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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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sábado, 24 de octubre de 2015

Conciencia Corporal

Un campo importante de interacción es la relación de la persona con la Tierra. Cualquier postura que adoptemos, cualquier paso que demos se basa en esta relación. A diferencia de las aves y de los peces, nuestro medio ambiente es el de la tierra firme. Y a diferencia de otros mamíferos, nos levantamos y nos movemos sobre las extremidades posteriores. Esta postura nos deja libres las extremidades anteriores, desplazando la columna vertebral y a las piernas la función de sostener el peso del cuerpo. El cambio a la posición erguida pone en tensión los músculos de la espalda, y esa tensión se centra en la región sacra y lumbar.

La carencia del sentido de estar arraigado deriva indudablemente de algún trastorno o anomalía de la función corporal. Este trastorno está en las piernas que son nuestras raíces móviles; nuestras piernas y nuestros pies se interrelacionan energéticamente con la Tierra.

Sólo a través del cuerpo se experimenta la propia vida y se tiene experiencia de estar en el mundo. Pero no basta con establecer contacto con el cuerpo, sino con la vida del cuerpo. Esto incluye a la mente, y no al entendimiento disociado, es decir, a la mente que no piensa ni es consciente de su cuerpo. Prestar atención a la vida del cuerpo y ocuparse en ella es la única manera de asegurar que el viaje termine satisfactoriamente con el emerger del verdadero ser.

El movimiento es la esencia de la vida; el crecimiento y la declinación sus dos aspectos. En realidad, no hay eso de quedarse inmóvil. Si se interrumpe el crecimiento en función del desarrollo de la personalidad, se inicia una declinación que al principio puede ser imperceptible, pero que tarde o temprano se hace evidente. El criterio real de una buena terapia es que inicia y promueve en el cliente un proceso de crecimiento que continuará sin la ayuda del terapeuta. Sólo se produce una crisis personal cuando está bajo una grave presión alguna rigidez de la personalidad. Por lo tanto, constituye a la vez un peligro y una oportunidad para la liberación y el crecimiento posterior. Los cambios en la personalidad están condicionados por los de las funciones corporales, o sea, por una respiración más profunda, una movilidad mayor y una expresión más plena y libre de la personalidad.

La dedicación al crecimiento requiere de la dedicación al cuerpo. Hoy en día muchas personas están fascinadas con la idea del crecimiento, y el movimiento potencial humano se basa en esta idea: estos individuos desarrollan una porción de actividades que tienden a fomentar el desarrollo de la personalidad. Estas actividades pueden producir beneficios positivos, pero si no se toma en cuenta al cuerpo, pueden convertirse también en juegos interesantes y hasta divertidos, quizás, pero que no llegan a ser procesos importantes de desarrollo. La personalidad no puede divorciarse del cuerpo, ni la conciencia de uno mismo de la conciencia de su cuerpo. La forma de evolucionar consiste en estar en contacto con el propio cuerpo y entender su lenguaje.

No podemos cambiarnos a nosotros mismos a base de fuerza de voluntad. Es como querer despegarse del suelo tirando hacia arriba de los cordones de los zapatos. El cambio se produce cuando uno está dispuesto, tiene el deseo y está capacitado para cambiar. No puede forzarse. Comienza con la aceptación y la conciencia de sí mismo y, desde luego, con el deseo de cambiar. Pero el miedo de cambiar tiene una gran importancia y desempeña un papel fundamental. Es preciso aprender a ser paciente y tolerante. Esto es un fenómeno corporal. El cuerpo va gradualmente desarrollando una tolerancia cada vez mayor a un modo más enérgico de vida, a sentimientos más fuertes y a una autoexpresión más libre y plena.

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jueves, 15 de octubre de 2015

Posibilidades Humanas

Los seres humanos llevan a cabo una estupenda maniobra de percepción que, lamentablemente, crea un equívoco: asimilan toda la oleada de pura energía que discurre por el universo y la convierten en datos sensoriales que son interpretados según un severo sistema que los chamanes denominan “la forma humana”.
Casi toda la actividad perceptiva de los seres humanos es interpretación y los humanos son la única clase de organismos que necesitan una entrada mínima de percepción pura para crear su mundo.

