derecho, la conciencia normal, el tonal, este mundo, lo conocido, la primera atención. El hombre común lo llama realidad, racionalidad, sentido común.
Las emanaciones desechadas, aun dentro de la banda del hombre, son consideradas como el preámbulo de lo desconocido. Lo desconocido propiamente dicho consiste en el resto de las emanaciones que son parte de la banda del hombre y jamás son acentuadas. Los chamanes las llaman la conciencia del lado izquierdo, el nagual, el otro mundo, lo desconocido, la segunda atención.

Este proceso de poner en relieve ciertas emanaciones fue descubierto y practicado por los chamanes del antiguo México al darse cuenta que un hombre nagual, o una mujer nagual, por el hecho de tener más energía que el hombre común, pueden empujar el resplandor de la conciencia y sacarlo de las emanaciones acostumbradas y moverlo a las emanaciones vecinas. Este empujón es conocido como el golpe del nagual.
El golpe del nagual es una técnica que en la actualidad se usa para guiar a un guerrero en la investigación de las posibilidades totales del hombre. Tiene que darse en un punto preciso, en el punto de encaje, y el lugar exacto varía en grados minúsculos de persona a persona. El golpe lo tiene que dar un nagual que “ve”. Es inútil tener la fuerza de un nagual y no “ver”, como “ver” y no tenerla fuerza de un nagual. En ambos casos los resultados son simplemente golpes en la espalda.

El punto de encaje no se encuentra en el cuerpo físico, sino en la esfera luminosa. El nagual identifica ese punto por su intensa luminosidad y, más que golpearlo, lo empuja. La fuerza del empujón crea una hendidura en la esfera que se siente como un golpe en el omóplato derecho, un golpe que saca todo el aire de los pulmones.
Una esfera endurecida por la absorción en sí misma no se ve afectada por el golpe del nagual. Sin embargo, en ocasiones la esfera del hombre es muy flexible y la más pequeña fuerza crea una hendidura, como un plato hondo, que varía desde una depresión del tamaño de una naranja a una que abarca la tercera parte del toda la esfera luminosa; o crea una grieta que puede recorrer a todo lo ancho de la esfera, o a lo largo, dando la impresión de que la esfera luminosa que se ha enroscado en sí misma.
Al desplazar el resplandor de la conciencia la hendidura agranda el área de la primera atención presionando a las emanaciones interiores. La fuerza de esa presión hace que el resplandor de la conciencia brille sobre otras áreas que generalmente son inaccesibles para la primera atención.

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lunes, 2 de junio de 2014

Movimientos Magicos de los Chamanes Mexicanos


El intento es la libertad que se alcanza a través del conocimiento del ser: no es sólo bienestar psíco-físico. Para los chamanes cada uno de nosotros somos como una ciudad asediada por un depredador muy especial que forma parte del universo: una fuerza invisible que ellos alcanzan a ver físicamente mientras devora nuestra energía. El depredador se apodera de nuestro saber ser uno con el fluir de todo el universo, y nos deja prisioneros del ego y por tanto infelices. Redistribuyendo la energía bloqueada con los movimientos justos, los 'pases mágicos', se puede apartar al depredador, favoreciendo el crecimiento de la sabiduría y la expansión de la percepción. Y con ello los practicantes pueden acceder a mundos inconcebibles.

Para los chamanes de México no hay nada que perder o ganar al final de la vida. Sólo se puede aspirar a continuar la lucha por la sabiduría en otros niveles de realidad. El universo permite al guerrero a transformarse por completo en conciencia del ser; así, el cuerpo físico se transforma en energía. Y en esta nueva forma le esperan nuevos desafíos.

El desapego es un atributo esencial en la vida del guerrero. El desapego implica dos cosas: un sistema de los valores, que el Espíritu revela al guerrero, y la resolución de seguir este sistema.
El tener desapego no significa andar a través de la vida como a través de un bazar, mirando ociosamente de un lado a otro, sino avanzar midiendo cada paso de acuerdo con este sistema.
La Libertad es el premio más alto sólo para aquellos que están verdaderamente dispuestos a lanzarse, a vencer todos los obstáculos y a sacarse a ellos mismos de los límites estrechos de lo ordinario y lo común.

Por eso, hay que luchar como una corriente de agua que contornea todos los obstáculos y aspira a las profundidades. Un guerrero mantiene su rumbo y no mira atrás.