Los chamanes del antiguo México describían el “intento” como una fuerza eterna que impregna todo el universo y que es consciente de sí misma hasta el extremo de responder a la llamada de los chamanes. A través del “intento”, los chamanes del antiguo México, no sólo desplegaron todas las posibilidades humanas de percepción, sino las de la acción.

El límite de las posibilidades humanas es denominado “la banda del hombre”, lo que quiere decir que existe una frontera que delimita las capacidades humanas dictadas por el organismo. Estas fronteras no son los límites del pensamiento organizado, sino los de la totalidad de los recursos que nuestro organismo alberga. Dichos recursos no se utilizan, sino que permanecen en su sitio por las ideas preconcebidas acerca de las limitaciones humanas, limitaciones que nada tienen que ver con el potencial real de los seres humanos.

Puesto que percibir la energía como fluye por el universo no es algo arbitrario, podemos convertirnos en testigos de formulaciones de energía que suceden espontáneamente y no están modeladas por la intervención humana. Así, en y por sí misma, la percepción de estas formulaciones es la clave que libera el potencial humano cerrado que casi nunca entra en juego. Para alcanzar la percepción de estas formulaciones energéticas hay que recabar la totalidad de las capacidades perceptivas de los seres humanos.

La energía imprescindible para manejar el “intento” debe agitarse y reconducirse sin cesar ya que se disipa constantemente desde los centros vitales situados alrededor del hígado, el páncreas y los riñones, depositándose en la parte inferior de la esfera luminosa que somos.

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jueves, 10 de septiembre de 2015

Rasgando el Velo

Tensegridad nos permite recordar una danza olvidada, por la especie humana desde tiempos ancestrales, que nos conecta con nuestra verdadera naturaleza como hijos de la Madre Tierra.


La Tensegridad es una actividad práctica que coloca a la persona en una posición inmejorable para enfrentar de manera óptima los desafíos que se le presentan en su vida cotidiana. Este mejoramiento se consigue mediante la recuperación de capacidades innatas que toda persona lleva dentro de sí, pero que han sido ocultadas y enterradas por la represión de la educación y los condicionamientos culturales de cada uno desde el momento de su nacimiento. Las condiciones restrictivas de la sociedad y las cualidades de la época que nos ha tocado vivir, crean individuos alineados e incapaces de salir de la espiral de bloqueos y frustraciones que parecen estar atenazando la libertad y la creatividad del ser humano moderno sin ninguna esperanza de poder salir de ello.

Con la experimentación y la práctica de los pases mágicos de la Tensegridad hemos descubierto, no solo la manera de salir del alineamiento al que parece estar condenado el ser humano moderno, sino también la manera de obtener el impulso y el coraje necesarios para emprender una nueva forma de vivir y de estar en este mundo, tan cambiante en la actualidad, y crear las condiciones necesarias para vivir nuestras vidas de una manera plena y altamente satisfactoria.
También hemos aprendido a “ver” y rastrear la energía, fluyendo en la dirección de ésta, para estar en armonía con la vida y convertirnos en el río, sin empujar el río. Un guerrero salta un muro en lugar de golpearse contra el muro. Y este espíritu de guerrero que ahora nos impregna lo reconocemos como propio, porque desde siempre ha estado en el interior de nuestros corazones y ahora nos permitimos sentirlo y dejar que sea él quien dirija nuestras vidas.

Cuando se “ve” al ser humano sin los condicionamientos impuestos por la percepción que hemos aprendido, se le “ve” como un conglomerado de energía que se asemeja a una esfera luminosa que abarca la distancia de la persona con los brazos extendidos a ambos lados del cuerpo; esta misma distancia es en todas direcciones en torno a cuerpo de la persona y hacia arriba y hacia abajo alrededor de la persona. Debido a la interacción de la persona con el mundo y la vida moderna, la energía vital se aleja de los centros de vitalidad del cuerpo para alojarse en los límites de la esfera luminosa que es la totalidad de nuestro ser, aunque no sea visible para el ojo humano, entrenado para observar solo lo que le han enseñado. La Tensegridad permite, mediante la práctica rigurosa de los pases mágicos, devolver esa energía inherente de la que todos disponemos y devolverla a los centros de vitalidad del cuerpo.