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viernes, 30 de mayo de 2014

Navegantes en el Mar de lo Desconocido

La navegación es un hecho práctico, y navegar quiere decir moverse de un mundo a otro sin perder sobriedad, sin perder fuerza; y, para lograr realizar esta hazaña de navegación, no puede haber procedimientos o pasos a seguir, sino un solo acto abstracto que define todo: el acto de reforzar nuestro lazo con la fuerza que se extiende a través del universo, una fuerza que los chamanes llaman el intento. Debido a que estamos vivos y conscientes estamos de por sí, ya, íntimamente relacionados con el intento. Lo que necesitamos es hacer que ese lazo forme parte de nuestros actos conscientes, y ese acto de volvernos conscientes de nuestro lazo con el intento es otra forma de definir el conocimiento silencioso.

Si existe algo que los seres humanos necesitan para poder alcanzar el conocimiento silencioso, es reforzar su bienestar, su claridad, su determinación. Para poder intentar, se debe poseer destreza física y mental y un espíritu claro.

Los chamanes son seres sumamente prácticos que descubrieron y desarrollaron un gran número de procedimientos para alcanzar bienestar físico y mental, procedimientos que llamaron pases mágicos. El efecto de los pases mágicos fue tan abrumador para ellos, que los pases se convirtieron, a través del tiempo, en uno de los componentes más importantes en sus vidas. Como eran dados a comportamientos rituales, esos chamanes ocultaron rápidamente los pases mágicos en medio de ritos, y velaron el acto de enseñarlos o practicarlos con gran sigilo.

Los rituales fueron perdiendo su ímpetu a medida que las nuevas generaciones de practicantes se interesaron más en la eficiencia y funcionalidad. Aunque parece que los chamanes no hacen nada, más que tomar decisiones, en realidad no toman ninguna decisión. Lo único que tienen son sus descubrimientos.

Los chamanes de la antigüedad recalcaban incesantemente en la necesidad de poseer un cuerpo flexible, ágil; que promoviera su elasticidad y fuerza como el medio más seguro para alcanzar el mayor logro en la vida de un chamán: el conocimiento silencioso.

La sensatez y la habilidad física eran las dos cosas más importantes en la vida de esos hombres y mujeres. La sobriedad y el pragmatismo son los dos únicos requisitos indispensables para alcanzar el conocimiento silencioso, para entrar en otros reinos de percepción. Para navegar de manera genuina en lo desconocido se necesita una actitud de osadía, pero no de descuido. Para establecer un balance entre la audacia y el descuido, un chamán tiene que ser extremadamente sobrio, cauteloso, hábil y estar en una soberbia condición física.

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martes, 20 de mayo de 2014

Misterios Insondables de la Conciencia

La sensibilidad que brota del camino del guerrero está profundamente vinculada con la Tierra. Ese ser majestuoso y exquisito es la suma de todo lo que somos. La Tierra es un mundo desconocido e inagotable, un mundo hermoso, atroz, sobrecogedor, terrible, exuberante. Un mundo para seres beligerantes que no se sienten víctimas de nada, seres en pie de guerra que no necesitan que los salven o los rediman y que están bien y quieren estar mejor. Es un mundo lleno de misterios que nos insta a luchar y no desfallecer, un mundo donde la victimización carece de sentido. Esto es, tal vez, lo que más le agradezco al camino del guerrero: haber elegido que la Tierra es mi ser amado y que acrecentar la conciencia que tengo de ella es el propósito de mi existencia.

No necesito ningún dios, ningún amo, ningún volador que me haga sentir “espiritual” o “chamán”. Me basta con la Tierra, con sus seres y sus elementos, en los que reconozco a mis aliados naturales. Y aunque muriera en este preciso momento, mi corazón estaría lleno de agradecimiento por haber tenido la extraordinaria suerte de vivir en este maravilloso mundo.


Pero si la instalación foránea prevalece y los esfuerzos por erradicarla continúan siendo esfuerzos individuales en una lógica del sálvese quien pueda, no va a haber lugar para la criatura de mar, para la criatura de tierra, para el bosque, el coyote o la lagartija. Van a ser recuerdos, mitos. En cuestión de décadas, sólo habrá humanos en sus “humaneros”. Monocultivos de humanos alienados que se sienten por encima del manantial, la lombriz o la secoya, interesados en colonizar otros planetas para llevar a ellos a sus amos.

Durante dos millones de años de ocupación foránea, nuestros amos han intervenido nuestra filogenia, auspiciando aquellas orientaciones culturales que hoy culminan con una civilización alienada que amenaza con destruir el mundo en el que coexistimos. Porque no es que la razón humana se haya levantado desde el lodo del mundo primitivo. Esa famosa “razón” no es más que el despliegue del intelecto bajo el dominio de los voladores, lo que nos ha llevado a comportarnos como una especie colonizadora extraterrestre que socava la Tierra y esclaviza a sus seres vivientes.
¿Cómo es que en todo ese tiempo la humanidad no ha sido capaz de combatir semejante dominio? Conozco a muchos que durante largo tiempo sostuvieron el intento de encontrar sus manos en un sueño y despertar en él. ¿Cómo es que no se nos ha dicho que es posible hacer lo mismo con el volador, hasta verlo en nuestro ensueño y saber a qué atenernos? ¿A qué tanto temor y suspicacia? ¿Quién se podría molestar si sumamos esfuerzos para ahuyentar a este parásito?