El cuerpo humano está lleno de infinidad de centros energéticos. En Tensegridad se trabaja especialmente con cinco centros de vitalidad, por ser los más grandes, para acumular la energía necesaria para la realización de todas las actividades que requiere la persona en su vida. Los principales centros de vitalidad que se trabajan con Tensegridad son:
El Centro de la Acción Inmediata. Este centro se encuentra ubicado en la zona derecha del cuerpo, en la región del hígado y la vesícula biliar. En este centro de vitalidad se encuentra la energía necesaria para que la persona realice todo aquello que tiene que hacer de manera inmediata.
El Centro del Sentimiento. Este centro se localiza en la zona del páncreas y del bazo, en la parte izquierda del cuerpo. La energía de este centro es la que usamos cuando sentimos cualquier cosa que llegue a suceder y afectarnos, para luego ser interpretado por el cerebro y sacar desde ahí las conclusiones que ya vienen condicionadas por las experiencias pasadas en situaciones que interpretamos como similares.
El Centro de la Acción Sostenida. En este centro de vitalidad del cuerpo se acumula la energía que nos mantiene con vida desde el momento del nacimiento, hasta el momento presente y hasta el mismo momento de la muerte. La calidad, así como la acumulación de energía en este centro de vitalidad, va a definir la calidad de nuestra vida en cuanto a la resistencia ante las enfermedades y la vitalidad general del organismo. Es la energía del “cielo anterior” de la Medicina Tradicional China, también llamada la energía heredada de nuestros padres, la cual se puede mejorar notablemente, dando así continuidad a la evolución del ser humano como especie. El Centro de la Acción Sostenida se encuentra ubicado en la región de las glándulas suprarrenales y los riñones, en la parte baja de la espalda.
El Centro de las Decisiones. Este centro es de vital importancia para la persona, para su expresión y manifestación en la vida como persona y para la toma de decisiones. El ser humano moderno ha sido incapacitado para tomar decisiones desde las etapas más tempranas de su existencia. Por ello, se han creado las grandes corporaciones y estamentos encargados de tomar las decisiones por toda la humanidad. Es el sistema social del que formamos parte. Por este motivo, el Centro de Decisiones se encuentra prácticamente sin energía en el ser humano moderno. Este centro se encuentra ubicado, en el cuerpo humano, entre las clavículas y la punta del esternón, en el hueco que forma una V en la base del cuello.
El Centro de la Matriz. Este centro exclusivo de las mujeres es de vital importancia para toda la especie humana en su proceso de evolución. A la matriz solo se le ha dejado la función primaria que es la de reproducción. Pero, la matriz tiene otra función que es la de la percepción pura de la energía tal como fluye en el universo. Acumular energía en la matriz permite a la mujer, y por ende a toda la especie humana, recuperar el vínculo directo que le une con el espíritu. En estos tiempos que estamos tan inmersos en el materialismo es fundamental que la hembra de la especie humana recupere la función secundaria que yace dormida en su interior. La función del hombre en este centro de vitalidad es la de apoyo y de acompañamiento.

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lunes, 10 de agosto de 2015

El Poder de Liberar el Cuerpo

La mayoría de la gente teme al verdadero poder. La vitalidad auténtica es escasa y experimentarla es como sentirse arrancados de un largo sueño. Si se quiere despertar de la muerte en vida de una existencia apagada, se debe superar el miedo.

La práctica del chamanismo es una puerta a abrir, a través de la cual es posible verse a uno mismo, una oportunidad para liberar el cuerpo, expresar el corazón, vaciar la mente, despertar el alma y encarnar el espíritu.

Para experimentar el poder de ser, primero hay que liberar el cuerpo. El cuerpo es la metáfora raigal de nuestra vida y la expresión de nuestra existencia. Es nuestra Biblia, nuestra enciclopedia, la historia de nuestra vida. Todo lo que nos sucede queda registrado en él y por él es reflejado. El cuerpo sabe; el cuerpo dice. La relación entre el yo y el cuerpo es indivisible, insoslayable, inevitable. En el matrimonio entre carne y espíritu, el divorcio es imposible, si bien esto no significa necesariamente que el matrimonio sea feliz o bien llevado.

El camino hacia la plenitud debe comenzar por el cuerpo. Sólo cuando lo habitamos realmente podemos comenzar el viaje sanador. Mucha gente no está cómoda en sus cuerpos ni viven plenamente presentes, en forma vibrante, su corporalidad. Tampoco se suele estar en contacto con los ritmos básicos de nuestra vida corporal. Vivimos fuera de nosotros mismos, en nuestra cabeza, en nuestros recuerdos, en nuestros anhelos, como terratenientes ausentes de nuestras propiedades. Pero, si nos despojamos de nuestros cuerpos, ¿dónde vamos a vivir?

Para muchos, el cuerpo es un enemigo temible cuyos instintos, impulsos y apetitos deben ser conquistados, domados, vencidos, sometidos y reducidos a servidumbre.
Ser -existencia, energía, vitalidad- significa que nuestro espíritu llena nuestro cuerpo. Nuestro ser entero está encarnado. Cuando nos miramos en el espejo, ¿qué vemos? ¿Una mirada apagada y hueca? ¿Un pecho hundido? ¿Una sonrisa fingida? Vayamos a miramos. ¿Qué vemos? Si no es un ser brillante que rebosa energía y presencia, quiere decir que te estás privando el don de la vida. Lo sé por experiencia. Me ha pasado. He visto miles de personas ausentes, todos los hemos visto, en el Metro, en los atascos de tráfico de las horas punta, en el supermercado, perfilados contra las luces mortecinas del atardecer. Y todos sabemos que con frecuencia somos una de esas personas…

El camino que puede llevarte de vuelta a la vida es aprender a mover tu esencia, reingresando la energía a tu cuerpo, ejecutando tu propia danza de adentro hacia afuera, y no de afuera hacia adentro.

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jueves, 25 de junio de 2015

El Centro Energetico del Cuerpo Humano denominado “Centro de Decisiones”

El mundo actual está compuesto principalmente por una sociedad de personas alineadas que son incapaces de dirigir y tomar la responsabilidad de sus propias vidas.
Salir del alineamiento es primordial si queremos manifestar el cambio que se está gestando en estos tiempos históricos para la humanidad.
Conseguir salir de ahí no es solo cuestión de desearlo, sino de tener la energía necesaria para poder tomar las decisiones que nos permitan manifestar realmente el mundo que queremos.

Las decisiones salen de un punto, o centro, determinado dentro del cuerpo físico del ser humano. Este centro necesita recargarse, ya que se encuentra sin su energía correspondiente debido a que ha sido apartada mediante la socialización y la educación recibida desde el momento mismo del nacimiento, pasando por la infancia, la adolescencia y la edad adulta. Se trata de un centro en el que la energía se enrarece hasta volverse enormemente sutil y en el que se almacena una energía específica y difícil de definir.
Los chamanes creen que los seres humanos expulsan este tipo de energía muy temprano, en la infancia, de dicho centro y jamás regresa, lo que nos priva de algo que tal vez sea más importante que la suma de la energía de los restantes centros: la capacidad de tomar decisiones.

Los seres humanos han creado el orden social: instituciones gigantescas que asumen la responsabilidad de tomar decisiones, debido a que carecen de la energía necesaria, han hecho las leyes y se les ha permitido que decidan. Los seres humanos se limitan a poner en práctica las leyes y las decisiones que han tomado en su nombre.

La energía del centro de decisiones se “ve” como poseedora de una singular transparencia, algo que se puede describir como semejante al agua: la energía es tan fluida que parece líquida.
El aspecto líquido de esta energía es característica de la cualidad filtrante del centro de decisiones, que selecciona toda la energía que recibe y solo recoge el aspecto fluido, liquidez que es un elemento uniforme y constante de dicho centro. La rotación de la energía en el centro de decisiones es la más débil razón por la cual el ser humano casi nunca decide.