La idea oscurantista de que los misterios insondables de la conciencia no pueden ser explicados ha servido para reafirmar la supremacía de la razón alienada en el orden de los asuntos prácticos de la humanidad.

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viernes, 16 de mayo de 2014

Perseguidos


Somos perseguidos por todo tipo de cosas. Por ejemplo, por pensamientos que nos atrapan y nos empujan hacia una meta. Somos perseguidos por sentimientos que a veces hacen enloquecer a nuestro corazón y, sobre todo, por un fervor que nos arrastra de manera tal que olvidamos todo a nuestro derredor.

Así, perseguidos por otras cosas, también nosotros perseguimos. Por ejemplo, perseguimos al éxito, a menudo al dinero y a la seguridad. También perseguimos a una persona que nos atrae, hasta que al final la cazamos.

Lo que cazamos de esta manera está al servicio de nuestra vida al igual que el animal salvaje lo está al del cazador. También otros nos persiguen a nosotros, para que terminemos siendo su presa. Miramos alertas a nuestro derredor o nos escondemos, para escapar de ellos.

Cazar y ser cazados forman parte de nuestra vida. La pregunta es: ¿cómo cazamos al servicio de la vida y cómo nos comportamos para escapar de aquellos cazadores que atentan contra nuestra vida?

Permanecemos despiertos y nos sintonizamos con aquello que pretendemos cazar y con aquellos que pretenden cazarnos a nosotros. Si estamos en sintonía con aquello que pretendemos cazar, viene a nuestro encuentro. Se sabe al servicio de la vida al igual que nosotros, sólo que del otro lado. Al final detenemos la cacería y confiamos en aquel movimiento que guía todo de manera tal que esté mutuamente al servicio. En lugar de cazar y ser perseguidos nos entregamos a un movimiento eterno. ¿Cómo? Nos volvemos quietos.

Desde la quietud escuchamos y comprendemos muchas voces, también aquellas que se oponen entre sí. Se vuelven un coro con disonancias y armonías, pero todas sintonizadas entre sí. Se persiguen unas a otras como un incentivo y se pierden en el cierre en un gran final con la fuerza creadora que las quiere tal como son: uno en polifonía.

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martes, 6 de mayo de 2014

Dispersion de la Angustia

La angustia es una energía que se acumula en el pecho en un conjunto de fibras luminosas y que se percibe como una presión que en ocasiones llega a dificultar hasta la propia respiración.
La angustia es la marca del hombre moderno, como signo de su ensimismamiento y autorreflexión sin fin. La angustia es producto de la vanidad.
Los chamanes dicen que el hombre se contempla hasta que ya no puede ver más, sólo se preocupa de sí mismo, hasta que llega el momento en que no ve nada.
El hombre moderno se contempla tanto que elimina todo lo demás, preocupándose constantemente solo por sí mismo.


La angustia que siente un guerrero es debido al descenso del espíritu y el movimiento continuado del punto de encaje. Cualquier descenso del espíritu es como morir. Todo en nosotros se desconecta, y después vuelve a conectarse a una fuente de mucha mayor potencia. La amplificación de energía se siente como una angustia mortífera.
Cuando esto ocurre solo nos queda esperar. Ese estallido de conciencia pasa. Lo peligroso es no saber lo que nos está sucediendo. Una vez que lo sabemos no hay peligro.

Este Pase Mágico ha sido diseñado para dispersar la angustia hasta su completa eliminación. Se compone de varias partes.

Preparación: Frotar manos rápidamente.
Todos estos movimientos se deben hacer con una fuerza de impacto en el cuerpo energético, que produce un movimiento vibratorio, proveniente del estómago y no del músculo que es muy lento.
Estos movimientos permiten la sincronía del músculo y tendón en conjunción con el intento y la intención, sólo con esta combinación se impacta al cuerpo de energía.

1. Rodillas ligeramente dobladas y separar todos los dedos como tocando un piano, con las palmas hacia abajo y frente al estómago, mover cada vez más rápido.

2. Juntar los dedos, cerrando el pulgar y con tensión se extienden hacia afuera, como sacando algo y abriendo con mucha fuerza. Sólo se mueven las muñecas, no involucrar los codos.

3. Palmas hacia arriba, se cierran y abren los puños sin mover los brazos, sólo las muñecas de las manos, se abren y se cierran con tensión. La sensación es de agarrar algo más que de soltar.