A través de la práctica de los pases mágicos se refuerza el centro de decisiones, acercando la energía dispersa y, de este modo, se despejan las vacilaciones que la dispersión natural de la energía producida por el desgaste de la vida cotidiana provoca cuando se trata de tomar decisiones. Después de realizar determinados pases mágicos, el centro se activa y la persona toma un montón de decisiones cuando antes ni siquiera era capaz de dar un paso.

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domingo, 7 de junio de 2015

Una Ruptura en la Continuidad del Tiempo

Los chamanes consideran que uno de los resultados más codiciados del “silencio interno” es una interacción específica de energía que siempre se anuncia con una profunda emoción. Tal interacción se manifiesta a través de matices que se proyectan en el horizonte del mundo de la vida cotidiana, fuera una montaña, una muralla, o simplemente la palma de la mano. Esa interacción empieza con la apariencia de una tenue pincelada de color lavanda, sobre el horizonte. Con el tiempo, la pincelada lavanda se expande hasta que cubre el horizonte visible, como las nubes de una tormenta que avanza.


También se ve un punto rojizo, de un peculiar y rico color granate, como si hiciera explosión dentro de las nubes de color lavanda. Y al adquirir, un guerrero, mayor disciplina y experiencia, el punto de color granate se expande y finalmente estalla en pensamientos o visiones, también en palabras escritas.
Cuando esta experiencia llega a tener lugar, es un descenso del “infinito” sobre el guerrero. Un descenso que es como un asalto. Una toma de posesión de todas las facultades de la persona. A partir de ese momento la energía aparece ante uno como proyectada en una pantalla de cine. Entender o no la proyección es cuestión de experiencia. Por ello hay que empezar cuanto antes a leer la energía sobre la pared, cuando ésta aparece. Eso quiere decir que está emergiendo la verdadera mente de uno y no tiene nada que ver con la mente que es “instalación foránea”. Hay que dejar a la mente que se ajuste a la velocidad de la energía manteniéndonos en silencio y sin preocupaciones pase lo que pase.

El “silencio interno” se acumula instante a instante, momento a momento. El “silencio interno” es algo más directo y más misterioso que el “ensoñar”. “Ensoñar” es el acto de cambiar el punto de encaje con el “oscuro mar de la conciencia”.
El arte del chamanismo consiste en manipular el “punto de encaje” y hacerlo cambiar de posiciones a voluntad sobre las esferas luminosas que son los seres humanos. El resultado de esta manipulación es el cambio en el punto de contacto con el “oscuro mar de la conciencia”, que nos trae como su concomitante, un fardo diferente de billones de campos de energía bajo la forma de filamentos luminosos que convergen sobre el “punto de encaje”. La consecuencia de estos nuevos campos de energía que convergen sobre el “punto de encaje”, es que una conciencia diferente a la necesaria para percibir el mundo cotidiano entra en acción, transformando esos nuevos campos de energía en datos sensoriales, datos sensoriales que se interpretan y se perciben como un mundo diferente porque los campos de energía que lo engendran son diferentes a los conocidos.

Los viajes por el “oscuro mar de la conciencia” que se hacen desde el “silencio interior” son muy parecidos a lo que se hace en el “ensueño” cuando uno está dormido. Sin embargo, cuando se viaja por el “oscuro mar de la conciencia” no hay interrupción del tipo que ocurre cuando uno se va a dormir, ni hay ningún esfuerzo de controlar la atención de uno mientras se sueña. El viaje por el “oscuro mar de la conciencia” implica una respuesta inmediata. Hay una irresistible sensación del aquí y ahora.

Cuando pensamos que estamos en algún lugar de nuestra selección, en realidad lo que hacemos es fijar el “punto de encaje” directamente sobre la posición específica del “oscuro mar de la conciencia” que nos permite ese viaje. Entonces el “oscuro mar de la conciencia” nos prepara con todo lo necesario para hacer el viaje. No hay ninguna manera de elegir ese lugar por voluntad propia. Los chamanes dicen que el “silencio interno” lo selecciona sin falla.
La elección para el guerrero no es en verdad un acto de elección, sino el acto de asentir elegantemente a las solicitudes del “infinito”. El “infinito” elige. El arte del guerrero es tener la habilidad de moverse con la más tenue insinuación, el arte de asentir a todo mando del “infinito”. Para hacer esto, el guerrero necesita destreza, fuerza y, sobre todo, sobriedad. Estos tres juntos, dan como resultado… ¡la elegancia!

Tenemos que viajar por el “oscuro mar de la conciencia”, pero nunca sabremos cómo se hace. Diremos que lo hace el “silencio interno”, siguiendo caminos inexplicables, caminos que no pueden ser comprendidos, sino solo practicados. El “silencio interno” crea una ruptura en la continuidad del tiempo.
El mundo de los chamanes no es un mundo inmutable como el mundo cotidiano, donde te dicen que una vez alcanzada la meta eres campeón para siempre. En el mundo de los chamanes, llegar a cierta meta quiere decir que simplemente has adquirido las herramientas más eficaces para continuar tu lucha, que, a propósito, nunca termina.

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jueves, 28 de mayo de 2015

Acechando la Importancia Personal

Nos acechamos a nosotros mismos no desde el punto de vista de lo que somos, sino de lo que podemos llegar a ser; de modo que cuando hemos observado ciertas conductas durante un tiempo suficiente, nos ocupamos en cambiarlas. El acecho que se realiza con la suficiente seriedad produce en sí mismo algún cambio, pero todos los resultados de este cambio pueden ser estropeados por la importancia personal. Si se comienza con el acecho sin haber conquistado el falso orgullo, nuestro acecho va a ser boicoteado por esa parte de nosotros mismos que está llena de vanidad y arrogancia, de modo que después de un tiempo uno puede encontrarse en un estado peor que en el que empezó. Ocurre muchas veces que uno se da cuenta del peligro de su importancia personal y si fracasa en sus esfuerzos por erradicarla, ésta se hace más fuerte. Hay que explicar una vez más que el solo deseo de querer erradicar la importancia personal destruye la mayor parte; por ello, es importante aprender a cultivar la actitud correcta desde el principio.

Una actitud correcta es el resultado de actos impecables. Casi toda nuestra importancia personal se basa en la acusación y en la culpabilidad. Si por medio de la disciplina nos damos cuenta de que nosotros somos la causa de todo lo que nos ocurre, nuestra condición hacia la importancia personal comenzará a cambiar. Con el tiempo, esta acción impecable llega a convertirse en un proceso permanente, y entonces la importancia personal deja de mostrar su cara, y apenas, en ocasiones cada vez menos frecuentes. Precisamente por ser permanente este proceso tiene poder sobre la importancia personal y la controla justo desde el primer momento.

Tenemos en nosotros ciertos potenciales que no usamos. Somos muy predecibles pero existen en todos nosotros un atisbo de luminosidad del que podemos asirnos para comenzar a desarrollar nuestra acción impecable. Se puede saber lo que se puede hacer para deshacernos de la importancia personal, porque la posibilidad de hacer algo en lugar de dejar que las cosas ocurran puede aumentarse rápidamente. Uno se puede sentir obligado a hacer algo de una manera establecida; pero, cuando sea necesario, también puede obligarse a no-hacer.

Existe un enorme poder en la atención. El poder está en el hecho de acechar todo lo que somos y hacemos. A este acto de poner atención le llamamos “acecho” y al incorporarlo como parte de nuestro hábito se convierte en una actitud permanente que se desarrollará eternamente.

Cuando uno encuentra en sí mismo una inclinación hacia la manifestación de su importancia personal, no puede hacer nada acerca de ella en ese preciso momento, porque está acostumbrado a ese tipo de reacciones; pero después de algún tiempo de acechar las debilidades de su importancia personal sus reacciones van a cambiar de manera espontánea y natural. Este procedimiento tiene que ser muy bien entendido y este entendimiento tiene que ser bastante profundo. El acecho es un procedimiento que puede aplicarse a muchas cosas diferentes, de hecho hay que aplicarlo a todas las facetas de uno mismo. Ésta es realmente la única cosa que se puede hacer, no se puede hacer nada más. Este es el modo directo de luchar contra la importancia personal, acechándola como a conejos, ya que no hay modo de prevenirlas excepto estando preparado para ella de antemano. Un darse cuenta “de pasada” nos ayudará. Es fundamental darse cuenta de cuánto se pierde por actuar desde la importancia personal, pues hace imposibles muchas cosas deseables y se pierde exactamente aquello que se quiere conseguir.