4. Palmas hacia arriba, juntar los dedos con el pulgar protegido, abrir y cerrar manos, con las muñecas, tensando todo el brazo y pectorales.

5. Círculo hacia atrás exhalando, y exhalar al frente sin hacer tanta presión (lento).

6. Se curva un poco la espalda al bajar cruzando las manos se flexionan las rodillas y con fuerza se levantan los brazos a los lados y hacia afuera, como una defensa de dos golpes por detrás. Se inhala abajo y se exhala al expandir brazos a los lados.

7. El tronco gira hacia el lado izquierdo como un robot, haciendo presión con la mano derecha, semiflexionada, torcer lo más posible el tronco haciendo espirales, como dando cuerda, relajar tomando un pequeño vuelo y golpear al lado contrario fuertemente como si se soltase una liga, que se detiene con el brazo en defensa exactamente al lado del cuerpo (Repetir 3 o 5 veces de cada lado).

8. Impactando el cuerpo de energía: (Látigo)
En este movimiento la energía que se trabaja no tiene nada que ver con el músculo, debe salir de un impacto en el ombligo, y en el general al cuerpo de energía, se sacude la cadera como látigo, este movimiento abre y cierra la energía.

- Se inicia abriendo la energía con palmas hacia arriba, a la altura del ombligo, primer impacto, exhalando en cada impacto y haciendo gran presión en el momento en que para.
- 2do. Impacto a la altura del pecho: palmas abajo, los brazos tensos, pulgar junto, tensar brazo hasta muñeca, pero mano relajada.
- 3er. Impacto: palmas arriba y lejos.
- 4to. Impacto: palmas abajo y cerca del ombligo.

(Hacer a este ritmo las veces que se quiera y terminar cerrando la energía con palmas abajo).
Nota: El torso latiguea cada vez que se impacta el abdomen, pero de una manera natural, ya que la base fundamental de este ejercicio son los impactos.

9.- Inhalar al centro y alzando rodilla, cruzando un poco la pierna que sube flexionada y cruzar manos al frente como de defensa o de equilibrio.

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jueves, 1 de mayo de 2014

El Primer Principio del Camino del Guerrero

Existe un umbral que, una vez franqueado, no permite retiradas. Normalmente, desde el momento en que el espíritu toca la puerta, pasan años antes de que la persona llegue a ese umbral. Sin embargo, en algunas ocasiones se logra llegar a él casi de inmediato.

Un guerrero tiene la obligación de recordar muy claramente cuándo y cómo ha cruzado ese umbral, a fin de fijar en su mente el nuevo estado de su potencial perceptivo. Cruzar ese umbral significa entrar en un mundo nuevo, y no es esencial ser aprendiz de guerrero para llegar a ese umbral; la única diferencia entre el hombre común y corriente y un guerrero, en esos casos, es lo que cada uno pone de relieve.
El guerrero recalca el cruce del umbral y usa ese recuerdo como punto de referencia. El hombre común y corriente recalca el hecho de que se refrena al cruzarlo y de hacer lo posible por olvidarse de haber llegado a él.

Cortar nuestras cadenas es algo maravilloso, pero también algo muy fastidioso porque nadie quiere ser libre. Una vez que nuestras cadenas están rotas, ya no estamos atados a las preocupaciones del mundo cotidiano. Aún estamos en el mundo diario, pero ya no pertenecemos a él. Para pertenecer a él debemos compartir las preocupaciones y los intereses de la gente, y sin cadenas no podemos.
La característica de la gente normal es que compartimos una daga metafórica: la preocupación con nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos y sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa, descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada, y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo.

Un guerrero es, en esencia, un ser implacable, de recursos muy fluidos y de gustos y conducta muy refinados; un ser cuya tarea en este mundo es afilar sus aristas cortantes, una de las cuales es la conducta, para que así nadie sospeche de su inexorabilidad.

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de sus puntos de encaje, y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Cuando el punto de encaje se mueve y llega al sitio donde no hay compasión, la posición de la racionalidad y el sentido común se debilitan. La sensación de tener un lado viejo, oscuro y silencioso es una visión de los antecedentes de la razón.
El sitio donde no hay compasión tiene que ver con “el descenso del espíritu”. A fin de revelar los misterios de la percepción a la humanidad, el espíritu elige un momento en el que el ser humano está distraído, con la guardia baja y, sin mostrar piedad alguna, deja que su presencia mueva, por sí misma, el punto de encaje a una determinada posición. Una posición que los chamanes describen como el sitio donde uno pierde la compasión o el sitio donde no hay piedad. A partir de ahí, el no tener compasión se convierte en el primer principio del camino del guerrero.

El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, la humanidad, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal.
La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes está dirigido a destronar la importancia personal.
El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por sí mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada.
La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.
Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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