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miércoles, 20 de mayo de 2015

Preparando el Ensueño

El primer paso para ser un ensoñador es plantearse serlo con firmeza, con ánimo de investigador y apartando todos los miedos. Antes de practicar ninguna técnica de inducción de ensueño se deben recordar al menos un sueño normal por noche.

Los sueños tienden a olvidarse con mucha facilidad pasados tan sólo unos instantes después de despertar. Aunque creamos tenerlos fijados en la memoria, si no se anotan inmediatamente descubriremos que hemos perdido muchos detalles o quizás el sueño completo. El simple cambio de posición del cuerpo en la cama ya distrae nuestra atención y nos hace olvidar parte del guion de los sueños.


Uno de los factores principales del olvido de los sueños es el miedo. Los sueños nos muestran, en ocasiones, todo aquello que nos impide desarrollarnos en plenitud: fracasos, temores, deseos no cumplidos... Esto hace que muchas personas deseen olvidarlos en vez de enfrentarse con sus temores y superarlos. Si consideramos a los sueños como a un amigo, y no como a un censor, lograremos superar esos temores. Los sueños normales son una vía para descubrirse a sí mismo y para superar muchas de las tendencias negativas por las que dirigimos la vida.

Tres Pasos Hacia el Recuerdo de los Sueños
1) Comienza un diario de sueños. Consigue un cuaderno o un diario donde te resulte fácil anotar todos los sueños que tengas durante la noche. El diario debe ser manejable, para utilizarlo cómodamente sin necesidad de levantarte de la cama. Un bolígrafo con luz incorporada también es muy útil. Deja el diario y el bolígrafo cerca de tu cama.

2) No te muevas al despertarte. Cuando despiertes, mantén los ojos cerrados, relájate, no hagas ningún movimiento y rememora las imágenes del sueño de atrás hacia adelante. Si después de unos minutos no recuerdas ningún sueño vuelve a dormirte con el deseo de recordar tus sueños la próxima vez. Aleja de tu mente todos los demás pensamientos (la hora que es, lo que tienes que hacer al día siguiente, el posible significado del sueño, etc.).

3) Escribe la pauta del sueño. Al principio sólo recordarás algunos fragmentos. No los ignores. Junta los fragmentos que lleguen a tu mente en un orden lógico (si lo tienen) y escribe la pauta del sueño. Recuerda todos los detalles: emociones, conversaciones, pensamientos, acciones, imágenes... Todo lo que esté relacionado con el sueño es importante. Plantéate que es probable que te despiertes varias veces a lo largo de la noche y que has de utilizar unos minutos para escribir todos los detalles de tus sueños que recuerdes. Si tu ánimo en mitad de la noche no es precisamente el de un escritor, entonces anota sólo las palabras clave para retomar la pauta por la mañana y completarla. Es probable que pierdas todos los fragmentos que no anotes de inmediato. Cuando vuelvas a dormirte es posible que sueñes y despiertes de nuevo. Anota todos los sueños. Debes tener fuerza de voluntad para hacerlo, aunque te sientas muy adormecido en el momento de despertar.

Algunas Recomendaciones Adicionales
El primer sueño de la noche es el más corto, de unos diez minutos, mientras que en las primeras horas de la mañana pueden durar de cuarenta y cinco minutos a una hora.
Conseguirás despertarte después de cada sueño tan sólo con desearlo antes de irte a dormir.
Dormir durante períodos más cortos, con una siesta por la tarde, reporta un mayor número de sueños además de hacerte sentir más descansado.
Todo lo que sentiste, viste u oíste en el sueño es importante y debería ser registrado en tu diario.
Si sigues estos primeros consejos puedes conseguir una media de cuatro a cinco sueños muy vívidos al día. El objetivo es que alguno de esos sueños vívidos se convierta en ensueño.

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